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CAMBIO DE BATUTA

Aunque próximamente habrá nuevo director de orquesta en Colcultura, Juan Luis Mejía utilizará la misma partitura que ha empleado esta administración desde hace algún tiempo.

27 de diciembre de 1993

SI MUCHOS COLOMBIANOS CONSIDERAN acertada la decisión del presidente Gaviria de nombrar a Ramiro Osorio como embajador en México, no menos personas están de acuerdo con que Juan Luis Mejía Arango haya sido escogido para llenar la vacante que dejó Osorio en la dirección de Colcultura.
Abogado de la Universidad Bolivariana, de Medellín, Mejía ejerció el Derecho como asesor de empresas de transporte, cargo que lo llevó a todos los rincones del país detrás de piratas terrestres. Sin embargo, su afición por las letras y la historia fueron las que definieron el curso de su vida. Reconocido devorador de libros y archivos hemerográficos, logró develar incógnitas de la historia de Colombia recorriendo mochila al hombro el territorio nacional y hurgando en cuanta tienda, barberia y plaza municipal se le aparecía. Todo esto lo condujo a estudiar Administración de Proyectos Culturales en Brasil. Y su tesis, sobre la memoria cultural, le abrió las puertas para la dirección de la Biblioteca Nacional durante el gobierno de Belisario Betancur.
Es tan descomplicado que le mortifica ponerse corbata. No era raro verlo pasearse en mangas de camisa por su oficina en Editorial Voluntad, donde se desempeñaba como gerente del Area de Interés General. Buen amigo de sus amigos, dicharachero y conversador, como paisa que se respete, en lugar de asistir a cartonados cocteles prefiere tomarse un par de aguardientes con mango biche con sus compañeros del alma. Además de su esposa Luz Estela, sus llaves son su sobrino Andrés, de nueve años, y Manuel Mejía Vallejo, por quien siente tanta admiración que decidió, por su propia cuenta y riesgo, enviar al Premio Rómulo Gallegos la novela La casa de las dos palmas, con la que el escritor obtuvo el primer puesto.
Considera sagrada la hora del almuerzo, la reserva para estar solo, y prefiere la mazamorra y los fríjoles. Pero si tiene que explorar museos y bibliotecas por las tardes, no pone problema frente a una hamburguesa.
Aunque su nombramiento en Colcultura ha generado gran expectativa Mejía dice que sólo se trata del reemplazo del director de orquesta, pues no habrá cambios en la partitura. De suerte que todo parece indicar que su gestión estará en caminada a sacar adelante los planes que el Gobierno ha trazado en esta materia. Para ello Mejía tiene a su favor el dominio del tema y el conocimiento del organismo estatal. Al fin de cuentas, no sólo ha sido subdirector de Patrimonio Cultural, sino que el presidente Gaviria lo había designado como su representante en la Junta Directiva de la entidad.