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Cuatro por uno

Supermán ha legresado. Pero ahora cuatro personajes diferentes lo encarnan.

24 de mayo de 1993

SE SABIA. LOS SUperhéroes no mueren. Las reglas de vida y muerte en el planeta Kripton no son iguales a las de la Tierra. Y Supermán ha regresado al mundo de los vivos para vender, con su resurrección, los mismos tres y medio millones de ejemplares que vendió con su muerte. Esa fue, en la práctica, la causa de su desaparición. El malvado Doomsday lo único que hizo fue seguir las órdenes de los editores de DC Comics, una filial de la Time Warner Inc.
A los 54 años, el Hombre de Acero andaba de capa caída. Si bien en la pantalla había logrado un repunte -con Supermán 1, 2, 3, 4 y 5 en los últimos 15 años-, en el papel las cosas no andaban muy bien para el famoso personaje. Sus seguidores -hoy cuarentones- ya no leen comics y los adolescentes prefieren los mutantes a los superhéroes. Las ventas de comics de X-Men superaban por cinco a uno a las del Hombre de Acero. Su merchandise estaba a años luz de los mil millones de dólares conseguidos por Batman, un personaje que se ajusta más al gusto de los jóvenes por ser más carismático, versátil e irreverente que el Hombre de Acero. Incluso las Tortugas Ninjas le estaban noqueando. No había nada más que hacer.
Pero en el mundo de la comics, como en la política, e] anuncio del retiro definitivo siempre ofrece un segundo aire. Es por eso que cinco meses después, el Hombre ds Acero ha regresado. Pero ahora son cuatro personajes diferentes los que alegan encarnarlo: un musculoso obrero negro llamado John Henry Irons; un supermán con cierto bati-aire y antifaz; un adolescente de arete que parece sufrir de amnesia y un androide que se ajusta más a los cánones de los superhéroes modernos. Al parecer, serán los lectores los que decidan cuál de estos cuatro personajes reemplazará el viejo Supermán.
Pero cualquiera que sea la forma que tome, lo cierto es que algo en Supermán ha muerto. El personaje creado en 1938 por Jerry Siegel y Joe Schuter resultaba, para los jóvenes de los 90, un héroe de la tercera edad. Demasiado convencional, demasiado rígido, demasiado bonachón y demasiado fiel. Eh otras palabras, era un héroe desconectado de la realidad. Es por eso que en el comics sobre su regreso, que salió el pasado 15 de abril, las aventuras de Supermán se han puesto a tono con la época. La nueva historia, de tinte surrealista, comienza con el tema de la vida después de la muerte. Jonathan Kent, agonizante en un hospital, llega hasta el final del túnel para intentar traer a su hijo adoptivo de regreso a la vida y en su trance de muerte debe enfrentarse con personajes que parecen extraídos de la Guerra de las Galaxias.
Mientras tanto... el mundo sin Supermán parece perdido. Quienes amenazan ahora la paz de Metrópolis ya no son sus viejos enemigos Lex Luthor o Mister Bizarro, cuyas patrañas hoy parecen cosas de niños. Son los malvados modernos: el jefe de una amiga de Jimmy Olsen -una reportera que está haciendo un especial de televisión sobre "El mundo sin Supermán"- que la acosa sexualmente... Los traficantes de drogas, que están haciendo de las suyas... Y en esta primera historia, el nombre de Colombia sale a relucir.
"Esta es colombiana grado A... sólo que comprada en Florida", está diciendo el vendedor cuando un espontáneo y misterioso héroe, sin mayores poderes, sale a librar la batalla que le correspondería a Supermán y echa a perder la operación de un agente encubierto para atrapar a los narcotraficantes. "El colombiano no tiene que lidiar con esta ralea de tipos, quienes matarían a su abuela por conseguir un 'pase'... mientras al vendedor parece no preocuparle el rastro de jueces o policías muertos... gente decente que trató de interponerse en la exportación del veneno a este país", anota el relator.
Mientras tanto, Luisa Lane vuela hacia Metrópolis sumida en la tristeza. De pronto, una niña grita que ha visto por la ventana una mancha roja: ¿un pájaro? ¿un avión? No. ¡Supermán! A su llegada Luisa va con el editor de El Planeta a buscar el cuerpo y encuentran la tumba vacía. El kriptoniano ha resucitado.
Ahí comienzan cuatro historias distintas, con cada uno de los nuevos personajes que al final de su aventura se autoproclaman como el nuevo Supermán. John Henry Irons sentencia: "Tengo que detener a Doomsday"; el del antifaz quien dice a los hampones: "He surgido de la muerte para continuar la batalla nunca terminada. Usaré el poder que hay en mí como hijo de Kriptón para traer justicia a este mundo y todo el que peque sabrá la venganza de Supermán"; el chico del arete, que luego de colaborar en una misión militar grita: "No me vuelvan a llamar Superboy", y el androide que salva a unos turistas de Metropólis y les anuncia: "He regresado".... Sí. Supermán ha regresado pero ahora tiene un nuevo riesgo. En su lucha por conquistar a los jóvenes aficionados a los superhéroes puede perder a sus viejos seguidores. Y esa es una cuestión de vida o muerte.