Balotelli celebra el segundo gol de la semifinal contra Alemania. | Foto: EFE/AP

EUROCOPA

‘Super Mario’, el diferente

Su apellido debía ser Barwuah, de Ghana, la república del África ecuatorial que más parece una fábrica de futbolistas. Por adopción, Mario se convirtió en un Balotelli y hoy tiene celebrando a un país envuelto en varias crisis.

Andrés Alba Escamilla
29 de junio de 2012

Despertar pasiones extremas, amores y odios a la vez, es una característica de los más grandes... malos y buenos. Y más grande se es aún cuando la abnegación misma del egregio sobre la adversidad es el motor de su empresa.
 
Ese es Mario Balotelli, 'el diferente', el de las rabietas, las malas caras y los escándalos, el hombre que hoy tiene a Italia en la final de la Eurocopa y al mundo del fútbol fascinado como la pieza clave de una 'azzurra' también diferente.
 
La superación del efectivo pero empalagoso 'catenaccio' -la tradicional estrategia ultra defensiva- a cambio de una propuesta ambiciosa y corajuda de juego es lo que la hace especial, pero sobre todo, que ahora, la camiseta que alguna vez estuvo reservada para la descendencia del imperio o el destacamento fascista la viste un negro, el primero en la historia, y él es el héroe.
 
Su apellido debía ser Barwuah, de Ghana, la república del África ecuatorial que más parece una fábrica de futbolistas. En 1990, sus padres biológicos, Thomas y Rose se trasladaron a Palermo, en la mitad del Mediterráneo para allí dar a luz a Mario.
 
Luego, tras superar un problema intestinal del pequeño que por poco le cuesta la vida, partieron en busca de un destino poco más afortunado en Bagnolo Mella, al norte del país. Allí, en la región de Lombardía, bajo sugerencia de las autoridades sociales, Mario se convirtió por adopción en un Balotelli.
 



Comenzó a jugar, y como cuentan siempre los 'caza talentos', o los primeros técnicos de los cracks, así lo dice Walter Salvioni para el Daily Mail, el entrenador que lo descubrió en el A.C. Lumezzane: "Estaba viendo el entrenamiento de los jóvenes, cuando de repente, luego de cinco minutos supe que debía tener a Mario en el primer equipo. Era increíble, su toque era fantástico".
 
En su debut, su equipo que presentaba una mala campaña jugaba contra uno de los mejores de aquella liga. Entonces 'el diferente' entró al final y luego de un tiro de esquina marcó el gol de la victoria.
 
Así comenzó y así creció, lejos de los Barwuah y con las posibilidades de los Balotelli. Su padre biológico asegura que lo cedieron en adopción solo por un tiempo, mientras se mejoraba la situación financiera de la familia. Pero con los años Francesco y Silvia, los Balotelli, fueron extendiendo la posesión del niño y la justicia le impidió a su familia original hacerse con él de vuelta. Thomas dice que Mario se fue alejando de ellos, al punto que ya "ni tenía tiempo para dedicarles". Finalmente su relación se enfrió.
 
"Ya ni nos recuerda, ni los cumpleaños ni las navidades... no es el mismo que era, siempre riendo y sonriendo", dice su padre. Mario responde que su familia lo buscó solo cuando se dio cuenta de su fama, y que cuando era chico lo abandonaron en un hospital.
 
Pero su gran lucha está en otro lado, en las canchas que son el reflejo de la sociedad, o en la sociedad que se refleja en las canchas. Su madre adoptiva dice que "aunque él nació y creció en Italia ha tenido que sufrir la humillación de ser considerado un extranjero".
 
Y aunque en 2008, cuando cumplió 18 años consiguió oficialmente la ciudadanía, de nada sirve un documento si no se hacen los méritos. Como si fuera poco, hoy es él quien tiene celebrando a un país envuelto en varias crisis.
 
Es un héroe, y a menos que la mejor España de todos los tiempos se interponga en su camino, está predestinado a convertirse en el verdadero emperador.