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De huérfana en Sierra Leona a bailarina profesional

Michaela Deprince, hoy una bailarina de ballet profesional, solía llamarse Mabinty Magura antes de que la adoptaran sus padres.

31 de enero de 2015

Nació en Sierra Leona hace 20 años, pero no ha regresado a su país desde que fue adoptada por una familia estadounidense a sus 4 años de edad. En ese momento dejó atrás su nombre y el dolor de una guerra civil que mató a su padre y la dejó abandonada desde muy niña en un orfanato. DePrince recuerda que en medio de la desesperanza que reinaba en el albergue, donde aparte de todo era discriminada por una condición de piel, una foto de una bailarina que encontró en el piso del patio cambió su vida. “Esa foto era mi única esperanza de vivir mejor en otra parte, lejos de toda esta locura”. La pequeña no tenía idea de qué era el ballet, pero este simbolizaba su anhelo de cambio. Una vez con su nueva familia, le dijo a su madre adoptiva que le contaría lo que había vivido solo una vez, y también le mostró la foto de la bailarina. Su madre apoyó sus pasos desde entonces, le mostró videos de El cascanueces, la llevó a verlo en vivo y la enroló en clases. Hoy DePrince triunfa en el Ballet Nacional de Holanda y demuestra que hasta después de la noche más oscura puede salir el sol.