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ANATOMIA DE UN ESCANDALO

Un desconocido sicoanalista argentino podría convertirse en el autor más vendido este año en Hispanoamérica con la historia novelada de un anatomista italiano que descubrió el clítoris.

21 de julio de 1997

A los novelistas les toca leer muchas cosas históricas y científicas para poder mentir con autoridad a sus lectores. Carlos Federico Andahazi estaba cumpliendo con ese rito hace unos tres años cuando descubrió el tema de una de esas obras que, de la noche a la mañana, catapultan a los escritores desconocidos a las cumbres de los best seller.El sicoanalista argentino, que entonces tenía 29 años y lo único que escribía sin vergüenza eran historias clínicas, estaba preparando una novela urbana con escenarios y personajes contemporáneos. En su afán por darle un toque de precisión científica a uno de sus relatos de la novela, decidió consultar un viejo Tratado de la Historia del Cuerpo Humano, en el cual se topó accidencialmente con la biografía de Mateo Colón, un anatomista italiano del siglo XVI, a quien se le atribuye haber sido el primero en descubrir la función de los pulmones en la oxigenación de la sangre. El trascendental hallazgo parecía no obstante ensombrecer otro dato biográfico no menos importante, y era que el anatomista había sido el descubridor de las funciones del clítoris.Con la búsqueda de Andahazi había nacido, además de una idea genial, una ironía: Colón había descubierto el clítoris de la misma manera que el autor lo había encontrado a él, por accidente, y ambos tendrían que afrontar el peso de la censura con una diferencia de 438 años.
El otro Colón
Dice el autor que durante un análisis de rutina de cadáveres de mujeres el anatomista italiano fijó su atención en el órgano y después de múltiples confirmaciones en los cuerpos vivos de prostitutas venecianas lo bautizó con el nombre de Amor Veneris.El dato era muy bueno para no ser novela. El personaje se llamaba Colón, había descubierto un mundo nuevo _culturalmente inaccesible_ de cuyas virtudes quería apoderarse para tener su control. Andahazi se dedicó de lleno a recrear la historia del tímido anatomista de Padua, autor de De Res Anatómica, que en el mundo de ficción del escritor se dedicaría a colonizar el cuerpo de la mujer con la premisa de que "al hacer uso de este órgano se podía ganar el amor de cualquiera", explicó el autor en entrevista telefónica con SEMANA. Su mayor preocupación, a partir de este punto, no fue necesariamente la filigrana histórica del descubrimiento _de hecho, algunos historiadores no tienen certeza sobre el aporte de Colón en la génesis científica del clítoris_ sino el de construir un ambiente para el personaje. "Es una versión muy escenográfica de Europa, que no es verdad pero es verosímil, y en eso consiste la ficción", afirma Andahazi.Aunque el sicoanalista era reacio a los torneos literarios, a última hora se animó y presentó la obra a un concurso organizado por la Fundación Fortabat de la acaudalada empresaria argentina Amalia Lacroze, heredera del rey del cemento en ese país. La novela, titulada El anatomista, cautivó a los jurados de la fundación, quienes le dieron al sicoanalista el primer premio de 15.000 dólares, pero escandalizó a doña Amalita. Andahazi dice que comprendió Los primeros indicios del disgusto cuando un funcionario de la fundación le dejó un mensaje en su contestador telefónico, en el que le informaban que la ceremonia de entrega del premio había sido cancelada, sin dar mayores explicaciones."Era una falta de respeto", dijo Andahazi, quien finalmente recibió el premio sin celebraciones. "No solo para con la novela si no con los jurados que la habían escogido". Al día siguiente el escritor no tuvo que buscar más explicaciones. Doña Amalita había ordenado publicar en los períodicos un aviso acusando a la obra de "no contribuir a exaltar los valores más elevados del espíritu humano". Las críticas al anuncio y la cancelación de la ceremonia no han escampado desde entonces, en gran parte debido a que muchos recordaron que la empresaria escandalizada simpatizó con las dictaduras militares argentinas."El problema obviamente no es el sexo _ escribió el dramaturgo y periodista argentino Mario Diament_ sino el miedo a la libertad que aún sobrevive en algunas petrificadas mentalidades argentinas, hundidas en la melancolía de los tiempos en que la injusticia era tan natural como incuestionable".Lo que sin duda exaltó la obra fueron las ventas. Desde que fue publicada en marzo por Planeta la novela se ha dispu-tado el primer lugar de ventas en Argentina con Los cuadernos de don Rigoberto, de Mario Vargas Llosa, y hay quienes no dudan que será una de las obras de mayor venta este año en el mundo hispanoamericano. La novela, lanzada en España la semana pasada, cayó en manos del mundo cinematográfico y Andahazi está considerando tres propuestas, una de ellas del productor checo Mylco Foreman y otra de la casa productora de Antonio Banderas. Por ahora ya recibió un adelanto de la editorial norteamericana Doubleday de 200.000 dólares y la aprobación de un plan para traducirla a 15 idiomas.El 5 de julio el autor llegará a Colombia para lanzar el libro y hacer una disección al público de la anatomía de su éxito literario. nn Colón fijó su atención en el órgano y lo bautizó 'Amor Veneris'El personaje se dedica a colonizar el cuerpo de la mujer con la premisa de que "al hacer uso de este órgano se podía ganar el amor de cualquiera", explicó Andahazi a SEMANALas frases del disgustoEl anatomista está lleno de frases explícitas referidas al descubrimiento de Mateo Colón. Frases que provocaron el disgusto de la directora de la Fundación que premió la novela. Estas dos son un ejemplo de ellas:Este órgano es, principalmente, la sede del deleite en las mujeres. Esta protuberancia que surge del útero cerca de la abertura que se llama boca de matriz es el origen y el fin de todas las acciones destinadas al placer sexual .Quiero deciros que la mujer se halla gobernada por la influencia del amor veneris y que todas sus acciones, desde las más nobles hasta las más repugnantes, desde las más dignas y honrosas hasta las más viles y despreciables, no encuentran más fuente que el órgano que os he mencionado .