Home

Gente

Artículo

AL QUE LE CAIGA EL GUANTE...

La prueba de los guantes a que fue sometido 0.J. Simpson parece haber sido un gran error de la Fiscalía.

17 de julio de 1995

SI LOS NIVELES de audiencia al juicio de O. J. Simpson habían descendido a causa de la lógica fatiga de los televidentes estadounidenses, el jueves anterior la audiencia volvió a conectarse para presenciar uno de los momentos más dramáticos en el caso que se le sigue al astro del fútbol norteamericanó por doble asesinato. Ese día, el acusado tuvo que ponerse los guantes que habría utilizado para apuñalar a su ex esposa y al amigo de ésta, Ronald Goldman, el 12 de junio de 1994.
El fiscal Christopher Darden pidió que Simpson se los probara sin la presencia de los jurados pero el juez Lance Ito dijo que eso se debía realizar por una sola vez y ante el panel. Simpson se puso primero unos guantes de látex para no contaminar la evidencia y luego empezó a ponerse los de cuero encima. Ante la mirada de los miembros del jurado, el ex astro del fútbol tuvo que mostrar sus manos enguantadas e incluso recoger un marcador.
Minutos antes, Simpson pareció tener dificultades para ponérselos. Mientras trataba de enfundar sus manos en ellos, el acusado dijo en dos ocasiones, "es muy pequeño". Fuera del Tribunal, Darden dijo a los periodistas que Simpson había doblado sus pulgares para que fuera más difícil ponérselos.
Pero lo cierto es que el fiscal cometió un gran error al pedir esta prueba. Como se recuerda, estas prendas son la principal evidencia que, junto con los exámenes del ADN, existen contra el jugador. Uno de los guantes fue encontrado por la Policía en el escenario del crimen y el otro en la residencia del jugador, a unos tres kilómetros de distancia.
Hasta ese momento la Fiscalía había logrado -en un hecho que fue calificado como un sorprendente golpe de suerte- demostrar que los guantes habían sido regalados por Nicole a su ex esposo. Con los respectivos recibos de Bloomingdale y de American Express se logró establecer que Nicole había comprado, en 1991, unos del mismo color, marca y talla extralarge, con lo cual se supo que existían y que pertenecían a O.J Simpson. Esa discusión estaba cerrada hasta que al fiscal se le ocurrió que se realizara esta nueva prueba para demostrar que eran de él.
Con tan mala suerte, que lo que quedó claro para muchos -y a lo mejor también para el jurado- es que, a la medida, no le quedaban. Una encuesta realizada después mostró que la mitad de la opinión pública cree que son de él pero la otra mitad piensa que le quedaban pequeños. Según explicaron los expertos, no todo pudo haber sido truco de Simpson. En primer lugar, porque el jugador tuvo que utilizar debajo unos de látex, lo cual significaba meter el guante sobre otro y, por delgados que fueran, aumentaban el volumen de la mano. Y segundo, porque un guante que ha sido mojado se achica y endurece, y éstos, cuando fueron encontrados, estaban empapados en sangre.
En conclusión, a la Fiscalía le habría ido mejor si hubiera dejado las cosas como estaban y ahorrarse este debate. Antes, lo que había era una duda razonable. En cambio ahora, lo que parece es que la prueba de los guantes más que a la Fiscalía, le sirvió a la defensa.