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A los 56 años Arnold Schwarzenegger, protagonista de la saga 'Terminator' y 'Conan el Bárbaro', podría ser el nuevo gobernador de California. ¿Seguirá los pasos de Ronald Reagan?

18 de agosto de 2003

Si el estado de California fuera un país independiente sería la quinta potencia del mundo. Pero también es La Meca de la frivolidad y no sólo a causa de sus mitos del cine, la televisión y la música pop. En un pasado no tan remoto un actor de segunda categoría se convirtió en estadista de talla mundial gracias al trampolín que le significó haber sido gobernador de este estado entre 1967 y 1975: Ronald Reagan. Pues bien, esta historia está a punto de repetirse con otra estrella de películas de acción y comedias.

Arnold Schwarzenegger, que ni siquiera es californiano sino de origen austríaco, podría desbancar al actual gobernador Grey Davis, cuya gestión tiene descontentos a los habitantes del estado. El próximo 7 de octubre los electores decidirán si Davis debe abandonar su cargo, y de ser así también deben señalar a su sucesor.

Para quedarse Davis debe obtener más de 50 por ciento de los votos. De lo contrario deberá abandonar el cargo y lo reemplazará quien obtenga la mejor votación sin importar el número de sufragios. Como quien dice, si Davis obtiene 49 por ciento de los votos tiene que renunciar y el nuevo gobernador puede ser un candidato que haya sacado 5 por ciento o menos de la votación.

Las probabilidades de que esto ocurra son muy altas y ahí es donde entra Schwarzenegger, quien decidió lanzarse a la arena política sin tener siquiera un programa de gobierno. No es el único. Las elecciones han resultado tan absurdas que los contrincantes de Schwarzenegger son de la talla del pornógrafo Larry Flint, el comediante Gary Coleman (que se hizo famoso en los 70 como Arnold en la serie Blanco y negro) y la estrella porno Mary Carey (no confundir con Mariah Carey).

Schwarzenegger piensa cautivar al electorado más con su carisma como actor que por tener soluciones a los problemas de los californianos, como el deterioro ambiental, los recortes en seguridad social y salud, cobertura educativa y la inmigración ilegal.

Pero el actor, acostumbrado a ser el héroe en sus películas, podría sufrir un duro e inesperado revés. Por un lado mucha gente confundirá la persona real con sus personajes de ficción. Siempre verán al implacable Terminator que resuelve los problemas a punta de plomo y por más que lo intente muy poca gente le creerán sus intenciones de disminuir el uso de armas en California.

Eso no es todo. Quienes sienten la amenaza de una eventual victoria del conocido actor no se han quedado con los brazos cruzados. Desde ya han comenzado a ventilar rumores sobre su conducta sexual. Además de serle infiel a su esposa, María Shriver, sobrina de John F. Kennedy, se le sindica de acosar a las periodistas que lo entrevistan. Como si lo anterior fuera poco, al cinco veces ganador del título Míster Universo se le acusa de haber hecho trampa al utilizar esteroides anabólicos para aumentar su masa corporal.

Una encuesta realizada por la revista Time y CNN revela que sólo 35 por ciento de los votantes registrados piensa apoyar a Davis. Esto significa que de pronto el próximo gobernador de California no gane por el número de votos que obtenga sino por el recuerdo que les inspire a los millones que lo siguieron a través del cine. O la televisión si gana el otro Arnold.