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Los Beckham convirtieron su matrimonio en una marca que vende. Pero pese a las críticas que lo tildan de ser más un ‘pop star’ que un futbolista , David mostró su buen nivel en la última temporada de la liga española y fue uno de los artífices del triunfo del Real Madrid

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El circo inglés

La llegada de la estrella futbolera David Beckham a Estados Unidos, con un contrato millonario, ha sido hasta ahora más espectáculo que deporte.

11 de agosto de 2007

Beverly Hills nunca se ha caracterizado por ser un barrio cualquiera. Desde hace décadas es el sector residencial preferido por las celebridades, y es común ver a los fotógrafos tratando de captar alguna imagen de sus habitantes. Sin embargo, la llegada de dos nuevos vecinos se ha encargado de acabar desde hace algunas semanas con la poca normalidad que le queda. Se trata de David y Victoria Beckham, la pareja sex symbol del Reino Unido, quienes al trasladarse a Estados Unidos llevaron el furor mediático que suelen despertar a su paso. Así fue en Londres cuando el crack jugaba en el Manchester, y en España, donde como astro del galáctico Real Madrid era el blanco preferido de las revistas del corazón. Ahora, a sus 32 años, el turno es para Los Ángeles, a donde ha llegado con un contrato de 250 millones de dólares para ser durante cinco años la estrella de los Galaxy.

Hasta los propios famosos, acostumbrados a los flashes y a la falta de privacidad, han encontrado difícil soportar las hordas de reporteros provocadas por los Beckham: "Hay un festival de 'paparazzi' al final de la calle donde vivimos. Ni siquiera se puede conducir porque siempre están allí", confesó la modelo Heidi Klum. La prensa local catalogó su llegada como "la mayor invasión británica desde los Beatles". Relativamente desconocidos en un país sin tradición en el deporte más popular del mundo y en el que las Spice Girls, el grupo de Victoria, hace mucho dejó de sonar, su mejor carta de presentación fue haber aterrizado de la mano de Tom Cruise y su esposa, Katie Holmes. Ambos, junto a Will Smith, se encargaron de darles la bienvenida al seno de la realeza de Hollywood con una ostentosa fiesta en el Museo Geffen de Arte Contemporáneo a la que asistieron 600 personalidades.

Y es que su agenda ha sido muy agitada. Acaban de llegar y ya están dedicados a tomarse el lugar con la marca Beckham: lanzaron su perfume Intimately Beckham, un negocio que este año engrosará en 100 millones de dólares la fortuna del deportista, calculada en 224 millones. Por su parte, Victoria está a punto de lanzar una línea de jeans y gafas de sol. Además, la camisa 23 de Los Ángeles Galaxy es la número uno en ventas en el nivel mundial. David la estrenó el 21 de julio, durante un partido amistoso contra el Chelsea que más parecía la premier de una película, con alfombra roja y todo, por la que caminó el gobernador de California, Arnold Schwarzenegger, entre otras figuras. Desde cuando comenzó a calentar, las cámaras se olvidaron del juego y enfocaron a Beckham por varios minutos, sin dejar de lado a su esposa que junto a Holmes veía el 'espectáculo'. Pero ni siquiera sudó el uniforme porque sólo jugó 13 minutos, debido a la molestia en su tobillo izquierdo que lo aqueja desde hace dos meses. El encuentro terminó 1-0 a favor del adversario inglés, y tuvo una audiencia récord en Espn para un juego con un equipo de la Major League Soccer.

No se ha hecho esperar la desilusión por tanto ruido para tan poco fútbol. Sobreestimado "por la maquinaria publicitaria" y "sobrepagado", comentó el diario The New York Times. Pelé también opinó y dijo que el inglés parece más un "pop star" que un jugador, y le aconsejó concentrarse en el fútbol. El 'rey' conoce de cerca la experiencia, pues hacia el final de su carrera fue contratado por el Cosmos de Nueva York, por cinco millones de dólares, con la idea de que su prestigio podía subirle el perfil al balompié en Norteamérica. La crítica tampoco le perdonó su ausencia a una rueda de prensa del equipo. Aunque su disculpa fue que tenía que continuar con un tratamiento para su lesión, algunos medios señalaron que hasta ahora la dolencia no ha sido problema para posar o asistir a fiestas en su honor.

Victoria, tan protagonista de este show como su esposo, al parecer ha hecho suyo el refrán "que hablen, bien o mal, pero que hablen". Si de David sospechan que su época dorada quedó atrás, de ella dicen que ya ni canta, y que es sólo famosa por ser famosa, una especie de Paris Hilton británica. NBC se salvó de la debacle cuando decidió que un reality show acerca de su mudanza a Estados Unidos pasara de ser una miniserie a un programa de una hora. Sus interminables poses para tomarse la foto del carné de conducción y su postiza actitud al broncearse con tacones y maquillaje no causaron gracia, sino que ofendieron: "Esa gente cree que somos estúpidos", dijo The New York Post. Tildaron su nuevo hogar de 22 millones de dólares de "exagerada mansión rococó", y a ella de "autopromoverse sin tregua". Sin embargo, este quizás ha sido el mayor talento de la Posh Spice y lo demostró al aplicarlo magistralmente a su marido.

David, un joven de origen humilde, "atractivo, y con talento, se convirtió en un ícono mundial gracias a su esposa, quien supo explotar esas características", dijo a SEMANA Ellis Cashmore, autor del libro Beckhmam. La pareja se casó en 1999 cuando Victoria estaba en la cima de su carrera en las Spice Girls, según Cashmore, la primera banda que se convirtió en una completa marca. Desde la boda cada cambio de peinado de Beckham empezó a ser registrado, igual que sus tatuajes, como el que dice Brooklyn, nombre que le pusieron al hijo mayor en homenaje al lugar en el que habría sido concebido. "Victoria se dedicó a aprender cómo crear una marca de la nada y se volvió una experta en manipular a los medios. La prueba está en que aunque no ha tenido éxito como diseñadora, ni como actriz, desde cuando su banda se separó, sigue siendo la mujer más fotografiada de Europa y su imagen está en todas las revistas y en la televisión". Ella habría sido la responsable de que David dejara SFX, la agencia deportiva que manejaba su carrera, y pasara a manos de Simon Fuller, el agente de las Spice Girls, pues considera su profesión más como un negocio del entretenimiento que como deporte.

Tal vez por esa habilidad, pese a la desastrosa crítica de su reality, los productores de la exitosa Ugly Betty (versión gringa de Betty la fea) quieren que Victoria y David participen en la segunda temporada. El futbolista también habría sido invitado a actuar en la serie Desperate Housewives junto al cantante Robbie Williams, para interpretar una pareja gay. Quizás tenía algo de razón el diseñador Giorgio Armani, amigo de los Beckham, cuando dijo que si se iba a Hollywood, es porque "desea ser actor, más que jugador".

Entre tanto, las directivas de los Galaxy piensan aprovechar al máximo la marca Beckham para aumentar el prestigio de la Major League Soccer. Hasta ahora la estrategia está dando resultado porque hace tres meses, cuando ni siquiera se había puesto la camiseta del equipo, los dueños del club ya habían tenido ingresos por más de 13 millones de dólares. Por eso han pedido a los seguidores del equipo que le tengan paciencia, que pronto se recuperará y confían en que cuando eso suceda, su famoso pie derecho los hará subir en la tabla de posiciones de la conferencia oeste de la MLS, donde actualmente se ubican en el penúltimo lugar.

El partido de Beckham en Estados Unidos apenas comienza. Si bien en ese país el londinense será la estrella número uno del fútbol, por el lado de la farándula las cosas no pintan tan bien para la pareja maravilla, pese al furor inicial. Porque en Hollywood faltan los buenos jugadores, pero sobran las rubias platinadas y los galanes de película.