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Montalbán se hizo mundialmente famoso por ‘La Isla de la Fantasía’. Desde hace varios años estaba en silla de ruedas

OBITUARIO

El adiós del señor Roarke

A los 88 años murió Ricardo Montalbán, el actor mexicano que se convirtió en un ícono por su papel en 'La Isla de la Fantasía'.

19 de enero de 2009

Vestido con un traje blanco impecable, una corbata negra y acompañado por su diminuto amigo Tattoo, el elegante señor Roarke esperaba a un grupo de millonarios que querían cumplir todos sus deseos en una isla paradisíaca en el océano Pacífico.

Esa imagen, que es el argumento inicial de La Isla de la Fantasía, volvió a la mente de los fanáticos de la serie la semana pasada, cuando se conoció la muerte de Ricardo Montalbán, el actor mexicano que saltó a la fama mundial con ese legendario papel en televisión.

Montalbán nació en noviembre de 1920. Viajó a Estados Unidos con su hermano cuando era un adolescente con el sueño de ser actor. Y aunque tuvo algunos pequeños papeles en teatro, regresó pronto a México, para aprovechar la era dorada del cine de ese país.

Sin embargo, la idea de Hollywood seguía presente y en 1945 la Metro Goldwin Mayer le ofreció un contrato por siete años. Por esa época se casó con la actriz norteamericana Georgiana Young con quien tuvo cuatro hijos y un matrimonio que duró 63 años, hasta cuando ella murió, en 2007.

Montalbán se convirtió en uno de los primeros artistas latinos que se establecieron en la meca del cine. Para que pudiera adaptarse mejor, los empresarios pretendieron que él se cambiara el nombre por Rick Martin, a lo que Montalbán se opuso radicalmente. De hecho, él mismo rechazó pedir la ciudadanía de Estados Unidos, aunque fue precisamente allá donde logró sus mayores triunfos como actor.

Su debut llegó dos años después con el musical Fiesta, en el que personificó a un aspirante a torero. Durante sus primeros años interpretó con frecuencia papeles minoritarios que reproducían los estereotipos del latino en el cine y llegó a ser en su juventud el ícono del latin lover. Cansado de eso, creó en 1971 la fundación Nosotros y dedicó gran parte de su carrera a luchar por abrirles más oportunidades en la pantalla grande a sus paisanos para que no sólo interpretaran a los típicos bandidos, indios y gigolos hispanos. También se caracterizó por su labor social en favor de los niños huérfanos, y por sus fuertes creencias religiosas, pues para él, el catolicismo era una prioridad en su vida.

Montalbán también participó en obras teatrales e incluso fue nominado en 1958 a un premio Tony (el equivalente del Oscar de las artes escénicas), por su papel en el musical Jamaica. Pero ni en el cine ni en el teatro logró tanta popularidad como en televisión. Su momento de gloria llegó en 1978, cuando comenzó a encarnar al señor Roarke en la famosa serie que terminó de grabarse en 1984.

Como todos lo vinculaban inmediatamente con su personaje, decidió volver al cine para no ser encasillado en un solo papel. Una de sus principales cualidades es que pudo adaptarse a los nuevos públicos, lo que demostró al participar en proyectos que interesaban a las generaciones del momento. Por eso hizo parte de Star Trek II y tuvo un papel de villano en la comedia The Naked Gun.

Luego, en sus últimos años, incursionó en producciones infantiles. Además de prestar su voz para proyectos como Dora la Exploradora, The Ant Bully y de hacer papeles menores, el director Robert Rodríguez lo rescató para la película Spy Kids, donde actuó como un abuelo en silla de ruedas, un papel que se acercaba a su situación real porque para entonces los problemas de espalda le dificultaban caminar. Y es que ni siquiera sus dolencias le impidieron continuar con su pasión, pues, como él mismo dijo en una vieja entrevista a La W, actuar fue "un virus que ninguna penicilina puede curar".