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EL ARQUITECTO DEL CAMBIO

Murió Fernando el "Chuli" Martínez, inspirador de toda una generación de arquitectos y símbolo de las innovaciones de los 60.

3 de febrero de 1992

A LA GENERACION DE LOS 80 TAL VEZ SU nombre no le diga mucho. Quienes no lo conocieron se enteraron por los obituarios que se publicaron en los periódicos, a raíz de su muerte ocurrida hace unos días, que fue un importante arquitecto dotado de una especial versatilidad para todas las manifestaciones culturales.
Pero para su generación es decir para aquellos que vivieron durante los años 60 el proceso de arraigo de sus profesiones a la historia del país el "Chuli" Martínez fue un idolo. Un ídolo no solamente porque en materia arquitectónica dejó una importante escuela, sino porque todos aquellos que se consideraron sus amigos sienten que acaba de apagarse en sus vidas una fuente de sensibilidad humana de rara aparición.
El "Chuli" Martínez -bautizado Fernando- nació en Madrid en 1925, en una familia republicana que en épocas de Franco dejó España. Eduardo Santos seria el vehículo que hizo a los Martínez considerar a Colombia como una buena alternativa.
El Gimnasio Moderno y la Universidad Nacional lo convirtieron entonces en un bogotano, no tanto por adopción sino por convicción personal.
Cuando estudiaba arquitectura tuvo en suerte ser uno de los asistentes escogidos por el ilustre arquitecto francés Le Corbusier durante su visita a Bogotá, en 1947.
En ese entonces Fernando Martínez era un arquitecto en formación, que 15 años más tarde se convertiría en el "hombre de moda" en lo que a innovación arquitectónica se refiere. Si por esa época surgía en la literatura el Grupo de Barranquilla, en la pintura figuras como Obregón y Villamizar, en la escultura personajes como Negret y en la crítica de arte una mujer como Marta Traba, en el mundo de la arquitectura el genio transformador de los 60 fue el "Chuli" Martínez.
Bajo su creatividad y trabajo la ciudad vio nacer la actual Plaza de Bolívar, edificios como el de Bavaria y estructuras como la torre del Hilton.
Pero lo que hizo de su nombre la novedad del momento en materia arquitectónica, fue la adopción del ladrillo como elemento natural de construcción en el ámbito de la Sabana. Teoría que poco después adoptó otro famoso y premiado arquitecto "del ladrillo", Rogelio Salmona.
Pero Fernando el "Chuli" Martínez fue también un personaje especial para el mundo bogotano porque tenía una capacidad multiplicadora poco común: dueño de una bella figura, conversador fascinante y lector empedernido, era un experto en música clásica, un conocedor y coleccionista de arte y un descubridor de talentos como el fotógrafo Hernán Díaz y los escultores Bernardo Salcedo y Feliza Burstzyn.
Por ello, al morir deja no sólo una imborrable huella arquitectónica en la ciudad sino también en el corazón de sus amigos.