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No es la única, y probablemente no será la última, en resultar criticada por doblar canciones. | Foto: EFE

ENTRETENIMIENTO

Beyoncé en el paredón por show en la posesión de Obama

Cantó o no cantó. Esa es la cuestión que tiene a la estrella del pop en el centro de la polémica.

Alianza BBC
23 de enero de 2013

A Beyoncé se la vendió como la figura de cartel principal en ese evento, mitad político, mitad espectáculo, que constituyen las llamadas inauguraciones de los presidentes de esa nación.

Por eso sea quizá comprensible que más de uno resultara desilusionado cuando el periódico The New York Times difundió que la estrella no había cantado en vivo el himno nacional, sino que había doblado (o "sincronizó los labios" con una pista grabada, como se podría traducir la expresión en inglés lip synching).

Beyoncé no es la primera, y posiblemente no será la última. De Michael Jackson a Britney Spears, de Madonna a aquella niña que cautivó al mundo en la inauguración de los Juegos Olímpicos de Pekín, es larga la lista de artistas que han sido puestos en el paredón de los críticos por no demostrar, en vivo y directo, que sus cualidades vocales trascienden la mesa de mezclas que los hace sonar taaaaan lindo en sus discos.

Eso por no hablar de otros para quienes la técnica rinde frutos: la magia del doblaje ha hecho de la adolescente Keenan Cahill una artista viral en YouTube.

También permitió que un dúo muy conocido a fines de los años 80, Milli Vanilli, se hiciera con algo más que 15 minutos de fama. El dúo, que doblaba cantantes anónimos, engañó por una buena temporada hasta al jurado del premio Grammy, que le otorgó un galardón como "mejores nuevos artistas" en 1990.

Milli Vanilli cayó en desgracia y aunque intentó lavar su reputación con discos propios, sólo pasó a la historia como el mayor fraude de la historia de la música popular contemporánea.

Ahora Beyoncé

Claro que Beyoncé ha tenido cientos, quizá miles de oportunidades, de demostrar que ella sí canta. Pero su intervención en la jornada del lunes la mantiene bajo el foco de los reflectores (¿del tribunal de la opinión pública?) todavía hoy.

Los medios recogen los "informes contradictorios" que han surgido sobre el caso. Un portavoz de la banda de los Marines le dijo al diario británico The Times que en una decisión de "último minuto", Beyonce optó por utilizar un track pregrabado.

En una declaración escrita enviada a la redacción de la BBC, ese cuerpo precisó que "la señora Knowles-Carter no tuvo tiempo de ensayar antes de la inauguración, así que se determinó que un espectáculo en vivo no era una buena idea en un evento de tan alto perfil".

En consecuencia, y como medida de precaución frente la posibilidad de que el viento, una falla técnica o "circunstancias extenuantes" amenazaran el evento, todas las piezas del evento fueron grabadas.

Pero en esa misma declaración, los músicos marines se desmarcaron -y posiblemente metieron la polémica en un baúl de misterios que nunca serán resueltos - diciendo que "nadie en la banda está en posición de determinar si (la participación de Beyoncé) fue en vivo o pregrabada".

¿Importa?

Pero ¿por qué tanto interés en si la cantante dobló o no dobló?

La fascinación del mundo para con todo lo que tiene que ver con las estrellas, sus aciertos y -quizá sobre todo- sus fracasos parece si acaso haberse ampliado aún más, ahora cuando los medios de comunicación masivos abarcan formas tan personales como las redes sociales.

Precisamente allí, famosos y no famosos dirimieron los varios argumentos en el debate. "Beyoncé CANTÓ, que lo sepan todos. Fue SU voz", escribió en Twitter el presentador de televisión británico Piers Morgan.

"Creo que el doblaje de Beyoncé del Himno nacional es una de las mejores piezas de arte conceptual que he visto en mucho tiempo", tuiteó la banda de Brooklyn Prince Rama.

El músico de Los Ángeles Michael Anthony opinó que no parecía que estuviera doblando, mientras que una entrada en un blog del sitio del Washington Times apuntó que la presentación pareció muy real, en especial cuando se quitó el audífono en mitad de la canción.