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Whitney Houston es la artista femenina que más premios ha ganado en la historia. Su palmarés incluye 415 galardones.

LEGADO

De la tumba al estrellato

La muerte de Whitney Houston no solo revivió su música, sino que reactivó sus finanzas. Después de un trágico final, la diva está camino a convertirse en leyenda y producir millones de dólares desde el más allá.

18 de febrero de 2012

Whitney está arruinada. Si no fuera por la gente que la ayuda, estaría viviendo en las calles" declaró una fuente cercana a la cantante en enero. Su fortuna, que llegó a estar estimada en 150 millones de dólares, se esfumó tras años de lujos, derroche y consumo de drogas. A comienzos de los noventa era la diva de la balada pop. Había ganado dos premios Grammy y su éxito I Will Always Love You se ubicó en el número uno de la revista Billboard por 14 semanas consecutivas. Un hecho sin precedentes. Llegó tan alto que solo le quedaba caer. En ese entonces se casó con Bobby Brown, también músico, y se sumergió en una relación tormentosa que la empujó al mundo de las adicciones y terminó por eclipsar su carrera.

A principios de este año, Whitney apenas era una sombra de aquella época. El crack y la cocaína le pasaron factura a su garganta, su voz de soprano se tornó carrasposa, las ventas de sus discos se desplomaron y terminó en bancarrota. Se vio obligada a pedirle dinero prestado a sus amigos y sobrevivía gracias a la generosidad de su productor Clive Davis. Incluso su disquera tuvo que hacerle un adelanto para que los bancos no embargaran su casa en Nueva Jersey. Sus intentos por rehabilitarse habían sido en vano y en su última gira salió abucheada, pues en plena presentación se le olvidó uno de sus temas.

Irónicamente, con su muerte, a los 48 años, todo cambió. La semana pasada su cuerpo fue hallado sin vida en una tina del hotel Beverly Hilton, aparentemente víctima de una sobredosis de alcohol y tranquilizantes. Protagonizó la primera página de los medios internacionales, sus éxitos volvieron a sonar en la radio una y otra vez y el mundo de la música se declaró de luto. Desde entonces le han llovido homenajes. Durante la ceremonia de los Grammy, la cantante Jennifer Hudson interpretó su tema más emblemático. El popular programa de televisión Glee también hizo lo propio y emitió un capítulo especial con la banda sonora de la película El Guardaespaldas, que consagró a Whitney en 1992.

Desde el domingo La Voz, como algunos la llamaban, volvió a la época dorada en que encabezaba todas las listas de ventas, tal como ocurrió con Amy Winehouse, cuyo disco Back to Black se disparó tan pronto la Policía encontró su cadáver en su apartamento. Whitney: The Greatest Hits reapareció en la clasificación de álbumes de Billboard en el sexto puesto, gracias a las 64.000 copias que se despacharon al día siguiente de su deceso, más discos de los que había puesto en el mercado en todo 2011. Las existencias físicas se agotaron y sus seguidores tuvieron que calmar la fiebre de Whitney con descargas en internet. Se ubicó en la cima de las listas de Amazon.com y en iTunes destronó a Adele, la reina de los pasados Grammy.

Whitney parece confirmar una regla: cuando los artistas tienen una muerte trágica o prematura, se convierten en leyenda y producen más dinero desde la tumba. Un final inesperado los vuelve a poner en el radar de los medios y les garantiza a sus herederos y disqueras un golpe de suerte financiera. Los ejecutivos de Sony Music lo tienen claro y ya están diseñando una nueva estrategia para comercializar los nueve álbumes, las bandas sonoras y las compilaciones de la artista.

Otra gran apuesta será Sparkle, la última película protagonizada por la diva, que será estrenada en agosto. Según dijo a SEMANA Brian Warner, editor jefe de CelebrityNetWorth.com, una página especializada en las finanzas de los famosos, "no es descabellado asegurar que en los próximos 12 meses la fortuna de Whitney, que irá a parar a manos de su única hija Bobbi Kristina Brown, podría alcanzar los 100 millones de dólares".

Y aunque muchos han comparado la noticia de la partida de Whitney con la de Michael Jackson, es improbable que ella supere las ventas del rey del pop, pues no escribió los temas que la hicieron tan famosa. Jackson es justamente el mejor ejemplo de que la muerte siempre resulta más rentable. Según Forbes, solo entre octubre de 2010 y 2011, el cantante ganó 170 millones de dólares, lo que lo convirtió en el artista que más dinero produce desde el cementerio. Los discos, videos y productos con su marca son una mina de oro que su familia ha sabido aprovechar al máximo.

Entre sus mayores éxitos se cuentan el documental This is it, la serie de conciertos que el cantante estaba preparando poco antes de que su organismo colapsara en junio de 2009, y el show del Circo del Sol inspirado en su música, que actualmente está de gira. Su nombre seguirá siendo sinónimo de negocio en el futuro y, por eso, sus herederos decidieron confiarle a Sony los derechos de diez proyectos musicales publicados e inéditos, a cambio de 250 millones de dólares.

Los guardianes de la fortuna de Elvis Presley también han disfrutado con creces de su imperio póstumo. Apenas el año pasado el rey del rock and roll recaudó 55 millones de dólares a punta de sus canciones y, por supuesto, las visitas a Graceland, la mansión en Memphis donde vivió desde muy joven. Su popularidad es tan grande que incluso hay gente común y corriente que ha sobrevivido a costa de su imagen. "El impacto de Elvis y Michael en la industria de la música fue tremendo -explicó a esta revista Amanda Guralski, consultora de celebridades-. La leyenda de estas estrellas vivirá a través de sus imitadores y la tragedia las mantendrá vigentes entre las próximas generaciones".

Ya se trate de Whitney, Amy, Michael o Elvis, su tendencia a los excesos y su desaparición repentina generará cada vez más fascinación y, sobre todo, dividendos a sus herederos. Al fin de cuentas, el principal enemigo de estos cantantes es su personalidad autodestructiva. Con ellos bajo tierra, los publicistas tienen el camino libre para escribir el mito.