Home

Gente

Artículo

De castigador a castigado

Simon Cremer, un comerciante británico, decidió tomar la justicia por sus propias manos, pero logró el efecto contrario.

19 de febrero de 2011

Simon Cremer, un comerciante británico, decidió tomar la justicia por sus propias manos, pero logró el efecto contrario. La semana pasada, las autoridades lo obligaron a pagarle el equivalente a 20.000 dólares a Mark Gilbert, uno de sus empleados, a pesar de que lo pilló robando. Resulta que Gilbert falsificó un cheque para cobrar más plata y su jefe se dio cuenta. Enfurecido, el empresario lo amarró con una cuerda y le puso un cartel que decía: "Ladrón: robé 845 libras (1.500 dólares). Me llevan a la estación de policía". Cremer también llamó al periódico local para que el hecho sirviera como ejemplo para los habitantes del pueblito de Witham. El hombre estaba seguro de que los agentes lo iban a felicitar, pero en lugar de eso lo arrestaron bajo la sospecha de detención ilegal. Para completar su desgracia, el ladrón entabló una demanda en su contra por las secuelas psicológicas derivadas de la humillación. "Quería hacer las cosas bien, pero mi vida estuvo a punto de ser destruida", declaró Cremer, quien finalmente tuvo que pagarle la enorme indemnización al caco.