Diario de una condenada

Alos 14 años, cuando la mayoría de las niñas están descubriendo sus cuerpos, viviendo la emoción de un primer amor y haciendo la importante transición a la vida adulta, Rutka Laskier tenía la certeza de que pronto iba a morir. Con suerte quizás estaría condenada a permanecer en un campo de trabajo, pero lo más seguro sería que su destino terminaría en Auschwitz, en una cámara de gas. "Si tan solo pudiera decir, ya se acabó y uno sólo muere una vez... Pero no puedo, porque a pesar de todas las atrocidades, quiero vivir y esperar el día siguiente". Esto lo escribió en el cuaderno que le sirvió de diario de enero a abril de 1943, mientras el barrio en el que vivía, en la ciudad de Bedzin en Polonia, era tomado por las fuerzas nazis y convertido en el famoso gueto en el que fueron hacinados cientos de miles de judíos antes de ser transportados a los campos de muerte.

El cuaderno de Rutka fue publicado el 4 de junio en Israel por Yad Vashem (la autoridad para el recuerdo de los mártires y los héroes del holocausto), 64 años después de la muerte de su autora. Durante casi todo ese tiempo había permanecido en la biblioteca de Stanislawa Sapinska, quien había leído y releído el escrito de su amiga durante todo este tiempo.

Las dos jóvenes se conocieron durante la guerra. La familia Laskier vivía en la casa del padre de Stanislawa y ella solía ir a recoger el dinero del arriendo y a revisar el estado del lugar. Durante esas visitas se convirtió en amiga y confidente de Rutka, quien le contaba acerca de los campos de concentración y de su convicción de que no sobreviviría a la guerra. Poco antes de que el gueto fuera cerrado por completo, le confesó también sobre la existencia de su diario. Sapinska, que era católica, le indicó a su amiga donde debía esconder el cuaderno, entre las tablas del piso del sótano, y le prometió que iría a buscarlo cuando terminaran las hostilidades.

"Vi cómo un soldado arrancó a un bebé, uno de apenas unos cuantos meses de edad, de las manos de su madre y estrelló su cabeza contra un poste de la electricidad. El cerebro del bebé quedó esparcido sobre la madera. La mamá estaba enloquecida. Escribo como si no hubiese pasado nada. Como si yo fuera parte un ejército experimentado en crueldad. Pero soy joven, tengo 14 años y no he visto mucho de la vida", escribió Laskier en su diario, en el cual también contaba cosas sencillas de su vida diaria y de sus deseos románticos

Desde cuando Stanislawa recuperó el texto, lo mantuvo guardado, porque sentía que era un objeto privado y que no quería faltar al recuerdo de su amiga. Pero su sobrino lo descubrió y la convenció de que lo hiciera público, consideraba que era un registro histórico invaluable.

"El diario muestra una joven con una personalidad maravillosa que es muy consciente de lo que pasa a su alrededor y que luchó, porque además pertenecía al grupo de jóvenes de la resistencia que se creó en Bedzin", aseguró a SEMANA Zahava Scherz, medio hermana de Rutka. Ella está convencida de que la joven sabía mucho más de lo que era conocimiento común y por eso pudo predecir lo que les ocurriría a ella y a su familia.

Scherz, hija del segundo matrimonio de Yaakov Laskier, sólo supo sobre la existencia de su hermana cuando tenía 14 años. Merodeando por la biblioteca de su padre encontró un viejo álbum de fotos en donde había imágenes de una niña que se parecía a ella. Aunque todos sabían que su padre había sido sobreviviente del holocausto, él nunca hablaba de su primera familia. Su esposa, Rutka y su hermano menor fueron llevados a la cámara de gas tan pronto llegaron a Auschwitz, en agosto del 43. Gracias a ese texto ella pudo conocer a su hermana quien, ante la impotencia, empuñó su pluma, para dejar registro de uno de los momentos más oscuros y atroces de la historia de la humanidad.