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EL CUADRO DE LA DISCORDIA

18 años después de la muerte del multimillonario John Paul Getty, su hijo sigue siendo su peor enemigo.

3 de octubre de 1994

HACE UN MES el Museo Getty de California, en Estados Unidos, decidió adquirir la obra maestra Las Tres Gracias, que actualmente pertenece a la Galería Nacional de Escocia y es patrimonio cultural del Reino Unido. Para que el famoso cuadro saliera de Gran Bretaña solo se necesitaba que no hubiera una oferta inglesa de compra que pudiera superarla. Sin embargo, cuando se habló de venderlo, un anónimo residente inglés superó la oferta con una donación de un millón de libras esterlinas (un millón y medio de dólares), con el único fin de evitar que el cuadro saliera de Gran Bretaña. Cuál no sería la sorpresa cuando se descubrió que el anónimo mecenas era, precisamente, el hijo de John Paul Getty, fundador del museo estadounidense .

En 1960 la revista Fortune señaló como el hombre más rico del mundo a John Paul Getty, quien hasta ese momento había sido un oscuro petrolero estadounidense. Pero si bien a Getty no le podía ir mejor en los negocios, en su vida personal era un hombre liquidado por sus nefastas relaciones familiares. Concretamente con el mayor de los cinco hijos que tuvo con cuatro de sus cinco esposas y que lleva su mismo nombre, John Paul Getty II. El asunto del cuadro ha recordado la voluntad testamentaria del multimillonario, acerca de que ningún miembro de su familia podía pertenecer a la fundación Getty Museum. de California. Pero hoy, John Paul Getty II es un filántropo cuya donación de 63 millones de dólares para la Galería Nacional de Escocia -la más alta en la historia de ese país- le valió ser nombrado por la reina Isabel, Caballero Honorario del Imperio Británico. Una de sus grandes pasiones es el arte. Por eso, el mes pasado, cuando se enteró de que el Museo Getty de California estaba interesado en adquirir el cuadro, amenazó al director de la Galería Nacional de Escocia, Thimothy Clifford, con suspender su donación de un millón y medio de dólares, si accedía a venderlo.

TRAGEDIA GRIEGA
Pero la historia de este filántropo que hoy ocupa las primeras páginas de los periódicos londinenses tiene, sin embargo, una historia digna de tragedia griega matizada por los grandes conflictos con su multimillonario padre. Cuando apenas tenía un año, sus padres, Ann Rork y John Paul Getty, se separaron y él se quedó en Estados Unidos con su madre. El único recuerdo de niñez que tiene de su padre, es el de una ocasión en que le envió una carta a Inglaterra y éste la devolvió con correcciones de gramática y ortografía, pero sin respuesta alguna. Ni siquiera el día del matrimonio del joven Getty, con Gail Harris, su padre se hizo presente. Sólo volvieron a reunirse a comienzos de los años 60, cuando el multimillonario dueño de Petróleos Getty resolvió que su hijo mayor manejara la filial de la compañía en Italia.

Pero J. Paul Getty II se dedicó a la buena vida en Roma. Entonces conoció a la holandesa Talitha Pol, por quien decidió separarse de su esposa. La pareja, que se casó en 1966, se dedicó a viajar y gastar dinero en lujosas residencias y fiestas que, según los comentarios de la época, concluían casi siempre en orgías. En 1968 la pareja tuvo un hijo al que bautizaron Tara Gabriel Galaxy Gramophone Getty. John Paul y su esposa cayeron en la adicción a la heroína y él abandonó por completo los negocios. Eso terminó de deteriorar la relación con su padre. En un enfrentamiento ocurrido en 1971, John Paul le dijo: "ser hombre de negocios no es gran cosa, cualquiera puede serlo". Entonces Getty juró no volver a verlo nunca y prohibió que su hijo fuera mencionado en su presencia.

No obstante esta no era la única relación conflictiva de John Paul Gletty II. Las cosas con su segunda esposa iban de mal en peor. Poco tiempo después, cuando la pareja estaba tramitando su divorcio, tuvieron un encuentro en Roma y esa noche Talitha murió víctima de una sobredosis de heroína. Dos años después de este trágico episodio, en 1972, su hijo de 16 años, John Paul Getty III -nacido de su matrimonio con Gail Harris- fue secuestrado en Italia. La suma que pedían por su rescate estaba muy por encima de lo que él podía pagar: 1700 millones de liras. Y cuando acudió a su padre en busca de ayuda económica, éste se negó a dar un centavo, tras argumentar que tenía otros 14 nietos, y que si pagaba el rescate de uno iba a hacer que los secuestraran a todos.

El abuelo del joven secuestrado cambió su decisión cuando una oreja del muchacho le fue enviada, envuelta en una hoja de periódicio. Después de cinco meses, John Paul Getty III fue liberado. Pero su experiencia fue tan traumática que nunca se recuperó. En 1981 tomó una mezcla de drogas que le produjeron un derrame cerebral masivo y quedó paralizado. Hoy, el nieto de John Paul Getty vive atado a una silla de ruedas, casi ciego.

La muerte de Talitha y el secuestro de su hijo llevaron a John Paul Getty II a recluirse durante 13 años en su apartamento de Londres. Las únicas salidas que hacía eran para trasladarse a un hospital, donde recibía tratamiento para su adicción al alcohol y a la heroína. Después de la muerte de su padre, ocurrida en 1976, J. P. Getty II logró salir a flote y convertirse en el más eminente filántropo británico por sus generosas donaciones a las causas de caridad inglesas. Sin embargo, hace poco tiempo, cuando parecía que los malos tiempos habían pasado, y Getty II consideraba que había exorcizado la tragedia, recibió la noticia de que su hija Aileen es portadora del virus del sida.

Hoy a los 61 años, John Paul Getty II maneja una fortuna estimada en 1.000 millones de dólares, derivada en gran parte de la jugosa suma que recibió en 1984, cuando la empresa que había creado su padre fue comprada por la Texaco. Y algunos ven en en el episodio del famoso cuadro -en el que utilizó el dinero heredado de su padre para bloquear una adquisición del museo fundado en su memoria- más que una defensa altruista al patrimonio cultural británico, una sutil venganza.-