Especiales Semana

A la vuelta de la esquina

Aunque no son la mejor inversión, para quienes quieren invertir en dólares la mejor opción del 93 está en Colombia y en los países vecinos.

22 de febrero de 1993

LOS DOLARES ERAN HASTA hace dos años una inversión segura y obligada de todo colombiano con dinero. No es que hayan dejado de serlo, pero definitivamente la proporción del capital debería estar disminuyendo. Eso lo confirma el crecimiento, de las reservas internacionales en 1992, que a pesar de un incremento sustancial de las importaciones y una disminución real de las exportaciones, aumentaron en 1.300 millones de dólares.
Pero como todavía existe una suma importante de capital colombiano en el exterior y en la actualidad se puede tener por fuera sin autorización previa y de manera legal hasta medio millón de dólares, la inversión en esta divisa es tema obligado.
Para quien no dispone de sumas superiores a 50.000 dólares la alternativa principal siguen siendo los certificados de depósito. A esos niveles no se pueden esperar rentabilidades superiores al cuatro por ciento al año.
Quienes pueden invertir más tienen más alternativas. Un buen portafolio debe tener tanto papeles de renta fija, en particular bonos, y renta variable, léase acciones. Esa inversión se puede hacer de manera directa o a través de fondos mutuos. Sin embargo, en 1992 el resultado de las acciones fue muy pobre. Aunque para suerte de unos pocos algunos fondos obtuvieron altas rentabilidades (ver cuadro) el rendimiento ponderado de las 500 empresas de Standard & Poor fue inferior al uno por ciento y este año las cosas no pintan mejor. En materia de papeles de renta fija se pueden obtener rendimientos del orden del seis por ciento anual, al cual hay que descontarle las comisiones de manejo. Curiosamente en el 93 las mejores inversiones en dólares para los colombianos pueden estar a la vuelta de la esquina. Se trata, en concreto, de bonos emitidos por la República de Colombia, por la República de Venezuela o por entidades como la Corporación Andina de Fomento. El primer experimento de esta índole tuvo lugar entre fines de 1991 y mediados de 1992 con los Bonos Ley 55 de 1985. Esa emisión de 500 millones de dólares se colocó en su totalidad con una tasa de interés del nueve por ciento anual y a plazos de tres, cinco y siete años. También se colocaron en Colombia 250 millones de dólares autorizados por el Decreto 700 de 1992 en condiciones similares a las anteriores. Esos bonos se pueden comprar este año en el mercado secundario que está tomando fuerza. Con tasas del nueve por ciento anual y exención tributaria superan los rendimientos que se podrían obtener con bonos similares en Estados Unidos. Para un inversionista en el nivel tributario más alto, estos bonos pueden tener un rendimiento efectivo del 40 por ciento en pesos.
Para el primer semestre de este año se habla ya en los mentideros de dos colocaciones interesantes: una de 50 millones de dólares por parte de la Corporación Andina de Fomento -CAF- y la otra por parte de la República de Venezuela por valor de 100 millones de dólares. Los términos en que se van a emitir esos bonos no están definidos aún, pero es de esperarse que sean similares a los de las emisiones colombianas del año pasado. Lo interesante de estas es que por primera vez entidades extranjeras recurren al ahorro del mercado de capitales colombiano.
Existe también la posibilidad de invertir en papeles de deuda latinoamericana y en particular en los llamados papeles comerciales. Estos son valores emitidos por compañías mexicanas, brasileras o argentinas de gran categoría, a 180 días con tasas en dólares del orden del siete por ciento anuaL Las inversiones más interesantes en este campo las constituyen hoy por hoy las compañías industriales mexicanas y, en menor grado, las entidades financieras argentinas. En materia de riesgo soberano esta también la posibilidad de los CT's mexicanos, que son títulos oficiales del tesoro de ese país cuyos rendimientos son del orden del ocho por ciento en dólares.
La inversión en fondos de acciones de mercados emergentes presenta también buenas posibilidades para 1993. Probablemente los rendimientos no sean tan importantes como los del año pasado, pero se estima que los retornos de esas inversiones se sitúen entre el 15 y el 18 por ciento anual en dólares. Para el que quiera aventurarse al campo de la finca raíz la cosa se ha vuelto mucho más compleja que en el pasado. Los precios de la propiedad en algunas ciudades como Nueva York cayeron de manera dramática y la venta, cuando se necesita la liquidez, puede ser lenta y difícil. Sin embargo existe un instrumento financiero vinculado a la finca raíz que el año pasado tuvo un buen desempeño. Se trata de los Real Estate Investment Trust o REIT, que son inversiones fiduciarias en finca raíz que rentaron en promedio el 6.5 por ciento en 1992. Desde luego no tienen la rentabilidad que tenía la finca raíz en Estados Unidos en el pasado, cuando se podía duplicar el dinero en un año, pero se desempeñaron mucho mejor que las acciones y aún que los bonos. Los REIT son títulos emitidos por compañías que invierten los recursos captados en propiedades, que desarrollan y administran, y que reparten anualmente dividendos que resultan de las utilidades que generan.
El dólar norteamericano ha tenido en los últimos meses un repunte importante frente a las monedas europeas, con excepción del marco alemán y el franco suizo. Eso deberá hacer reaccionar las inversiones en Estados Unidos. Pero como el mundo de los inversionistas internacionales esta más allá de la mayoría de los colombianos de pronto lo más recomendarle para 1993 es quedarse con lo que brinda el vecindario.