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Diana, la inmortal

Las autoridades británicas iniciaron la investigación sobre la muerte de la Princesa de Gales en medio de rumores y dudas sobre las circunstancias que rodearon el hecho.

12 de enero de 2003

Los acontecimientos ocurridos en el túnel de Alma en París, la madrugada del 31 de agosto de 1997, todavía son noticia de primera plana. Así quedó confirmado cuando el juez de instrucción Michael Burgess abrió las investigaciones sobre las muertes de la princesa Diana y su novio Dodi Al Fayed. Esta no es la primera vez que Diana se adueña de los titulares desde su tumba. En los últimos meses, en varias oportunidades los tabloides han vuelto a estar inundados de fotos de la Princesa. Eso ocurrió cuando su antiguo mayordomo, Paul Burrel (lleno de rencor luego del fracaso de un juicio en su contra) reveló el distanciamiento que existía entre Diana y sus familiares inmediatos en el momento de su muerte. También sucedió cuando el mismo Burrel divulgó una carta íntima de la Princesa en la cual ella sostenía que alguien estaba planeando un complot para asesinarla en un accidente automovilístico. La tormenta producida logró bajarles la temperatura a las declaraciones del primer ministro Tony Blair, que conminó con su renuncia en caso de que el informe de David Kelly, experto en armas de destrucción masiva, revelara que él había mentido a este respecto. El frenesí alcanzó su punto máximo el 6 de enero, cuando el Daily Mail publicó la versión completa de una carta íntima de la Princesa, en donde nombraba a la persona que estaría detrás del complot para matarla. "Mi marido está planeando un accidente en mi carro. Una falla en los frenos y una herida mortal en la cabeza para sacarme del camino y él poder casarse", dice la carta. Este nuevo hallazgo eclipsó la apertura de la investigación que había sido esperada por seis años y medio. Los británicos estaban convencidos de que la nueva investigación resolvería todos los enigmas y que esta se realizaría de manera más abierta. Sin embargo la investigación británica sólo está encaminada a corregir posibles errores de la investigación llevada a cabo por las autoridades francesas. En efecto, la policía francesa realizó una larga y secreta investigación, con cerca de 200 testigos y 6.000 folios, que concluyó como causa de lo ocurrido aquella madrugada en el túnel de Alma un trágico accidente. Por eso lo que hará Scotland Yard será un simple procedimiento rutinario, ya que toda muerte ocurrida por causas diferentes a las naturales es revisada por los estamentos judiciales. Su propósito tampoco es establecer responsabilidades sobre la muerte de la Princesa y Dodi, sino responder cuatro preguntas básicas: quiénes eran las personas fallecidas, cómo, cuándo y dónde murieron. Tal vez el único hecho extraordinario en este caso es que la investigación se va a realizar seis años y medio después: cualquier acción adelantada por las autoridades británicas debía ser posterior a la realizada por las autoridades francesas. Los 6.000 folios servirán de base para la investigación de Scotland Yard, que tomará entre 12 y 15 meses. La prensa se ha dedicado a especular sobre las posibles causas de la muerte de Diana y de Dodi. Uno de los rumores más fuertes, el posible embarazo de la Princesa, fue fuertemente desmentido esta semana. La historia sería la siguiente: Diana estaría esperando un hijo de Dodi. Los servicios de emergencia parisinos se habrían demorado una hora y 43 minutos en trasladarla al hospital porque le estaban practicando un aborto. Para cubrir dicha operación, su cuerpo fue embalsamado en París y luego llevado a Londres. No obstante John Burton, antiguo juez de instrucción real, estuvo presente durante la autopsia de Diana y vio su útero, en el que no había señales de embarazo. Pero una amiga íntima de Diana fue aún más lejos en sus revelaciones con el fin de despejar cualquier duda. Ella afirmó que la princesa sí quería quedar embarazada, pero del cirujano paquistaní Hasnat Khan, de quien estaba profundamente enamorada. Así que entre sus planes no estaba dejarse embarazar por Dodi Al Fayed. Sin embargo, Mohamed Al Fayed, el padre de Dodi y propietario de los legendarios almacenes Harrods, siempre ha respaldado la teoría del embarazo. En su opinión, el accidente en el túnel de Alma fue la única forma que el establecimiento británico encontró para evitar que Dodi y Diana unieran sus vidas. Mohamed Al Fayed se ha dedicado a investigar el accidente por su propia cuenta, hasta el punto de que en su portal de Internet ofrece recompensas para quien le ayude a encontrar las piezas perdidas en este rompecabezas. Entre las incongruencias de la investigación francesa encontradas por Al Fayed está la embriaguez del conductor de Dodi, Henri Paul. La policía gala responsabilizó a Paul por el accidente, pues él estaría borracho y conduciendo a alta velocidad. Sin embargo, Al Fayed sostiene que las cámaras de Cctv del Hotel Ritz en París captaron varias imágenes de Paul conduciendo adecuadamente a su llegada al hotel, alrededor de las 10 de la noche, y caminando con propiedad por los pasillos del mismo. La sobriedad de Paul también habría sido confirmada por dos escoltas de Al Fayed. Además sus amigos aseguran que él bebía con mucha mesura, tanto que su autopsia demostró que su hígado estaba sano. Pero las preguntas alrededor del chofer de Dodi van más allá de su capacidad para conducir la noche del accidente. Al morir, Paul tenía 12.500 francos franceses (unos seis millones de pesos) en su poder. A esa cantidad se sumaban 120.000 libras esterlinas (unos 480 millones de pesos) en cuentas bancarias en diferentes países. Ahorros muy altos para alguien que apenas ganaba 23.000 libras por año (unos 92 millones de pesos). Dicho dinero provendría de la venta de información a los servicios secretos franceses y británicos. Su vínculo con MI6 (inteligencia británica) fue confirmado por un antiguo agente de esa organización, Richard Tomilson. La otra pieza del rompecabezas que Al Fayed dice que la policía francesa no ha podido explicar es la del camarógrafo paparazzo James Andanson y su Fiat Uno. La limosina de Dodi se habría chocado con el vehículo de Andanson justo a la entrada del túnel de Alma, de acuerdo con pruebas forenses. Sin embargo él nunca fue vinculado a la investigación pues la policía aceptó la coartada de que estaba en su casa a las afueras de Montpellier, en compañía de su esposa, a varios cientos de kilómetros del lugar de los hechos. Andanson murió en extrañas circunstancias, en un accidente de tránsito en mayo de 2000. Días después de su muerte, hombres enmascarados asaltaron la agencia de noticias para la que ál trabajaba en París, y se llevaron archivos electrónicos y cámaras pertenecientes al paparazzo. El juez de instrucción ha dicho que su tarea será separar los hechos de la fantasía. Esta es una misión prácticamente imposible en este caso, sea cuales fueren los resultados que arrojen sus pesquisas. Pues como dijo The Times en su editorial del 7 de enero, parafraseando a Winston Churchill, "la apertura finalmente de una investigación ha sido anunciada como el principio del fin. Pero tal parece que será el fin del comienzo". Y esta nueva faceta de la historia de Diana parece pertenecerle a la fantasía.