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| Foto: @FidelFranco

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Hernán Peláez le dice adiós a El pulso del fútbol

Él e Iván Mejía acompañaron los almuerzos de millones de futboleros los últimos 15 años. Este 23 de diciembre fue el último programa, al menos en Caracol Radio.

23 de diciembre de 2015

Fue a Guillermo Díaz Salamanca a quien se le ocurrió la genial idea de juntar a Hernán Peláez e Iván Mejía en un mismo programa de radio. Nadie daba un peso por ese proyecto. La idea era sencilla, que los dos periodistas deportivos más afamados de la radio colombiana se sentarán durante una hora para hablar de fútbol. Nada más.

Era el año 2000. Díaz Salamanca montó un ambicioso proceso llamada La Deportiva. Una emisora cien por ciento deportiva en el olvidado dial 1010 AM. La emisora deportiva apenas duró cinco años, El pulso del fútbol completó, contra todo pronóstico, 15 años al aire. Hernán Peláez e Iván Mejía convirtieron una buena idea en un programa de culto. Un espacio que se volvió mítico para los amantes del fútbol.

Ni el propio Mejía, ni el propio Peláez apostaban por tanto tiempo al aire. Pero el ‘viejo’, como le dice Mejía a Peláez, y el ‘gordo’ como le dice Peláez a Mejía, hicieron un tándem histórico. Sus caracteres diametralmente opuestos en vez de separarlos, terminaron por crear un equipo sólido que cautivó a la audiencia colombiana a tal punto que se convirtió en el espacio radial más escuchado según diferentes mediciones.

Cuando la quijotada de Díaz Salamanca terminó, Caracol Radio decidió sin dudar que El pulso del fútbol debía continuar. Abrió un espacio en su parrilla de programación. Siempre desde la 1:00 p. m. hasta las 2:00 p. m., ambos periodistas hablaban de fútbol. La audiencia los adoraba y los pautantes invertían sin dudar. Peláez solía decir durante el programa que, “si seguían al aire es porque nos pautan, no porque los españoles (en referencia al Grupo Prisa) nos quieran”.

Y es que precisamente esa irreverencia, mejor esa posibilidad de decir lo que quisieran sin que les temblará la voz, fue lo que catapultó el espacio radial a la cúspide. Peláez y Mejía decían cada tarde lo que querían. No había miramientos. Un día aplaudían el trasero de Jennifer López y al siguiente le mandaban una puya al gobierno de turno. Y siempre levantaban ampolla en el mundillo del fútbol.

El esquema del programa era tan sencillo como su idea original. Saludo, lectura de correos electrónicos –para involucrar a la audiencia-,  un espacio para recordar viejas nóminas de equipos históricos y el resto del tiempo se dedicaban a opinar de la actualidad del fútbol nacional y mundial. La receta nunca cambió. Siempre fue exitosa.

Peláez vivía sorprendido con el impacto de El pulso. Un día decidió saludar a los abogados y mecánicos. Al día siguiente su correo electrónico colapsó: los oyentes exigían que también los incluyera en el saludo inicial. “Un día me escribieron un grupo de trabajadores sexuales para que también las saludará”, contó con esa gracia que siempre lo caracterizó frente al micrófono. Siempre les cumplió a sus oyentes.

“El 'gordo' jode más que mi esposa”, dijo Peláez en una conferencia que dictó en Medellín. Precisamente, fue la combinación de un carácter y lengua explosivas como la de Iván Mejía con la tranquilidad y sabiduría de Hernán Peláez lo que quizá hizo exitoso a El pulso. Cada tarde había zanahoria y garrote para el mundo del fútbol y la radio.

Pero Hernán Peláez se cansó. O al menos eso dijo cuándo anunció su retiro de Caracol Radio. Siempre había dicho que hacer el programa lo mantenía activo. Pero a finales de este movido 2015 decidió que su tormentosa relación con los españoles debía llegar a su fin. Nunca tuvo problemas con su compañero de tertulias, simplemente había que buscar nuevos horizontes.

Los más de dos millones de oyentes quedarán huérfanos. Los almuerzos no serán lo mismo para miles y miles de futboleros. Quién diría que 15 años después de una aventura radial, los radioescuchas colombianos se quedarían sin El pulso del fútbol.