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BUEN "TINO"

FAUSTINO ASPRILLA, UNA JOVEN PROMESA COLOMBIANA, ES EL PRIMER JUGADOR COLOMBIANO QUE LLEGA AL FUTBOL DE ITALIA CONSIDERADO EL MEJOR DE MUNDO

18 de mayo de 1992

EN UNA OSCURA Y LUGUBRE CANTINA del parque Berrio, en Medellín, Faustino Asprilla comprendió que estaba más cerca del abismo de lo que él mismo ima ginaba. Ahi, en medio del hedor a licor, recordó muchas historias de hombres que un día se convirtieron en ídolos a punta de golpes, dándole patadas a un balón o encaramados en una bicicleta, pero que después de tenerlo todo en sus manos, terminaron deambulando por las calles viviendo de sus recuerdos y de la limosna.
A sus 19 años, su vida no podía terminar en lo mismo. Y mucho menos cuando apenas estaba dando los primeros pasos hacia la fama. Esa madrugada de julio de hace un año, Faustino Asprilla, un morocho que se crió en las polvorientas calles de Tuluá, Valle, que llegó a quinto de bachillerato pero que dejó a un lado los cuadernos para entregarse en cuerpo y alma al fútbol, tomó una decisión: convertirse en el mejor futbolista colombiano. Sólo necesitó unos cuantos meses para cumplir su promesa. Atrás quedaron las noches de farra y de las parrandas sin fin para darle paso a los goles, a los títulos, a la selección Colombia, al mejor jugador del torneo preolímpico, recientemente celebrado en Asunción, Paraguay, y a abrir las puertas del fútbol italiano, considerado el mejor del mundo.
Faustino Asprilla, "El Tino", "La Culebra" el "Diablo", son tantos los remoquetes que le han puesto, como los goles y los triunfos que le ha dado, no sólo a su Atlético Nacional del alma, sino a los colombianos durante el torneo preolímpico.
Este hombre que se entregó a la Virgen del Carmen y a cuatro escapularios de María Auxiliadora que lleva pegados en sus tobillos como amuleto de, buena suerte para evitar las lesiones y marcar muchos goles, será el primer futbolista colombiano que llega a tierras italianas para hacer parte de uno de los equipos de mayor trayectoría de ese país.
Una transacción que se inició en las mismas canchas del Paraguay. Tres empresarios de esos que van por los estadios del mundo reclutando a los mejores jugadores de los países del Tercer Mundo, se enfrascaron en una disputa por adquirir los derechos de Faustino Asprilla. Al final, el propio presidente de Nacional, Sergio Naranjo, viajó junto con su jugador a Italia. A Asprilla lo espera un contrato de dos millones de dólares, un carro y un apartamento, por tres años de temporada. Y Naranjo recibirá otros dos millones de dólares por el pase del jugador. Si todo sale a pedir de boca, Faustino Asprilla, que un día decidió cambiar su destino en un bar de mala muerte, se vestirá de cortos y debutará en las próximas semanas con uno de los clubes más encopetados de Europa.