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DIARIO DE UN SEDUCTOR

A sus 54 años, y con cuatro matrimonios a cuestas, el nuevo canciller alemán, Gerhard Schröder, tiene fama de llevar una agitada vida sentimental.

9 de noviembre de 1998

Hasta hace dos semanas el único gobernante que llamaba la atención de los medios de comunicación por su agitada vida privada era Bill Clinton. Sin embargo al controvertido presidente de Estados Unidos le ha salido un competidor. Se trata de Gerhard Schröder, el nuevo canciller de Alemania.
El candidato del Partido Social Demócrata, que el pasado 27 de septiembre derrotó al veterano Helmut Kohl, no sólo representa la nueva fuerza política de renovación alemana sino que se ha convertido en una especie de líder para las nuevas generaciones por su arrolladora personalidad. Sus profundos ojos azules, sus dotes de orador y su encanto natural, además, le han dado una fama de seductor que él mismo no ha podido desmentir. En cuatro oportunidades ha contraído matrimonio y a pesar de que asegura que el último será el definitivo quienes lo conocen afirman que su vocación de romántico no lo deja dormir en paz.
Su primer amor fue Eva, una bella jovencita con la que compartió sus épocas de estudiante de derecho en los años 60 y con quien terminó casado. El idilio duró cuatro años, hasta cuando Schröder cambió a su joven esposa por el Partido Social Demócrata.
La siguiente en la lista fue Anna, una inteligente estudiante de idiomas con la que se casó en 1972. A pesar de los numerosos intentos por compaginar el trabajo y el hogar, a los 10 años la relación fracasó. Fue en ese momento cuando la maravillosa Hiltrud, esposa de un policía y madre de dos niños, apareció en su vida. Haciendo caso omiso al escándalo que se desató Schröder y Hiltrud pusieron fin a sus respectivos matrimonios y se entregaron a la pasión. En los 13 años que estuvieron juntos Hiltrud transformó a Schröder en el hombre que hoy es. Le enseñó a vestirse, a comportarse en sociedad, a disfrutar de los clásicos de la literatura y a jugar tenis.
Pero para desgracia de ella Cupido volvió a hacer de las suyas. En 1995 Schröder conoció a Doris Köpf, una periodista de la revista alemana Focus, y quedó perdidamente enamorado. Agobiada por la pena, Hiltrud se dedicó a desprestigiar a su ex marido. Para contrarrestar este ataque Doris, 20 años menor que Schröder, diseñó una estrategia para mejorar la maltrecha imagen de su travieso cónyuge. Los resultados no pudieron ser mejores. En cuestión de meses Schröder y Doris se convirtieron en una de las parejas más queridas de Alemania.
A pesar de sus triunfos la vida de este Casanova no siempre ha sido color de rosa. No sufrió en carne propia los horrores de la Segunda Guerra Mundial pero creció en medio de la crisis económica de la posguerra. Huérfano de padre, Schröder se tuvo que hacer cargo de su familia desde muy joven. A los 14 años se vio obligado a abandonar los estudios para dedicarse a recolectar cosechas en las granjas de su natal Mossenberg. Este oficio lo desempeñó durante varios años hasta que finalmente, después de muchos sacrificios, logró entrar a la universidad.
Su memorial de conquistas no pasa de ser una anécdota en relación con los escándalos de Bill Clinton. Pero su sola fama de seductor ha puesto en alerta a la prensa sensacionalista, que desde ya ha encontrado un tema para entretenerse los próximos cuatro años.