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CON LUZ PROPIA

Con apenas 34 años de edad, el senador Eduardo Pizano se convirtió en la revelación del primer año del nuevo Congreso.

18 de enero de 1993

EDUARDO PIZANO DE NARVAEZ, QUIEN acaba de ser destacado como uno de los mejores congresistas de la legislatura, es uno de esos hombres a quienes les pico el bicho de la política desde muy joven.

Antes de cumplir los 20 años ya hacía parte de la Junta de Acción Comunal de Chia. Luego fue jefe de Acción Comunal de Cundinamarca, concejal de Chia y con sólo 22 años se convirtió en alcalde de ese municipio.
Pero ese primer impulso le duró apenas un año más, pues luego de ser diputado a la Asamblea de Cundinamarca se retiró de la política y se dedicó a la agricultura.

El negocio agricola tampoco lo llenó del todo, así que dejó la empresa de exportaciones en manos de sus socios y se vinculó a la firma Shell como gerente de asuntos públicos, hasta que la Asamblea Constituyente revocó el mandato del antiguo Congreso. En ese momento fue invitado por Andrés Pastrana para hacer parte de la lista de la Nueva Fuerza Democrática al Senado.

Este primer intento de hacer política a nivel nacional fue todo un exito. Pizano no sólo llegó a la Cámara alta, sino que lo hizo como parte de una lista que prometía mucho. Sin embargo, la verdad es que al terminar las sesiones parlamentarias de este año, el único de la bancada que parecio cumplir con las expectativas fue el propio Pizano. Ni Andrés Pastrana, cabeza de lista y sin duda el que más prometía, ni los otros seis elegidos, se destacaron. Pizano en cambio, silo hizo.

Tanto, que a la hora de los balances figuró al lado de políticos de la talla de Fernando Botero Zea en el Senado y Rodrigo Garavito en la Cámara, y diferentes medios de comunicación lo calificaron como la revelación del año. Pizano jugó un papel protagónico en asuntos como la crisis de Telecom, el debate sobre la privatización de los puertos, las denuncias sobre la corrupción y la seguridad aerea, y como ponente de la ley sobre telefonía celular.

Este abogado de Los Andes luce siempre como un hombre inquieto y nervioso: hasta hace poco tiempo, se la pasaba fumando; ahora que dejó el cigarrillo, no para de mascar chicle. Es perfeccionista, agilmentalmente y muy estudioso. Ordena y trabaja sus ideas en un computador, al que recurre de manera permanente.

Casado desde hace nueve años, tiene dos hijas y un tercero en camino. Su regla de oro es dedicarle los domingos a su familia.

Pero últimamente, esa regla está siendo violada.
Pizano es consciente de que en 1994 Andrés Pastrana no encabezará la lista arrastrando a sus compañeros, como lo hizo en el 91. Por ello, ha comenzado a dedicarle los fines de semana a recorrer el país y participar en concentraciones políticas. Sabe que necesita una imágen propia: en el Conso, ya la consiguió. Falta ver si logra lo mismo en las plazas públicas. -