Especiales Semana

Un desarrollo lejano

El próximo primero de enero, Santander cambia de dirigentes. Educación, vías, salud y seguridad, las prioridades de quienes tomen las riendas de esta zona.

11 de agosto de 2007

Las necesidades de la región son muchas. Para María Angélica Bueno, asesora de la Comisión Nacional de Reparación y Reconciliación, y hasta hace una semana miembro del Instituto de Estudios Políticos (IEP) de la Universidad Autónoma de Bucaramanga, el problema de la seguridad trasciende, se ha ubicado dentro de las prioridades de la ciudadanía y responde a un tema álgido en la agenda nacional.

Por eso, el proceso de desmovilización de los paramilitares es una bomba de tiempo, "puesto que no se han resuelto los mecanismos efectivos para la reinserción a la vida civil de estas personas", asegura Bueno.

En el tema coincide el director del Observatorio de Derechos Humanos de la Universidad Industrial de Santander (UIS), Julio César Acelas, quien agrega que es necesario que se aclaren los vínculos de algunos políticos con la para-política para recuperar credibilidad en los gobernantes y el liderazgo de la región.

En el tema específico de la seguridad, Acelas afirma que en Bucaramanga y la región se han disparado las cifras de atentados contra la vida. Bucaramanga pasó de ocupar el puesto 22 al noveno en el país en este aspecto.

El desafío en materia de desarrollo es igual de grande. La capital santandereana enfrenta problemas de movilidad, generados no sólo por las obras del Sistema de Transporte Masivo, Metrolínea, sino por sus atrasos. De igual forma, en los corredores viales de las zonas rurales aún es complicado el transporte de los productos, y la realidad refleja un abandono que no permite pensar en una productividad que aporte de manera significativa a la economía regional. Esa es una de las falencias que se deben considerar, según Elizabeth Martínez Pineda, economista-investigadora y directora de la Corporación para el Desarrollo del Oriente Colombiano, Compromiso.

Martínez piensa que se debe recuperar la vocación económica de Santander, con énfasis en lo rural, para generar un desarrollo que permita aportar en el problema del desempleo formal que tiene la región. Porque si bien es cierto que Bucaramanga tiene bajos índices de desempleo, eso contrasta con los de subempleo, que alcanza el 39 por ciento, según un estudio de Compromiso, y que no aporta a la economía de la región.

Para Julio Acelas y Elizabeth Molina, una de las necesidades de la región es aprovechar la ubicación geográfica en la que se encuentra para el intercambio comercial con Venezuela, pero para eso se requieren políticas que incentiven ese nicho, que ha sido desperdiciado.

"Venimos del cierre de grandes empresas. Con la privatización de las pocas que quedaban como Ecogás, Gasoriente, y las Empresas Públicas, no parece que haya una propuesta específica de desarrollo ", afirma la investigadora.

Nelson Molina Valencia, coordinador del grupo de opinión pública de la Universidad Pontificia Bolivariana, coincide con los otros analistas en que todos estos temas están atravesados por una falta de participación ciudadana en la toma de decisiones. La ausencia de procesos de veeduría, que permitan ejercer un control a la gestión pública, ubica muy atrás a Santander en la forma de hacer política, donde todavía están muy arraigados el clientelismo y la corrupción. Un desafío que, de seguro, no se podrá resolver en un solo período.