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Cambio de identidad

Parece que en el mundo de la farándula estadounidense el remedio para una baja popularidad es cambiarse el nombre.

5 de diciembre de 2004

La última en entrar a esta moda es la cantante Mariah Carey, quien ante las malas ventas de sus discos, las pésimas críticas a su película y la poca suerte en el amor decidió llamarse simplemente Mimi. "Este es un sobrenombre muy personal que sólo usan los más cercanos a mí. Estoy bajando la guardia e invitando a mis fanáticos a que se acerquen mucho más", dice la cantante, que además tituló su nuevo álbum La emancipación de Mimi. La estrategia ya ha sido utilizada por Madonna, quien desde que es adepta a la kabbalah, una secta de inspiración judía, se hace llamar Esther. Otros que renunciaron a su identidad por el bien de sus ventas fueron Jennifer López, más conocida ahora como J.Lo, y Prince, quien durante años se identificó con un símbolo abstracto, lo que hacía que todos se refirieran a él como "el artista antes conocido como Prince".