Especiales Semana

Universidades a la carta

El tamaño, la infraestructura, el ambiente, los deportes, la cultura, todos son factores que pesan para escoger universidad. Pero sobre todo hay que medir qué tanto lo hará desarrollar el talento.

16 de septiembre de 2002

Han pasado sólo unos pocos minutos después de las 12 del sábado en la noche y el celular de Carlos Alberto Morantes no para de sonar. Al otro lado de la línea su mamá le reprocha por no estar donde él le había dicho. Esto le hace presagiar la discusión fija de ese día. El tiene dificultad para decidir y su familia está preocupada porque ya va a terminar su bachillerato y todavía no sabe para dónde va. "Me gusta el comercio exterior o algo parecido", dice, pero sin certeza.

De su decisión depende no sólo el ambiente en el que va a pasar una buena parte de su tiempo durante los próximos cinco años sino que sentará las bases de su formación profesional. Escoger la universidad es una de las inversiones de la vida que debe requerir mayor análisis. En el caso de Carlos el costo es fundamental. Casi tres millones de pesos por semestre es la primera distancia que hay entre él y su sueños. "Es un pago difícil para mis papás", dice.

Seleccionar universidad es tan complicado como escoger carrera. Medir cuáles instituciones tienen calidad y además se ajustan a la personalidad de cada uno implica una buena investigación.

La universidad es algo más que una colección de materias y unos salones. Muchos profesionales afirman que las discusiones en la cafetería, las actividades extracurriculares, deportivas, los cursos complementarios, las conferencias fueron tan importantes -y a veces más- como el estudio de las diversas asignaturas.

Juliana, por ejemplo, está en primer semestre de derecho en la Nacional. Ella dice que valora sobre todo el altísimo nivel de debate que se da, no sólo en las clases con profesores de líneas de pensamiento totalmente contrarias sino entre compañeros que vienen de muchas partes del país y de diferente clase social. "Eso lo concientiza a uno rápido del mundo en el que está", dice.

Una universidad gigante y diversa como la Nacional, la de Antioquia o la del Valle se ajustan a personalidades como la de Juliana. Otros estudiantes quizá prefieran una escuela más pequeña, donde no se sientan tan perdidos, una institución en la que brinde calidad, como el Colegio Universitario Colombiano, especializado en odontología, o el Icesi de Cali, sean tratados con familiaridad y los conozcan por su nombre.

Intereses múltiples

Ahora bien, a algunos estudiantes enamorados del deporte no les interesa si son muchos o pocos los alumnos de un plantel sino que tenga buenas instalaciones deportivas y se incentive su disciplina. Erasmo Jácome, por ejemplo, que estudia séptimo semestre de ingeniería de sistemas en la Universidad del Norte, en Barranquilla, dice que le resultó clave encontrar una institución que le permitiera continuar con su vocación como deportista. Había dejado la Selección Atlántico de fútbol.

El portafolio de deportes que ofrecen algunas universidades es casi igual de grande al de profesiones. Van desde los tradicionales deportes de equipo, como son fútbol, baloncesto y voleibol, hasta actividades como el judo, la esgrima, la capoeira e incluso el tejo, que se practica en la Universidad Católica. Algunas, como la de Medellín o la UIS en Bucaramanga, incluso dan becas o incentivos a los mejores deportistas.

La modalidad de convenios con cajas de compensación u otras entidades recreativas les permite a los estudiantes de muchas universidades disfrutar de unas instalaciones deportivas que difícilmente tendrían.

Algunos estudiantes tienen la necesidad de contar con un verdadero campus, con paseos y áreas verdes. Para María Claudia Gutiérrez, directora del área de bienestar universitario en la Universidad de la Sabana, "el contacto con la naturaleza ayuda a elevar el alma". Ese plantel tiene un campus en las afueras de Bogotá, con casi 23 metros de verde por estudiante. Es un privilegio también de otras universidades, como la Santiago de Cali, la Javeriana en Cali y la Nacional de Colombia en Bogotá. No es algo imprescindible para un buen resultado académico pero, como dice Gutiérrez, "facilita la labor del estudiante y el desarrollo humano".

Un campus académico no lo es si la cultura no permea por todos lados. Para Andrés Martínez, estudiante de segundo año de idiomas en la UIS, en Bucaramanga, haber estado en el comité del festival de cine y estar ahora en el del festival internacional de piano ha sido muy formativo. Cada universidad tiene múltiples actividades: tunas, coros, grupos de teatro, danza, cine clubes, cuentería, entre muchas otras alternativas.

Las universidades también tienen diversas orientaciones filosóficas o religiosas. Algunas son laicas, libres, y el eje de su formación es precisamente esa condición. Otras, por el contrario, son confesionales y hacen énfasis en la formación religiosa. El hermano Fabio Gallego, rector de la Universidad de la Salle, dice que, a diferencia de lo que muchos creen, los jóvenes hoy están volviendo a recuperar la dimensión espiritual. Por esto en su plantel se diseñan actividades de extensión con las familias de los estudiantes, a las que piden que acompañen a sus hijos en su proceso de formación. En esta universidad se incluye, dentro de los planes básicos de las carreras, cultura religiosa, 'lasallismo' y ética. Gallego asegura que "esto no significa que se les diga qué deben creer, acá se respeta el pensamiento de cada uno". En la Universidad Javeriana (de jesuitas) también es importante la formación religiosa. Los alumnos tienen que tomar cursos obligatorios, como 'cristología'. Políticas similares tienen la UPB de Medellín (confesional de la Iglesia Católica), la San Buenaventura (de franciscanos), y la Santo Tomás (de dominicos).

"Elegir carrera es diferente a elegir universidad", dice Víctor Manuel Mejía, vicerrector de la Universidad Católica. "No es lo mismo estudiar ingeniería en una universidad industrial que en una católica, los planteamientos filosóficos, los enlaces ideológicos y la conexión del estudiante con su entorno social variarán mucho entre una y otra".

La clave

En el corazón de todas estas actividades en que los estudiantes se forman y aprenden está la academia. Por eso la médula que alimenta todo lo demás tiene que ser de calidad. Si no es así la universidad tiene una pata coja. ¿Y cómo se mide calidad? Las universidades que de forma voluntaria han sometido sus programas, e incluso ellas mismas como instituciones, al escrutinio y evaluación del Consejo Nacional de Acreditación (CNA) sin duda están caminando con decisión tras la excelencia académica.

Las instituciones buenas se caracterizan además por vincular un mayor número de profesores de tiempo completo. Según un informe del Banco Mundial, el promedio nacional de profesores de tiempo completo por alumno en las universidades privadas es de 74. Si alguna entidad tiene una tasa mucho mayor el aspirante debe estar alerta. Son los profesores dedicados a la academia quienes tienen el tiempo para preparar mejor sus clases, investigar y orientar a los estudiantes. Las instituciones que gozan de una planta adecuada de profesores de tiempo completo adquieren un ritmo difícil de alcanzar por las que escogen vincular a sus docentes bajo la modalidad de hora cátedra.

Es cada vez más necesario que los docentes tengan magíster o doctorados en las áreas que enseñan. Una universidad líder en este campo es la del Valle, en Cali. Tiene la mayor densidad de profesores con PhD de las universidades públicas del país, un 22 por ciento y un 48 por ciento con maestrías. Por supuesto, la Nacional es la que tiene el mayor número de doctores enseñando, 321, y 813 con maestría. La Universidad de los Andes tiene el récord en el país: un 38 por ciento de sus profesores tienen PhD y un 42 por ciento maestrías. Su meta es que para 2005 no haya un solo profesor sin posgrado. En la del Norte, pese a ser una universidad que no es de la capital del país, tiene 30 profesores con PhD y 150 con maestría. Esta, como las demás mencionadas, hacen un esfuerzo financiero grande para que sus docentes se califiquen incluso en el exterior.

El mayor acceso a la información y a recursos tecnológicos adecuados es otro de los aspectos que ayuda a diferenciar las instituciones. Muchos creen que Internet ya desplazó al libro impreso. Para Nelly Acevedo, bibliotecóloga de la Universidad Militar Nueva Granada, en realidad son herramientas que se complementan. La Militar, en consorcio con 74 universidades más, el Icfes y la Hemeroteca Nacional, acceden a bases de datos que tienen artículos de revistas especializadas a nivel mundial en áreas como biología, ingenierías y humanidades. "Por la agilidad con que se consulta y se difunde la información es una herramienta clave para investigadores y estudiantes", dice.

La excelencia académica generalmente se traduce en publicaciones propias de la universidad. En ellas los profesores dan a conocer sus avances en investigación y su trabajo se hace público en permanente discusión con el profesorado y los alumnos. Estas son un motor de conocimiento innovador. Las universidades que tienen varias revistas especializadas demuestran mejor calidad que las que no las tienen.

El respaldo que tenga la práctica de los estudiantes también es fundamental. En ingeniería, por ejemplo, es importante que haya departamentos de ciencias básicas, laboratorios (de máquinas-herramienta, redes de computadores y programas que permitan diseño de software, etc. ), centros de investigación y producción científica.

En una universidad donde haya investigación avalada por Colciencias los estudiantes pueden crecer como seres creativos. Sergio González, egresado del Juan Ramón Jiménez de Bogotá, por ejemplo, pudo desarrollar su talento al máximo en la Universidad de los Andes, de dónde se graduó magna cum laude. Su tesis de ingeniero de sistemas, 'Motricidad para agentes animados', en la que se controlan diferentes seres y objetos en mundo virtual, hubiese sido imposible si su universidad no tuviera los instrumentos y el nivel investigativo que tiene.

El dominio del inglés es otra de las competencias fundamentales en el mundo laboral de hoy. Hay universidades que tienen convenios con centros especializados, o como la Universidad Eafit, por ejemplo, que tiene su propio centro de idiomas que incluso sirve a terceros. Tan clave como dominar otro idioma es estar familiarizado con los programas de computación más utilizados hoy. Instituciones como el Politécnico Grancolombiano tienen acuerdos con firmas especializadas para servir a todos sus estudiantes.

Es por supuesto central que la universidad esté al servicio del país, que atienda sus necesidades de desarrollo. Pero es igualmente importante que conecte al estudiante con el mundo. Por ejemplo, Laura María Bonilla, alumna de economía y negocios internacionales en el Icesi de Cali, hizo un semestre de intercambio en la Universidad de Idaho, en Estados Unidos. Como le fue bien la becaron y terminó allá su carrera. Fue una oportunidad que difícilmente hubiera podido tener por los costos que esto conlleva.

La selección de la universidad lleva implícita la idea de futuro al que se aspira. Aquí es donde muchos le dan mayor peso en la balanza al buen nombre de la institución. Sin embargo hay que tener cuidado porque no todo lo que brilla es oro: en las universidades reputadas por una carrera puede haber otras regulares; y una universidad que no se ha distinguido mucho puede haber experimentado mejorías enormes como ha sucedido, por ejemplo, en la Universidad del Magdalena, bajo el liderazgo de su nuevo rector, Carlos Caicedo.

Aunque el prestigio de la universidad pesa a la hora de buscar trabajo, son las virtudes del candidato a emplearse las que en realidad importan más. "Hay muchos ejecutivos colombianos ubicados en las más importantes empresas de la región y no necesariamente son egresados de las universidades más reconocidas del país", dice Roberto Hall, presidente de Top Management Internacional, firma que desde hace 33 años selecciona y evalúa a muchos de los ejecutivos del país.

En la tabla que sigue se encontrará información acerca de cada uno de estos criterios, tanto los académicos fundamentales como los demás que aprecian los universitarios. Es la primera vez que se recolecta en las mismas universidades esta información. Al leerla hay que tener en cuenta tres criterios básicos:

Construya sus propios indicadores de calidad y confróntelos contra lo que le están ofreciendo.

Converse con algunos profesionales recientemente graduados de la universidad, donde quiere estudiar, ellos le darán muchas claves.

?y sobre todo, húyale a la mediocridad.