Especiales Semana

Una costumbre fresca

Durante años los mercados campesinos han permitido acceder sin intermediarios a los productos que luego ocupan la mesa familiar. Son los lugares de la ‘ñapa’, el ‘encime’ y el ‘regateo’.

20 de abril de 2013

La Alcaldía de Medellín, en alianza con la empresa privada, quiere dar el valor que se merecen los mercados campesinos,  para estimular no solo la permanencia de esa cultura sino los ingresos de los emprendedores de los corregimientos y barrios, quienes también reciben acompañamiento en procesos de producción, manipulación, comercialización y mercadeo de alimentos.

Si bien el paso del tiempo y la aparición de los supermercados han hecho que mucha gente deje de frecuentar las plazas, la idea de llevar los mercados campesinos a distintas zonas de la ciudad ha sido muy bien recibida. Cada sábado los parques de Laureles, Belén, Floresta, Santa Lucía, Carlos E. Restrepo, San Pablo, Mon y Velarde, Cristo Rey, El Poblado, San Antonio de Prado y San Joaquín se llenan de color y de gente que quiere revivir los vínculos que van más allá de los comerciales.

Frutas, verduras, conservas, flores, artesanías y alimentos preparados hacen parte de la oferta, que en mercados como el del parque La Presidenta, en El Poblado, ofrecen incluso  la posibilidad de hacer deporte o preparar un picnic.

Tejiendo redes

Eloísa sonríe todo el tiempo, aún cuando recuerda que en 2007 se quedó sin trabajo. Al principio le costó aceptarlo, pero hoy se ríe porque el incidente no solo le permitió hacer lo que le gusta, sino montar su propia empresa a base de materiales ecológicos y, además, ofrecerle empleo a otras personas.

Al preguntarle por su negocio, Eloísa se emociona y muestra una a una, las canastas de papel kraft tejido y excedentes de confección que diseña y vende. Aunque ella no las hace, es la encargada de pensar cada detalle y de ‘tejer’ toda la red de contactos, desde los proveedores de telas hasta los compradores, que aumentan en especial en los días de mercados campesinos, cuando Eloísa aprovecha para llenar las canastas con frutas, verduras y demás productos de los otros participantes.  

Para ella lo mejor de este espacio es la posibilidad de encuentro, de conocer gente y establecer alianzas, como a la vieja usanza. 

En la plaza mayor

A finales del siglo XIX, los habitantes de Medellín iban al mercado dominical de plaza mayor. Luego surgieron sitios emblemáticos como la Plaza de Flórez y la Plaza de Guayaquil. Con el crecimiento de la ciudad, se construyeron también otras plazas como la Plaza de la América en los años sesenta. En 1984, la ciudad abrió la Plaza Minorista José María Villa.