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El hijo de Cantinflas, Mario Moreno Ivanova, se casó tres veces. Los tres hijos de su matrimonio con Sandra Bernat han sido víctimas de un hogar inestable y han sufrido en sus vidas. Uno se suicidó, otro vive en las calles y la mujer sufrió hace poco una golpiza horrible

FAMILIA

Varios nietos de Cantinflas viven un infierno en tierra

Tres de los herederos del famoso comediante vivieron en una familia problemática. Uno se suicidó, otro vive en la calle y la mujer sufrió la violencia de su exesposo.

10 de octubre de 2015

El conocido refrán “Árbol que nace torcido, jamás su tronco endereza” acompaña a Mario Moreno Ivanova, el hijo de Cantinflas, en cada paso que da. No contento con llevar una vida desastrosa, ha transmitido su sino miserable a sus hijos. Moreno Ivanova argumenta que quienes hablan mal de él lo quieren difamar, pero alguien que se pelea con la gente más cercana, a quien su padre optó por no dejarle los derechos de sus películas, y a quien su hijo y primo han llamado criminal, tiene algo que esconder. A sus 55 años se ha casado tres veces y tiene hijos de sus dos primeros matrimonios. Con Abril del Moral tuvo a Mario y a Valentina, quienes a duras penas hablan con él y lo consideran un extraño. Los tres que tuvo con Sandra Bernat corrieron con peor suerte. Mario Patricio, Gabriel y Marisa han caminado una vida inestable y son la prueba de lo que sucede al crecer en un ambiente sin cordura.

No es una película feliz. Mario Patricio, el hijo mayor de su segundo matrimonio, se suicidó en 2014. La versión oficial así lo asegura si bien su madre señala inconsistencias en su expediente y asegura que alguien lo mató. Gabriel y Marisa, los mellizos de 21 años, viven su propio calvario. El chico vive en la calles, abandonado a su suerte luego de escapar de un centro de desin-toxicación. Lo entrevistaron la semana pasada y aseguró que su madre no lo recibe en casa porque siempre terminan a los gritos. Por su parte, hace dos semanas Marisa sobrevivió de milagro a la golpiza que le propinó su exesposo, el francés Alain Meder, de quien se había separado a comienzos de septiembre. Ese ataque sobrepasó el concepto de violencia doméstica. “Cuando la ingresaron al hospital tenía fracturas en el rostro, señales de ahorcamiento, no podían cuantificar la cantidad de fracturas. En el rostro hay muchos huesos, cuando se habla de 200 fracturas no quiere decir 200 huesos, pero un hueso se fractura en varias ocasiones hasta llegar a 200. Yo dudaba que Marisa estuviera viva. Cuando vi esa primera imagen yo sí pensé que estaba muerta”, declaró a medios locales su madrastra Tita Marbez, la última esposa de Moreno Ivanova.

Cantinflas hizo reír a varias generaciones pero su vida tuvo muy poco de comedia. Su hijo Mario Moreno Ivanova nació de un amorío extramatrimonial del cómico, pero Valentina Ivanova, la esposa del actor, lo acogió como suyo cuando tenía dos años. Mientras esto pasaba su madre biológica se sumió en el desespero de verse desplazada e ignorada y se quitó la vida.

Cuando cumplió 16 años se fue a estudiar un año a Estados Unidos. Su primo Eduardo Moreno Laparade, 21 años mayor y a quien la justicia ratificó como heredero de los derechos de 39 películas de Cantinflas, asegura que regresó del periplo “con todas las adicciones posibles”. Su primera mujer está de acuerdo. A Vanity Fair España le confesó que cuando estaban casados llegaba a las siete de la mañana y dormía hasta las cuatro de la tarde. “Yo sabía que era alcohólico y descubrí que también era adicto a la cocaína”. El matrimonio no duró más de tres años, hasta cuando reapareció Sandra Bernat, una antigua compañera de colegio que lo sedujo, logró que se divorciara y se casó con él.

Moreno Ivanova y Bernat, dos personas inestables que se culpan mutuamente por la desgracia de sus tres hijos, terminaron su matrimonio de la peor manera. Cuando le tocó escoger entre vivir con su madre o su padre, Mario Patricio, el suicida, respondió que no quería estar con ninguno. En un punto aseguró a los medios que su papá lo había impulsado al alcohol y la cocaína desde que tenía 14 años. Este aseguró en su defensa que Moreno Laparade, su peor enemigo, lo había inducido a hacer esas declaraciones. Marisa también decidió en un punto de su vida alejarse de sus padres y vivir con la primera mujer de su papá, Abril. Hoy, su mellizo Gabriel vive en la calle, lejos de los lujos a los que tendría derecho por la fortuna que su abuelo dejó. Pero tuvo los padres que nadie querría haber tenido.