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El culpable es el mayordomo

El hombre de confianza de Lady Di está acusado de haber robado más de 300 pertenencias de la familia real.

28 de octubre de 2002

En las peliculas de misterio el culpable siempre termina siendo el mayordomo y en la vida real muchos británicos se preguntan si ese será el destino de Paul Burrell, el fiel servidor de la princesa Diana de Gales, quien se encuentra en los tribunales acusado de haber robado pertenencias de la familia real.

Trescientos diez objetos, para ser exactos, que en algún momento desaparecieron de las manos de sus legítimos dueños: Lady Di, el príncipe Carlos y el príncipe William, y aparecieron coincidencialmente en la residencia de Burrell en enero de 2001 cuando la policía realizó un allanamiento en la propiedad. Los robos perpetrados en el palacio de Kensington ocurrieron, al parecer, entre enero de 1997 y junio de 1998.

Entre las curiosidades que recuperó Scotland Yard hay una espada ceremonial, un escritorio, una caja de costura, un joyero, 18 bolsos de mujer, un par de zapatos Chanel, un vestido de fiesta de Versace, nueve sombreros y más de 100 fotografías, entre ellas varias del príncipe William con supermodelos como Claudia Schiffer, Naomi Campbell y Christy Turlington, El tesoro escondido de Burrell también reúne álbumes familiares de los Spencer, una vajilla de porcelana con el monograma del príncipe de Gales, 28 discos compactos marcados con el nombre de Diana, 18 discos de vinilo, un pimentero de plata, un libro de acuarelas, un juego de cristalería y un arrume de correspondencia privada que incluye una carta que le escribió Lady Di a la madre Teresa y otra que le dirigió al ex primer ministro británico John Major; mensajes de la reina madre a Diana y una carta que David Hasselhoff, protagonista de Guardianes de la bahía, le escribió al príncipe William, entre otras.

Como si lo anterior fuera poco, ahora la hermana de la princesa les ha pedido a las autoridades que requisen nuevamente la casa de Burrell en busca de un anillo de oro que el ex amante de Diana, el mayor James Hewitt, le regaló como prueba de amor y que ahora no aparece por ninguna parte.

Al preguntarle por el origen de los objetos el mayordomo, de 44 años, respondió que Diana en persona le había regalado varios de ellos, que otros no había sido capaz de entregárselos a las obras de caridad a las cuales estaban destinados y que los restantes sinceramente no recordaba tenerlos en su poder. Como era de esperarse, el acusado se declaró inocente y para defenderse dijo estar dispuesto a romper su silencio y revelar intimidades bastante comprometedoras de los Windsor.

Paul Burrell conoció a Diana en 1980 y desde entonces se convirtió en su sirviente de confianza, tanto es así que fue la persona encargada de arreglar el cuerpo para el funeral y por su lealtad se ganó un puesto como organizador de eventos en el Diana, Princess of Wales, Memorial Fund.

Otros testigos aseguran que la relación entre el mayordomo y su jefa no era tan estrecha como se dice pues la difunta no le dejó nada en su testamento y para colmo el 'ilustre' empleado constantemente se quejaba del mal salario que recibía.

El juicio durará seis semanas y la ventaja para los Windsor es que ninguno de los miembros de la familia real tendrá que testificar. De ser hallado culpable el otrora fiel mayordomo purgaría una pena de siete años en prisión.