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Meganuna adolescente depresiva fue la víctima de Lori Drew quien inventó un personaje ficticio en Internet para enamorar a la joven, supuestamente para vengarse de ella porque habría tratado mal a su hija Sarah

ESCÁNDALO

¿Asesinato por Internet?

Acaban de juzgar a una mujer que por una broma malintencionada a través de la red social My Space causó el suicidio de una joven de 13 años.

29 de noviembre de 2008

Josh Evans era el hombre con el que toda adolescente sueña: 16 años, dulce, atractivo y tocaba guitarra y batería. Por eso cuando empezó a coquetear con Megan Meier, de 13 años, en el sitio web My Space, ella se sintió la joven más afortunada del mundo. Él le contó que era de Florida pero que recientemente se había mudado a O'Fallon, Missouri, y que su papá había abandonado a su mamá cuando él tenía 7 años. Ella le contestó que le encantaba nadar, pasear en bote, pescar, los perros, el rap y los chicos. Todo iba bien hasta cuando el novio virtual sin explicación alguna empezó a insultarla. "El mundo sería mejor sin ti", fue el último mensaje que le envió. Minutos después, ella se ahorcó con un cinturón en el clóset de su cuarto.

El hecho, que ocurrió en octubre de 2006, no pasaría de ser el final trágico de una niña depresiva, si no fuera porque Josh Evans nunca existió. Peor aun, fue inventado por una mujer de 48 años, quien acaba de protagonizar el primer juicio de acoso por Internet, por lo cual podría pasar tres años en prisión.

Todo comenzó como una venganza. Lori Drew, la acusada, estaba molesta porque su hija Sarah se quejaba frecuentemente de los desplantes de Megan, quien era su amiga y vivía a cuatro casas de la suya, en Dardenne Prairie, Missouri. Aparentemente, las niñas habían peleado y Sarah se había quejado con su mamá de los chismes que su vecina inventaba de ella. Por eso a ambas se les ocurrió crear un personaje ficticio con el fin de que Megan le revelara todo lo que decía de su compañera. El paso siguiente fue abrir una cuenta en My Space, con la ayuda de Ashley Grills, de 18 años y quien trabajaba para Drew en la casa de esta.

Según Tina Meier, mamá de Megan, la niña se emocionó mucho cuando Josh la contactó por la red y le pidió agregarlo a su lista de amigos. En un principio, a Meier no le pareció adecuado que se relacionara con un desconocido, pero terminó dándole permiso de hacerlo. Ella ha asegurado que solía supervisar todos los movimientos de su hija en Internet por precaución: Megan tenía problemas de autoestima, en una oportunidad había hablado de suicidio, era depresiva y sufría de déficit de atención, por lo cual recibía terapia sicológica y medicación.

Después del colegio Megan corría al computador para tener noticias de su nuevo amigo. Al parecer, su interés en el muchacho la motivó a adelgazar. "Ella había librado una batalla con su peso y pensaba que por primera vez había encontrado a alguien que creía que era linda", contó Tina en una entrevista en la que admitió que en ese entonces le parecía extraño que Josh nunca hubiera llamado por teléfono a su hija. Cuando esta le preguntaba cómo podía contactarlo, él le respondía que no tenía celular y que en su casa su mamá todavía no tenía línea telefónica.

El tono amable de los mensajes cambió cuando Drew y sus cómplices decidieron que ya era hora de que Josh empezara a darle una lección a Megan: "No sé si quiero seguir en contacto contigo porque he oído que no eres buena persona con tus amigos", fue el mensaje que recibió. La niña también se alteró cuando se dio cuenta de que Josh había compartido con otras personas en la red las cosas que ella le había escrito, y además recibió insultos en los que era llamada "gorda" y "puta".

El 16 de octubre, luego de contarles a sus padres lo sucedido habría vuelto a su cuarto para quitarse la vida. Un día después de la tragedia, estos revisaron la cuenta de Megan en My Space y encontraron el texto que supuestamente habría incitado a la niña a suicidarse. Naturalmente, Josh desapareció.

Los Meier cuentan que sus vecinos fueron muy solidarios cuando ocurrieron los hechos, y no sospechaban de ellos hasta cuando, de acuerdo con el testimonio de Tina, otra niña del barrio les confesó que Josh nunca había existido. Según explicó, había decidido contar todo por remordimiento, pues ella había participado en uno de los mensajes. También reveló que el día en que la ambulancia llegó por Megan, recibió una llamada de Drew diciéndole que no mencionara nada de lo sucedido.

Para Tina Meier lo más insólito es que la mujer que había inventado a Josh conocía los antecedentes sicológicos de su hija, pues las familias habían sido muy cercanas. "Yo sé que ella no vino a mi casa y amarró el cinturón al cuello de mi hija. Pero cuando un adulto empieza a molestar a una niña de 13 años, con o sin problemas mentales, está haciendo algo absolutamente vil".

Las autoridades de Missouri interrogaron a Lori Drew pero no iniciaron proceso en su contra por considerar que no había quebrantado ninguna ley. Sin embargo, el fiscal de Los Ángeles, Thomas O'Brien, decidió reabrir el caso por su cuenta en esa ciudad, donde se encuentra la sede de My Space. Inicialmente la mujer fue acusada de delitos graves como conspiración criminal, por lo cual en un principio se pensó que podía recibir una condena de hasta 20 años tras las rejas. En su defensa dijo que lo único que pretendía era que algún día Josh, su personaje, citara a Megan en un centro comercial para finalmente encararla por los problemas que había tenido con su hija Sarah, y siempre negó que ella hubiera escrito el último y letal mensaje, el cual no pudo ser recuperado por el FBI. Pero, gracias a un acuerdo de inmunidad, Grills confesó que ella había sido la encargada de enviarlo con el beneplácito de Drew, alegando que su intención era detener las comunicaciones con Megan para siempre. Además declaró que la respuesta final de Megan a Josh fue muy diciente: "tú eres la clase de chico por el que una mujer se quitaría la vida".

Debido a la falta de leyes relacionadas con crímenes virtuales, Drew finalmente sólo fue encontrada culpable de cargos menores por fraude informático relacionados con la violación de las reglas del sitio web, y no fue posible determinar hasta qué punto la intimidación por Internet es equivalente a incitar al suicidio. La sentencia se conocerá en las próximas semanas pero para Tina Meier, tres años en la cárcel y una multa de 300.000 dólares no serían suficientes: "No busco venganza, sino justicia".