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DESTINOS CRUZADOS

Demanda millonaria por cambio de bebé en hospital de Estados Unidos.

31 de octubre de 1988

Durante los nueve años de vida de Arlena Twigg sus, padres lucharon contra la malformación congénita que tenía en su corazón y que finalmente la llevó a la tumba. Pero pocos días antes de que muriera, recibieron confirmación de algo que le daba un cariz especial a su drama: Arlena no era en realidad hija de ellos.

La niña había nacido en el hospital de un pequeño pueblo de la Florida, donde durante sus dos primeros dias de vida pareció una niña sana y robusta, que según los documentos del hospital pesaba 8 libras y no tenía ningún defecto congénito. Pero al tercer día las cosas cambiaron para siempre. Su mamá notó algo diferente en el bebé y se lo comentó sorprendida a una de las enfermeras. Esta, por todo argumento, le mostró la cinta de identificacion que la niña llevaba en la muñeca con el nombre de Arlena y convenció a la señora de que no había razón para preocuparse. Pero algunos días más tarde, los médicos le notificaron que Arlena tenía un defecto congénito en el corazón. Lo que siguió, fue una corta vida de nueve años, marcada por frecuentes hospitalizaciones y muy pocas esperanzas.

En agosto del año pasado, las preocupaciones de los padres de Arlena, Ernest y Revina Twigg tomaron una nueva dimensión. Al ser operada la niña del corazón, se descubrió que su tipo sanguíneo era el "B", lo que resultaba imposible frente al de sus padres, ambos con tipo "O". Esa simple revelación comprobada, por fuera de toda duda, que Arlena no podia ser hija de ellos.

Las pruebas fueron enviadas a varios hospitales para su comprobación, hasta que el Instituto Inmunológico de Johns Hopkins despejó todas las posibles inquietudes: los 25 exámenes que compararon adicionalmente 25 proteínas de Arlena con las de sus padres comprobaron lo que ya todos los cientificos creian: Arlena no era, no podía haber sido, hija de quienes, hasta en el lecho de muerte, la acompañaron en el papel de papás.

Arlena. nunca supo el drama que se desarrollaba a su alrededor, pero sus padres comenzaron a hacer conjeturas sobre lo que les había pasado. Al principio, creyeron que el hospital se había confundido y les había entregado otro bebé. Pero esa, que era una explicación piadosa, dejó paso a otra peor: empezaron a sospechar que habia de por medio mala fe y que les habían entregado intencionalmente una niña enferma. Esas sospechas comenzaron cuando descubrieron que los documentos del hospital ya no presentaban los mismos datos iniciales.
Donde aparecia una peso de 8 libras, ahora eran sóto 6 y en la línea donde se decia que no habia defectos congénitos, ahora se especificaba una malformación del corazón. Todos esos detalles llevaron a los Twigg a presentar una demanda por US$100 millones contra el hospital, el médico que examinó inicialmente a la niña, el obstetra de turno y la enfermera que le "aclaró" a la madre que no había ningún problema con su bebé de dos días de nacida.

Las demás madres que estaban en el hospital al mismo tiempo, están siendo investigadas. Una de ellas, una señora mexicana, ha sido descartada por el tono de su piel y el de su hija.
La otra, de la misma raza de la señora Twigg, murió recientemente a consecuencia de cáncer y su hija vive en Sarasota, en la Florida. Esa niña, a quien nunca han visto, podría ser la verdadera hija de los Twigg. Pero hasta ahora, quien aparece como su padre, no ha permitido que la sometan a ningún examen, y ha afirmado que no lo hará hasta que una orden judicial lo obligue.

Entre tanto, continúa en el misterio la razón por la cual se cambiaron los bebés en el hospital. Se sospecha, según informó The New York Times, que se trata de un caso relacionado con una adopción. Alguien que iba a recibir dinero por dar su hijo en adopción decidió cambiarlo por un bebé sano. La madre de Arlena recuerda haber oído alguna enfermera hablando sobre un bebé que iba a ser adoptado, pero eso no está respaldado por ningún documento en el archivo del establecimiento de salud. La única posibilidad que queda es, según la familia, que el hospital no registrara algún nacimiento para poder dar al bebé fraudulentamente en adopción, con una buena remuneración de por medio.

Por ahora, lo único que tienen los Twigg es una gran pena por la muerte de su hija y la expectativa de que sus demandas aclaren el misterio, mientras el FBI continúa la investigación. Pero la idea de que su verdadera hija, esté aún viviendo en Sarasota, con alguien que ocupó el papel de su padre durante toda la vida, no les sirve de ningún consuelo. --