Especiales Semana

Una gambeta a la vida

Juan Estévez y Dioselina Bernal encauzan el destino de los niños menos favorecidos de Bucaramanga por medio del fútbol.

18 de junio de 2011

El sueño de ser cracks estaba en los 22 niños que perseguían ese balón desgastado que rodaba por la cancha del Club Bumangués, donde el fútbol, la humildad y la ilusión de ser Lionel Messi se encuentran cada domingo. Allí, con poca técnica y táctica, sin marcar, ni dar patadas, los pequeños le hacen su mejor partido a la vida.

Cerca, en un banco improvisado, las voces de Juan Estévez, entrenador de vocación y campesino de nacimiento, y de Dioselina Bernal, madre de más de mil jóvenes, entre ellos, los cinco que salieron de su vientre, dan ánimo a sus pupilos. Ambos se la 'juegan' por el otro de forma gratuita.

Su gran corazón no tiene límites. Dioselina, por ejemplo, es una incansable luchadora por la causa ajena, con la que combate desde hace 40 años, cuando a sus 18 años antepuso a su nombre el apodo cariñoso de 'mamá'. A ella, las adversidades la han hecho asumir diferentes roles: cocinera, vendedora de rifas (para mantener a sus huéspedes) y entrenadora de fútbol son algunos, y la lista sigue… "Comencé mi labor en San Vicente de Chucurí y Barrancabermeja, antes de llegar a Bucaramanga; en el norte, en un lote pequeño y arrendado cuido de niños, ancianos y madres solteras. Les enseño a leer y escribir, así como algunas 'artes' para que luego se defiendan. Cocino y me rebusco los alimentos. A veces pasamos con una sopita, pero somos felices", dijo la creadora de la Fundación 'Mamá Dioselina'.

Sin vestirse de cortos, ni tener diploma de la FIFA, forma a sus cinco equipos, con niños entre 6 y 16 años que juegan en los andenes del barrio Regaderos Norte, sector deprimido de la Ciudad Bonita; les dice cómo tienen que moverse, marcar y destaparse; palabras sabias que los motivan para ir la cancha, a la espera de que una volqueta los lleve; si no, tocó a pie.

Con más conocimientos futboleros que su rival en el banco, Juan de la Cruz Estévez, técnico desde hace 49 años y quien ha descubierto el talento en muchos jóvenes, tiene su escuela de fútbol, en la que junto con sus hijos Freddy y Diego entrenan sin ningún costo a niños de diferentes edades y condición social; puro amor al arte, o mejor, al fútbol y al prójimo. "El Club Bumangués comenzó hace 38 años en calles y andenes. Hoy tenemos siete equipos en la liga con niños entre 8 y 16 años. Los domingos la 'canchita' se llena de pequeños, algunos de varios hogares comunitarios, quienes se divierten jugando, lo que me da felicidad, pues no hay nada que supere la sonrisa de un niño", manifestó Juan, quien ha formado a varios futbolistas profesionales; entre ellos, Luis Enrique Delgado, hoy portero de Millonarios.