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De las armas a las trusas

Cuesta trabajo asociar a un rudo y brusco militar con la gracia y delicadeza del ballet. Sin embargo, eso es justamente lo que hace Roman Baca, un sargento estadounidense que luchó en Irak y que al regresar a casa retomó su verdadera pasión: la danza.

18 de agosto de 2012

Cuesta trabajo asociar a un rudo y brusco militar con la gracia y delicadeza del ballet. Sin embargo, eso es justamente lo que hace Roman Baca, un sargento estadounidense que luchó en Irak y que al regresar a casa retomó su verdadera pasión: la danza. Desde la adolescencia Baca quería dedicar su vida al ballet, pero cambió su sueño por la estabilidad de una carrera en las Fuerzas Armadas. Aunque durante meses sirvió a su país con orgullo en el campamento Fallujah, siempre anheló volver a las tablas. Por eso, cuando terminó su misión, fundó Exit 12, su propia compañía de danza. Con obras que expresan el sufrimiento del combate y el espíritu del guerrero, el sargento y su troupe pronto escalaron de modestos festivales al prestigioso Lincoln Center for the Performing Arts de Nueva York, donde se presentaron hace pocos días. Pero su mayor recompensa es poder asistir a otros veteranos que no logran adaptarse a la vida civil después de la lucha. Como él mismo dijo a SEMANA: "Conectamos a las comunidades a través del baile, abrimos nuevas audiencias y ayudamos a la gente. ¿Qué más puedo pedir?".