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Tras su paso por la gobernación, Schwarzenegger fundó un ‘think tank’ en la Universidad de California del Sur.

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Arnold Schwarzenegger: Terminator a la carga

Cuando nadie creía que Arnold Schwarzenegger regresaría a las primeras planas, su nueva autobiografía revela sus infidelidades y los obstáculos que enfrentó antes de convertirse en uno de los inmigrantes más exitosos de Estados Unidos.

6 de octubre de 2012

"Regresaré", una de las pocas palabras que Arnold Schwarzenegger musitó en Terminator, es una de las expresiones más recordadas del cine. Condenado en su infancia al anonimato y la pobreza, el austriaco logró convertirse en exitoso deportista, estrella de Hollywood, magnate y gobernador de California. Pero su éxito se vio mancillado con el escándalo de un hijo ilegítimo y el colapso de su matrimonio con Maria Shriver. Luego de mantener un bajo perfil durante año y medio, el actor regresa para revelarlo todo en las 600 y pico de páginas de Total Recall: My Unbelievably True Life Story, su autobiografía publicada la semana pasada.

"La fama de Arnold no solo se debe a su talento, sino sobre todo a su determinación", dijo a SEMANA Peter Petre, el coautor del nuevo libro del actor de Terminator. Hijo de un ama de casa y un policía que luchó del lado de los nazis durante la Segunda Guerra Mundial, el hogar de Arnold fue extremadamente estricto. Cuenta que debía ganarse el desayuno con una serie de flexiones de pecho y que su padre nunca dudó en darle fuete si se portaba mal. Eso, en vez de quebrantar el espíritu del futuro actor, solo agrandó sus ambiciones.

 Schwarzenegger, un niño delgado y enclenque, comenzó a transformarse dramáticamente en su adolescencia. Inspirado en Kurt Marnul, el Mr. Austria de la época, empezó a entrenar y a levantar pesas a diario hasta que desarrolló músculos enormes. Su cuerpo se volvió su obsesión e incluso, mientras prestaba el servicio militar, solía escaparse para asistir a concursos de fisicoculturismo. A los 20 años ganó su primer título de Mr. Universo, lo que lo convirtió en el ganador más joven del certamen. Pero eso no era suficiente, así que se propuso alcanzar el título de Mr. Olympia.

 Arnold siempre soñó en grande. Desde pequeño supo que lo suyo era la fama, la riqueza y el espectáculo y para él solo había un lugar donde podría alcanzar esas metas: Estados Unidos. Aunque no hablaba inglés y el fisicoculturismo no era muy popular en Norteamérica, Arnold viajó a Nueva York donde ganó su primer Mr. Olympia y repitió la hazaña seis veces más, lo que le valió el apodo de el roble austriaco.

Tras conquistar el mundo del deporte, miró hacia Hollywood. En un principio, todos trataban de disuadirlo de perseguir una carrera actoral, pues su acento era muy marcado, su cuerpo muy extraño y su apellido muy largo. Los productores no hallaban la forma de convertir al roble en protagonista de películas. Incluso Laurence Leamer, periodista y agudo crítico de Schwarzenegger, quien lo entrevistó poco antes del lanzamiento del libro, reconoció a esta revista que el actor es capaz de lograr cualquier cosa que se propone: "Lo que más me impresiona de él es que nunca se rinde".

 El aspirante a actor perfeccionó su oficio, estudió inglés, obtuvo un título universitario y siguió luchando por sus metas. Entretanto ahorró dinero para comprar propiedades, lo que, tiempo después, lo convirtió en un titán de la finca raíz. "Cuando todos me decían que no, yo escuchaba 'sí, hazlo'", afirma Schwarzenegger. Los años de esfuerzo dieron sus frutos, y luego de desempeñar varios papeles secundarios, consiguió el rol protagónico en Conan el bárbaro. La cinta arrasó en taquilla y le permitió protagonizar películas que lo llevaron a la cima como Terminator, Comando y Depredador.

Para entonces, el actor ya había conocido a Maria Shriver, sobrina del presidente John F. Kennedy. La relación duró años antes de que se casaran en 1986 y se caracterizó porque Schwarzenegger le ocultó muchos aspectos de su vida. Como cuenta en Total Recall, no le informó a su esposa que se sometería a una cirugía de corazón abierto y creyó que podía convencerla de que se iba de vacaciones por una semana. Tampoco le contó que se lanzaría a la Gobernación de California, y esperó a hacerlo cuando faltaban pocos días para anunciar su candidatura.

Por supuesto, tampoco le habló del romance que sostuvo con Brigitte Nielsen durante el rodaje de Red Sonja. Nielsen reveló el affaire en su autobiografía publicada el año pasado y solo ahora Schwarzenegger lo confirma. Pero el austriaco no se limitó a hablar de la actriz. Su libro le dedica un capítulo a lo que el autor cataloga como "lo más estúpido que he hecho": la infidelidad con la guatemalteca Mildred Baena, una de las empleadas de su casa. Según el actor, el desliz, que resultó en un hijo ilegítimo, la disolución de su matrimonio y un enorme desprestigio, ocurrió un día cuando su familia estaba de vacaciones y él se quedó en casa con Mildred.

Schwarzenegger cuenta que solo se enteró de que el bebé, Joseph, era hijo suyo cuando ya era gobernador y notó que el niño se parecía a él. No quería que ese detalle se volviera un escándalo en su período, así que tampoco se lo comentó a Shriver. El gobernador empezó a darle una mensualidad adicional a Baena sin explicarle el porqué y ella de inmediato entendió de qué se trataba. No era para comprar el silencio de la guatemalteca, sino para responsabilizarse de sus actos.

 La versión de Total Recall es que Maria se mantuvo al margen de todo hasta cuando Governator, como lo apodan los californianos, terminó su segundo período como servidor público. El actor cuenta que ella lo confrontó en una sesión de terapia de pareja, donde le dijo sin tapujos que creía que Joseph era su hijo. Él simplemente respondió: "Estás en lo correcto".

 Sin embargo, la periodista A.L. Bardach entrevistó a varios empleados de la casa, quienes contradicen lo que cuenta Schwarzenegger. Por ejemplo, Ann Beck, la madre de quien fue el asistente personal del actor entre 1986 y 2004, aseguró que la aventura no fue cosa de una noche. Otros afirman que luego del nacimiento de Joseph, la empleada obtuvo privilegios que no tuvieron los demás trabajadores y que Schwarzenegger siempre fue especialmente cariñoso con el niño.

Bardach está convencida de que el actor sigue mintiendo sobre su amorío con Baena y que su libro es una manera de quedar bien ante sus admiradores. "Es un oportunista que busca redención desesperadamente para dejar de ser un paria", declaró la autora a esta publicación. Sin embargo, según el coautor Peter Petre, "los lectores esperan que uno hable de toda la vida. No solo de los éxitos, sino también de los fracasos". Con su manía de mantener secretos, tal vez solo Schwarzenegger conoce el porqué de sus repentinas revelaciones. Lo único claro es que, al igual que Terminator, regresó.