Adiós al rey del golf

Arnold Palmer, hijo de un alcohólico cuidador de campos de golf que lo golpeaba, pero también lo instruía, le probó a este y a sí mismo de qué estaba hecho cuando decidió competir. En 1954 ganó el Abierto Amateur de Estados Unidos, y cuatro años después se puso la chaqueta verde del Masters de Augusta, el premio más codiciado del circuito. Nunca huyó de la fama. Gozaba de los apretones de manos de sus fanáticos, sonreía para estos, pero tenía una rabia interior y nervios de acero que utilizó para vencer, entre otros grandes golfistas, a Ben Hogan, una leyenda a quien despreciaba, y a Jack Nicklaus, a quienes muchos consideran el mejor de todos los tiempos. En 2015, en ese mismo Masters de Augusta que ganó cuatro veces, el Rey Palmer hizo el golpe de salida ceremonial por última vez. En 2016, de 87 años, se despidió del todo.