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| Foto: Archivo Particular

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El día que mataron a John Lennon

Se cumplen 39 años de la muerte de la leyenda del rock. Su música aún sigue influyendo en las nuevas generaciones y su recuerdo sigue vivo.

8 de diciembre de 2019

El 8 de diciembre de 1980, cinco disparos de revólver hicieron estruendo en la noche de Nueva York y repercutieron por todo el mundo. John Lennon, exBeatle, ícono del rock, activista político, esposo y padre moría por el impacto de cuatro proyectiles. Su asesino, Mark David Chapman, era un fanático desequilibrado que había viajado desde Hawaii y esperado todo el día frente a la residencia del músico para cometer el acto que lo vincularía para siempre con su ídolo.

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Los hechos son bien conocidos, tanto por aquellas generaciones que recuerdan la lamentable noche como por los que se han informado a través de la divulgación mediática. Nada de lo que se ha dicho y analizado a lo largo de los años, sin embargo, ha podido darle razón a la tragedia ni cerrar del todo la herida colectiva que causó.

Detalles íntimos

Justo en el aniversario 30 de su muerte, se mostraron una serie de documentales con detalles íntimos de quienes conocieron de cerca al ex Beatle y estuvieron en Nueva York el fatídico día. Uno en especial, de la cadena británica independiente ITV, hizo un recuento casi forense de las últimas horas en la vida de la leyenda musical relatado por la mayoría de las personas que entraron en contacto con él.

Ese día fue una jornada bastante ocupada para John. Tenía una sesión de fotografía para la revista Rolling Stone, dos entrevistas —una para la prensa británica y otra para una radio en California—, más la grabación en estudio del disco que preparaba con su esposa, Yoko Ono. Afuera de la residencia esperaban, de un lado de la entrada del edificio Dakota, Paul Goresh, un fotógrafo aficionado que se había ganado la confianza de Lennon y, del otro, una enigmática figura que resultó ser Mark David Chapman.

Goresh describe en el documental la conversación que tuvo con Chapman y la mala espina que le dio. El fotógrafo tomó las últimas imágenes de John, una en la que está firmando un autógrafo para su propio asesino.

Presagio

Todos los participantes del documental comentan en retrospectiva del presagio de lo que se hizo o se dijo ese día. El asesino esperó todo el día frente al edificio de Lennon en Nueva York. Con dificultad, Yoko Ono habla de lo irónico de la canción que estaban grabando, con su particular tema sobre cómo serían recordados después de muertos; el periodista de la radio menciona que Lennon se sentía optimista ante el umbral de una nueva vida.

También hay testimonios detallados de los policías que llegaron a la escena del crimen, del médico Stephan Lynn que atendió al músico herido de muerte, así como del joven periodista de la cadena ABC que casualmente se encontraba en urgencias con una lesión en la pierna y se topó con la primicia. "Yo tuve el corazón de John Lennon en mi mano", relató el doctor Lynn explicando cómo aplicó masajes cardíacos para intentar revivir a la víctima. "Era el corazón de una persona común y corriente, era un buen corazón".

Pero no había nada que hacer. El médico tuvo que comunicarle a Yoko que era una viuda y luego, en rueda de prensa, al resto del mundo que había perdido a una de sus figuras. Yoko Ono añade que, aunque consideraron ir a cenar en lugar de regresar de inmediato a casa después de salir del estudio de grabación esa noche, nada hubiera evitado el trágico destino.

 Su legado

Su muerte causó honda conmoción y el mundo de la música y de los inconformes se vistió de luto. La mayoría veía en él a un símbolo de la paz. Para millones de admiradores, así como para los que nunca se interesaron por su música, el asesinato de John Lennon fue un acto de locura sin sentido. Lennon fue más que un gran músico y compositor; fue un personaje inolvidable que se enfrentó a la crítica. Fue un ser cuya perspectiva de la vida ejerció gran influencia en la juventud. Mucho se ha dicho sobre él, sin embargo, muy pocos saben a ciencia cierta quién fue.

Para algunos, era sólo un músico escandaloso inspirado en las ideas rebeldes y revolucionarias del Rock and Roll. Para otros, toda una genialidad. John fue un activista, un hombre convencido de que el mundo podía ser mejor. Demostró que era posible cuestionar los valores arraigados, pelear con palabras y con música, mantenerse fiel a una creencia, proporcionarle un sentido a la propia vida. Loco o genio, la música de Lennon y su filosofía actuaron como inspiración para todos aquellos que lo amaron.

Fue uno de los músicos contemporáneos que se enfrentó al sistema. Fue un rebelde con causa. Fue alguien cuya obra musical siempre fue de amor, unidad y paz universal. Nunca estuvo conforme con el odio, la guerra, la violencia y la muerte. Sus idealismos iban más allá de lo establecido. Muchos lo admiraron pero pocos lo comprendieron. Él no hizo ningún gran descubrimiento. Sólo quiso que la humanidad supiera lo maravillosa que puede ser la vida. Sin embargo, la suya fue cegada por alguien que, irónicamente, lo admiraba. Hace 25 años, la voz de John Lennon fue trágicamente callada. Afortunadamente, su legado musical nunca podrá ser callado.

*Con información de BBC y SEMANA.