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Por la mansión Playboy de Hugh Hefner han pasado actores, cantantes, modelos y cientos de conejitas, y son famosas las fiestas interminables que allí tienen lugar.

15 de agosto de 2004

¿Cuántos secretos no esconderán sus rincones? Jill Ann Spaulding, que en 2002 posó para la revista de Hefner, quiso responder a esta pregunta con sus memorias. La obra titulada Jill Ann: Upstairs revela cómo el hogar del magnate de 78 años está lejos de ser "la casa de los sueños de Barbie", como este lo ha hecho creer. "Es una casa de cambio donde se comercia con sexo peligroso por fama y popularidad", cuenta. Asegura que Hefner tiene 12 conejitas esclavas cuya tarea es satisfacerlo todos los miércoles y viernes durante una jornada llamada "noches de sexo". El ritual empieza con un baño seguido de una orgía. "En su dormitorio hay dos grandes pantallas donde se proyecta cine porno, mientras él escoge a unas chicas para tener relaciones sexuales. A las que están con él les exige que griten mucho, y las que permanecen fuera del acto tienen que simular relaciones lésbicas", relata. Además afirma que nadie se protege y nunca se realizan pruebas de sida: "A

Hefner no le importa, y a ellas se les olvida porque reciben dos mil dólares a la semana".