Especiales Semana

Una carta de amor de Carlos Pizarro

Las misivas de Carlos Pizarro a su compañera Laura demuestran que era mucho mas que un guerrero.

28 de mayo de 1990

SEMANA obtuvo una carta que Carlos Pizarro le envio el 2 de septiembre de 1984 a su compañera Laura, con quien desde el monte mantuvo una larga y estable relacion a traves de cartas.

Septiembre 284
Mi niña:

Hoy quisiera besarte y cuidarte. Hoy quisiera descansar en tu cuerpo. Hoy quisiera olvidar por unos instantes esta lucha colosal que asumimos como destino y soñar, soñar simplemente a tu lado. Pero como nos ha tocado siempre, no es aun el tiempo de parar. Toca seguir sembrando vientos y conduciendo tempestades.
Nuestra victoria de hoy es fragil y esta amenazada. Corresponde seguir con las manos firmes y la mirada alerta para evitar que el esfuerzo de una vida se vea comprometido.
Hoy no podemos frustrar esperanzas y frustrarnos. Entiendo las cosas asi, corresponde recrear el hoy y el ahora con nuevas y mayores audacias, abarcar la grandeza de esta epoca de cambios profundos y apasionadamente continuar esta apuesta de todo o nada de patria o muerte de vencer o morir. Alegra el saber que estamos en la ruta implacable de la victoria...

Y hablo en lenguaje historico porque todo en nuestras vidas esta marcado por el heroismo. Nunca asumimos el camino mas facil y trillado y nunca nos ha desbordado la angustia o la desesperanza. Nuestra mayor fragilidad la hemos hallado en la confusion, pero de ella nos ha salvado el honor y la locura. Hoy, despues de tantas tensiones internas, el rio va poco a poco reencontrando su cauce y los resultados son tan impecables que todos tienen que buscar en el porvenir la solucion a los incontables obstaculos de ayer.

Es la fiesta de Corinto. La iniciación de una época donde todos aportaron y nosotros fuimos una parte minuscula en este aporte.
. Sinceramente podemos sentirnos orgullosos de, nuestro aporte en la victoria.
El costo ha sido grande. Muertos nuestros enraizados en lo mas hondo de nuestros afectos nos llenan siempre de nostalgias, tus heridas y las de Spencer son espinas clavadas en mi ternura y mi memoria, pero ellas nos salvan y engrandecen. Todo el costo sumado todo, no ha sido esteril.
Todo ha sido cobrado en el tiempo de la victoria y sobre este tiempo se reconstruye la esperanza. Nunca una generosidad tan lucida como la nuestra ha tenido tan justo premio.
Que la alegria de hoy ahuyente nuestros dolores. Laura te quiero y quiero tu fuerza de hoy rodeada de retos que son mis retos y cuando pienses en ellos recuerda que amo todo lo que hemos tenido hasta hoy, lo venceremos juntos. Si no naufragamos en estos tiempos oscuros creo que juntos alcanzaremos los sueños y tengo la certeza de nuestra felicidad...

Si a veces parezco pasar por alto tu angustia, es porque tengo una absoluta seguridad en que el tiempo de rodearte de ternura y amor se esta aproximando y no dejara de llegar...

Mi niña: guarda mi amor, nuestro amor, construyamos el mas bello reencuentro. . .
Carlos