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Lee Kun-hee, actual presidente de Samsung. | Foto: .

TECNOLOGÍA

Continúa la guerra de los hermanos Samsung

Los hermanos del presidente de la compañía más valiosa de Corea del Sur, reclaman su tajada del imperio tecnológico.

23 de julio de 2013

A Corea del Sur la llaman la República de Samsung. El conglomerado tecnológico contiene más de 80 empresas, da empleo a casi 380.000 personas, genera el 20% de la riqueza de la decimoquinta economía del mundo y ha desbancado a Apple en ventas de teléfonos móviles en el mundo; lo cual la hace la empresa más importante para el país.

¿Pero qué podría ir mal con el poderío económico? Aunque esté en su mejor momento en ventas y crezca a una velocidad desorbitante, está viviendo una de las peores batallas familiares. Las disputas, recriminaciones y acusaciones han acabado hasta en juicios.

La familia de Lee Byung-chull, fundador del imperio surcoreano, está en guerra por la jugosa herencia que hay de por medio. El protagonista de la disputa es Lee Kun-hee, uno de los hijos del fundador, actual presidente del conglomerado y el hombre más rico del país, con una fortuna que se dice sobrepasa los 13 billones de wones (9.005 millones de euros). A principios de año, Lee dijo: “Somos líderes, pero debemos cuidarnos las espaldas”, una frase ambigua, pues podría estarse refiriendo a la competencia o a su propia familia.


El meollo empezó cuando el que fundó Samsung en 1938, como una compañía de importación y exportación, murió en 1987 y dejó una polémica voluntad que se saltó la tradición coreana: legó su imperio al tercero de sus hijos, Lee Kun-hee, y no al primogénito, Lee Maeng-hee. Se dice que el primogénito podría haber proporcionado al Gobierno información sobre algunas de las actividades ilegales del padre, razón por la que fue tachado de traidor. Y la hija mayor, además de ser mujer, cometió el error de casarse con un hombre relacionado con la competencia. Ninguno de los dos tiene hoy participación en Samsung.

Después de la muerte del fundador, Lee Maeng-hee y Lee Sook-hee, su hermana, reclaman que su padre sí les concedió en el testamento parte de las acciones de Samsung Life y que Lee Kun-hee lo mantuvo en secreto para mantener el liderazgo de la división electrónica. El actual presidente dio el tiro final, con la elección de su hijo, Lee Jae-yong, como director de Operaciones de Samsung Electronics, lo cual aseguraría su poder en la empresa para largo rato.

En 2012 los dos hermanos llevaron su caso a los tribunales y le exigían a su hermano menor, casi 1.500 millones de euros y más de 10 millones de acciones de la aseguradora. Con esa petición, Lee dejaría de ser el principal accionista de Samsung Life, división que controla la mayoría de las acciones de Samsung Electronics. 

En febrero la corte falló a favor de Kun-hee. Y el juez concluyó con la frase: “Espero que la familia se una y viva una feliz existencia”.

Lee ya fue juzgado y condenado una vez. En 1996 lo encontraron culpable de sobornar al presidente Roh Tae-woo, lo cual dejó a varios empresarios entre rejas, menos a él. Tiempo después, recibió un disculpa presidencial, lo que probaría que es él quien gobierna Corea del Sur y no el poder ejecutivo.
Hasta hoy no se le ha logrado demostrar varios delitos que se le atribuyen, como abuso de poder, tráfico de influencias, corrupción y robo, que fueron incluidos en el polémico libro Think Samsung (2010), de Kim Yong-chul. 

Aunque el magnate ha sabido librarse, en marzo de 2010 un tribunal lo consideró culpable de evasión de impuestos y lo sentenció a pagar una multa de 110.000 millones de wones (73, en euros). El escándalo lo condujo a dejar la presidencia de Samsung, pero meses después, volvió a retomar su cargo.