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Che, cachaco

Francisco de Narváez, un empresario de origen colombiano, se ha convertido en uno de los pesos pesados de Argentina.

20 de junio de 2004

Uno de los personajes más influyentes de la vida económica, política y social de Argentina es un colombiano. Francisco de Narváez, de 50 años, bogotano nacionalizado argentino, es un exitoso empresario que contribuyó a financiar la campaña presidencial de Carlos Menem y que lidera una ambiciosa fundación dedicada a elaborar planes de gobierno.

Triatlonista, polista y escalador con fama de playboy, compró en marzo un jet privado por 10 millones de dólares y se adjudicó, en una subasta de Christie's, toda la biblioteca de 1.150 libros (le costó 150.000 euros) y el uniforme de gala (93.000 euros) del general Juan Domingo Perón. Pese a que dejó Colombia siendo muy niño, De Narváez recuerda con nostalgia el ajiaco y el arequipe, las flores, las frutas y la música colombianas, que disfruta cada vez que visita su país natal.

SEMANA lo visitó en su búnker, ubicado detrás de la cancha de polo, en Las Cañitas, el barrio in de Buenos Aires, donde casas viejas recicladas albergan restaurantes y bares de moda. Como si se tratara de una película de Matrix, detrás de la fachada de una de esas casas antiguas se abre la ultramoderna sede de la fundación Grupo Unidos del Sur, que preside De Narváez. Puertas que se abren con tarjeta, pantallas de televisión y proyecciones sobre las paredes dan comienzo a una enorme construcción de vidrio donde se aloja la parte empresarial, al lado de la cual se ubican las oficinas de la fundación, un do tank o "usina de acción", como la definen, para diferenciarla de los famosos think tank (usinas de ideas). En el amplio salón se observa el trabajo de distintos grupos con sus escritorios y computadoras, ajetreados incubando la sociedad del futuro: aquí los de economía discuten el presupuesto nacional, allí los de justicia elaboran un proyecto de reforma judicial, más atrás se analizan planes educativos, mientras que otros estudian el Alca.

De Bogotá a La Plata

El padre de Francisco, Juan de Narváez, pertenecía a una prestante familia de Colombia. Se casó con Doris Steuer, checa, cuyos padres habían emigrado de Europa por la Segunda Guerra Mundial. El matrimonio tuvo tres hijos y una hija. Francisco nació en Bogotá, cuando la familia vivía en la calle 83 con carrera 11. El abuelo Karel, que era dueño de las casas Teta -tía en checo- en varios países de Europa oriental, conformó los almacenes Tía en 1940 en Colombia y en 1947 emigró a la Argentina, donde también fundó el Tía.

Cuando Francisco tenía 3 años, sus padres siguieron los pasos del abuelo y se radicaron en Argentina. Los nexos con Colombia nunca se cortaron, pues De Narváez viaja una vez por año a visitar primos y amigos. "Desfallezco cada vez que voy (por la altura), aunque dicen que es una buena excusa para tomar trago", señala.

A los 17 años comenzó a trabajar en el Tía, donde empezó organizando papeles hasta ocupar el cargo de director en 1989, cuando la firma ya era la primera cadena de supermercados en Argentina. La empresa estaba en situación crítica y el joven empresario debió aplicar cirugía mayor para salvarla, despidiendo incluso a algunos familiares. En sus palabras, "fue un proceso largo, complicado, doloroso y agresivo", tan difícil que lo llevó a una crisis emocional y hasta pensó en suicidarse. A pesar de las dificultades, su gestión fue tan exitosa que en 1999 vendió el Tía al Grupo Exxel por 635 millones de dólares, y hoy constituye un caso de estudio en el Harvard Business School. Por eso, además del tatuaje en su cuello tiene otro en uno de sus brazos de un hexagrama chino que simboliza la palabra crisis, que le recuerda cómo las dificultades se convirtieron en oportunidades.

El año pasado recibió en concesión a 30 años el emblemático predio de La Rural, 12 hectáreas ubicadas en el centro de Buenos Aires, donde se realizan exposiciones, con la idea de hacer un moderno centro internacional de convenciones. De Narváez está en la puja por comprar Disco, la principal cadena de supermercados argentina, propiedad del grupo holandés Ahold.

Parece extraño invertir en un país tan azotado por la crisis, pero por algo De Narváez se afilió al Partido Justicialista hace dos años. Su perfil es el del empresario nacional que el peronismo representa, ese nieto de inmigrantes que prosperó gracias a la fortaleza del mercado interno de la Argentina potencia, cuando no había desempleo, los obreros construían sus casas de ladrillo, se tomaban un mes de vacaciones en los hoteles sindicales de Mar del Plata o Bariloche y compraban regalitos en Casa Tía.

Ahora que Argentina está de vuelta del liberalismo económico rampante de los años 90, Francisco de Narváez ha sido mencionado como posible socio de Enarsa, la compañía petrolera estatal propuesta por el presidente Néstor Kirchner.

Su trayecto político no es menos polémico. Se nacionalizó argentino en 1983 durante el advenimiento de la democracia. En 2001 votó por Luis Zamora, el conocido dirigente de izquierda, cuando el país estaba en ebullición y se acercaba el derrumbe del gobierno de Fernando de la Rúa. Se afilió al Partido Justicialista hace dos años, financió la campaña de Carlos Menem en 2003 y ahora hace declaraciones a favor de Néstor Kirchner, verdugo de las aspiraciones menemistas. "Yo le encuentro una gran coherencia, dice con una sonrisa, intentando explicar estos giros. Fueron distintos momentos, y uno en la política y como ciudadano tiene la posibilidad de aprender".

La catástrofe que sufrió Argentina a fines de 2001 fue decisiva para volcar su energía de empresario hacia la gestión pública. "Fue como si hubiera pasado un gran tifón, porque el país perdió entre la mitad y las dos terceras partes de su riqueza. Ante esa crisis decidí, como gerente de la parte privada, tratar de aportar esa experiencia a la parte pública. Por eso creamos la fundación Grupo Unidos del Sur para generar planes y programas de gobierno en todas sus áreas".

En la fundación se elaboró el texto del presupuesto nacional 2004 y tienen muy avanzado un proyecto de reforma del sistema judicial, que está en el Congreso. Alfonso Prat Gay, actual presidente del Banco Central, era coordinador de economía de la fundación.

Deportes y algo más

Personaje multifacético, hace deportes varias horas al día y es un apasionado del polo, herencia de su padre que lo practicaba en Bogotá y que le enseñó a jugarlo desde pequeño. Hace un año, cuando se gestó la Asociación de Jugadores Profesionales de Polo, fue elegido presidente de ésta.

De Narváez dice que su vida social es menos activa de lo que las revistas del corazón se encargan de publicar, pero no niega que le gusta socializar en la hiperactiva Buenos Aires, que siempre tiene algo que ofrecer. Como para contradecir esa imagen de hombre bronceado en el verano de Punta del Este acompañado de lindas mujeres, prefiere hablar de su bebé recién nacida, hija de su segundo matrimonio, recordando una publicidad en la que un padre cincuentón le dice a su bebé: "Yo te cambio los pañales y vos me cambiás la vida".

Así es este exitoso colombiano-argentino, al que por lo visto no le faltan salud, dinero ni amor.