Home

Gente

Artículo

| Foto: Harper's Bazaar / Wikicommons

Gente

Andrew Cunanan: El gigolo americano que acabó con la vida de Gianni Versace

Una semana después de dispararle a Versace su asesino se suicidó, dejando un rastro de sangre por Estados Unidos. Así narró SEMANA su historia en 1997.

25 de agosto de 1997

Desde hace tres meses el nombre de Andrew Cunanan fue sumado a la lista de los hombres más buscados por el FBI. Aunque sólo estaba acusado de un cargo por homicidio había suficientes indicios para involucrarlo en una racha de asesinatos por todo Estados Unidos y para considerarlo como un hombre altamente peligroso.

A pesar de los esfuerzos que se venían realizando desde entonces para capturarlo el FBI siempre se encontró con un hombre audaz que se les escabullía en el último momento. Además Cunanan era un camaleón capaz de cambiar su identidad con la misma facilidad que cambiaba de ropa. Un día era un aspirante a actor y otro un exitoso comerciante o un agricultor millonario de las Filipinas. También podía ser un hombre de familia y para hacer sus fantasías más creíbles con frecuencia pasaba entre sus amigos una foto de sus hijos. Su capacidad de mentir era ilimitada. Inventaba nombres y apellidos y nuevas identidades.

Para muchos siempre fue Andrew Da Silva, un CEO de Hollywood con una mansión en la Riviera. En los últimos meses sus amigos se sorprendieron por su nueva identidad: ser uno de los 10 hombres más buscados de Estados Unidos. Aunque ya estaba en la mira de las autoridades, sólo hasta el asesinato de Versace el FBI y la policía realizaron un esfuerzo conjunto para encontrarlo. Después de un largo operativo, el miércoles pasado Cunanan fue hallado muerto en una casa flotante en Indian Creek. Aparentemente se suicidó después se sentirse acorralado por las autoridades. Cunanan era el menor de cuatro hijos de una familia de clase media de ascendencia filipina.

Puede leer: Asesinato de moda: 20 años después de la muerte de Gianni Versace

En el colegio era un niño precoz, inteligente y amable con sus compañeros que desde muy temprano sintió una especial fascinación por la exquisita vida de los millonarios. A los 20 años era un cotizado gigolo que seducía a hombres ricos, quienes le ofrecían a cambio ese mundo de lujos y extravagancias con el que Cunanan soñaba. Para muchos él era algo más que un prostituto homosexual de clase alta porque fuera de sexo les ofrecía una buena compañía. Sabía de arte, hablaba varios idiomas y conocía las exigentes reglas de etiqueta de la clase social en que se movía. Sin embargo últimamente su vida estaba en crisis. Al parecer Cunanan se había enterado de que era portador del virus del sida.

Además de lo anterior, había tenido una serie de fracasos amorosos con sus últimos amantes y por primera vez era rechazado por otros hombres. Cunanan empezaba a percibir que los años empezaban a dejar su huella. Con unos kilos de más, ya no era el mismo hombre atractivo y cautivador de siempre. A raíz de su crisis comenzó a tener problemas de dinero, al punto que tuvo que vender droga para mantener su alto estatus de vida. Con todos esos problemas el lado brillante de Cunanan el hombre de mundo, de charla interesante y de buenos modales empezó a opacarse por su lado oscuro, el de un hombre agresivo y con rasgos de asesino sicópata. Sin embargo algunos expertos aseguran que el de asesino en serie es un perfil que no encaja con Cunanan.

Le puede interesar: Veinte años sin Gianni Versace

Los investigadores creen más bien que su caso podría obedecer a un ataque de venganza irracional. Su primera victima fue Jeff Trial, un amigo con quien Cunanan cenó el 27 de abril. Dos días después la policía encontró su cuerpo en el apartamento de un amigo común, David Madson. El 3 de mayo el propio Madson, un arquitecto de Minnesota amante de Cunanan, fue encontrado muerto en la playa del lago East Rush.

El asesino escapó hacia Chicago en el campero de su víctima. Allí posiblemente se cruzó en el destino de Lee Miglin, un millonario de 72 años, quien apareció muerto y con señales de tortura dos días después de haber sido visto con Cunanan. Para escapar utilizó el carro de Miglin, así como unas mudas de ropa y 2.000 dólares en efectivo. El 9 de mayo Cunanan habría cometido otro asesinato. En esta oportunidad la víctima fue William Reese, el celador de un cementerio cuyo carro _una camioneta roja_ Cunanan robó para seguir huyendo, esta vez con rumbo a Miami.

Desde mayo hasta la semana pasada el asesino estuvo viviendo en un hotel de Miami Beach al norte de la mansión de Versace.La policía aún no sabe con precisión si Cunanan conocía a su última y más famosa víctima. Varias fuentes coinciden en que los dos estuvieron hace siete años en San Francisco cuando Versace diseñó los vestidos para un montaje de la ópera. Aparentemente en esa oportunidad Versace lo habría saludado después de reconocerlo y decirle: "Yo te conozco. Lago Como, ¿no es cierto?". También se ha rumorado que Cunanan estuvo en una fiesta que el diseñador ofreció el sábado antes de su muerte en su mansión de Ocean Drive. Pero la gente más cercana al diseñador ha negado cualquier vínculo con el asesino. Las últimas teorías indican que Versace sería una especie de víctima simbólica que representaba en una sola persona el poder, la fama y un lujoso estilo de vida que Cunanan había fracasado en conseguir.