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EL HOMBRE DE LOS LIBROS

Benjamín Villegas ha puesto en los mercados internacionales cuatro de los ochenta libros que ha hecho.

3 de diciembre de 1990

Los libros ilustrados de gran formato creados y dirigidos gráfica y editorialmente por colombianos, han empezado a tener una circulación internacional. La afirmación es de un hombre muy conocido en la industria editorial de Colombia: Benjamín Villegas, quien ha logrado que cuatro de sus libros "Bambusa-Guadua", "Gonzalo Ariza", "Colombia tierra de flores" y "Deliciosas frutas tropicales" hayan llegado a los mercados internacionales.
Después de haber participado como diagramador o editor de más de ochenta libros durante 16 años y con seis de haber creado su propia empresa editorial, la editorial Rizzoli Internacional le compró a Villegas los derechos de la versión en inglés del libro de la guadua, cuya impresión hizo en Japón; los distribuidores japoneses le pidieron "Gonzalo Ariza" y este año con los impresores japoneses comenzó a hacer la correción de colores de "Colombia tierra de flores" y "Deliciosas frutas colombianas", que esta semana saldrán al mercado colombiano.
Hace 15 días en la feria de Francfurt (Alemania), el evento internacional más importante de la industria editorial, pues allí comienzan o terminan el ochenta por ciento de las operaciones comerciales Villegas logró una opción en inglés para el libro de las flores, y para el de las frutas opciones en francés, italiano y alemán.
Hoy por hoy, editores internacionales reconocidos mundialmente están avalando, firmando y distribuyendo libros Made in Colombia Y uno de los colombianos que ha logrado convencerlas es, precisamente, Benjamín Villegas.
Villegas es un editor nato. A los 18 años ya diagramaba la revista "Lámpara". Entonces en ese año, 66, le pagaban dos mil 50 pesos por cada número. La influencia de su abuelo y de su padre que se llamaba también Benjamin Villegas y que fueron el primero periodista y el segundo editor, al igual que la de su mamá, María Jimenez, quien lo introdujo en el mundo de los libros, fue decisiva. "Cuando yo era un niño, mi padre me llevaba a las imprentas. Y estando en el colegio, Darío Achury Valenzuela me dejó participar en la revista de la Radio Nacional, pero quien me cambió la vida y no me dejó ser arquitecto, fué Fabio Henkel quien me invitó a diagramar "Lámpara". Y luego, cuando se graduó de arquitecto en Los Andes y decidió como él dice "darse una vivencia poética de un par de años" y fué "hippy" con pelo largo y promotor de "La Calle" detrás del Hilton donde fumaba marihuana y tenían 17 casas donde se practicaba la "paz y el amor", no pensaba en ser editor, hasta que creó una oficina múltiple creativa fundamentada en el diseño gráfico y publicaciones. Al poco tiempo, en el año 74, diseñó su primer libro "Dos naciones hermanas", publicación oficial de las relaciones colombo-venezolanas durante la administración de Pastrana Borrero y luego con Rodrigo Castaño crearon la programadora "T.V. 13" e hicieron programas como "La manzarda" y "Edición Especial", pero a los cuatro años y medio decidió crear imágenes corporativas, de las que hizo más de 70u como el caballo de Granahorrar, Concasa, La Car y Metrópolis .
Pero, poco a poco se fue concentrando más en los libros y resolvió ser editor. Varios han sido los galardones y reconocimientos que ha obtenido por publicaciones como "Señor Ladrillo", "Historia de Bogotá", "Artefactos" y "Sabana de Bogotá", "Historia de la fotografía en Colombia" y 75 más de los cuales siempre ha hecho las primeras ediciones.

¿Qué es un libro?
"Es un hijo. Es una realización personal. Es poder tener la oportunidad de relacionarme con gente en todos los campos de la estética, la cultura, la ciencia. Es un reto y a un nivel más íntimo es un medio de comunicar algo y como colombiano una forma de identificarme, de comunicar los más bellos valores de este país y de servirle".

¿Cómo ve la situación de nuestra industria editorial en el contexto latinoamericano?
"Es importante distinguir entre ser editor y ser impresor. Colombia hoy por hoy es el, segundo país impresor de América Latina después de México y está muy cercano a ser el primero. Pero, ser editor es ser creador de libros o ser promotor de la creación de libros y comercializador de los mismos. En ese sentido Colombia no está todavía muy desarrollada y estamos lejos de ser un país editor. "

¿Cuales son sus cinco principios como editor?
"Buenas ideas editoriales, capacidad de reunir el mejor equipo para desarrollar esa idea, organización para hacerlo, credibilidad para obtener el respaldo económico y ganas y audacia para promoverlo y sacarlo adelante".

¿Cuántas versiones de cada libro hace en términos de diseño?
"Por lo general cuando me siento a diseñar un libro sale de una vez y se le hace la corrección."

¿Corrige página por página o todo de un tirón?
"Diseño buena parte de un tirón, reviso y si está mal, comienzo una nueva versión que si veo que está bien termino y ajusto. Eso sucede porque cuando me siento a diseñar ya llevo un año trabajando en el proyecto. Y el diseño del libro no es más de un 15 por ciento del trabajo."

¿Es usted el editor colombiano más costoso?
"Sí, creo que sí, porque estoy tratando de hacerlo de la mejor manera y la mejor tiene más trabajo."

¿Cuales cree que son los libros más representativos de Colombia?
"El Carnero", "Las crónicas de Santa Fé de Bogotá" de Cordovez Moure y "El papel periódico ilustrado" que lo podemos encontrar en un libro. En el siglo XX, obras de Eduardo Caballero Calderón, García Márquez y Germán Arciniegas."

Villegas es un personaje creativo y de activa vida interior. Habla rápido y su sitio de trabajo siempre está en desorden. tiene 42 años y siempre ha vivido en Bogotá, donde nació. Podría definirse como un hombre esencialmente audaz, contradictorio y luchador, al que le gusta la música, jugar tenis dos veces por semana, montar a caballo en su finca en Anapoima con su esposa Clara Lucía Salazar, con quien se casó hace 19 años y tienen tres hijos: María de 15 años, Laura de 12 y Camilo de 8.
Lo divierte viajar, toma whisky, fuma tabaco y se apasiona por los libros, pero únicamente por los que en el momento está haciendo porque no le queda tiempo más que para leer sobre lo que va a editar hasta que agota todas las publicaciones e investigaciones sobre el tema. Por eso, tal vez su lema no puede ser otro: calidad.