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Gleason pidió ser ejecutado rápidamente para dejar de matar. | Foto: AP

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El hombre que quería morir en la silla eléctrica

Sus últimas palabras antes de ser ejecutado en la silla eléctrica fueron “besen mi trasero”, luego sonrió.

18 de enero de 2013

Robert Gleason, un reo que amenazó con seguir matando si no lo ejecutaban, finalmente se salió con la suya. Fue condenado a cadena perpetua en 2007 por asesinato. Desde entonces afirmó que prefería morir en la silla eléctrica que pasar el resto de sus días encerrado la Correccional de Jarratt, en el estado de Virginia.

Para lograr su propósito, en 2009 mató a su compañero de celda, un hombre de 63 años con problemas mentales. Gleason había advertido que estaba cansado de su compañero y que quería cambiar de celda, pero como los carceleros no aceptaron su petición resolvió atarlo, golpearlo y estrangularlo.

En declaraciones a la prensa, Gleason pidió ser ejecutado rápidamente para dejar de matar, según el Death Penalty Information Center.

Pero ante la demora en la sentencia, al año siguiente también estranguló a otro interno de 26 años. Gleason, de 42 años, afirma que él sólo mata a criminales. “No digo que sea una mejor persona por asesinar delincuentes, pero nunca mataría a personas inocentes. Mato a personas parecidas a mi”, confesó.

Asimismo, asegura haber acabado con la vida de docenas de personas más, aunque nunca se han aportado datos concretos.

Incluso Gleason denunció a sus abogados por haber cursado una apelación de último minuto para salvar su vida destacando su traumática infancia, sus problemas psicológicos y su historia de abuso de drogas y alcohol. También rechazó sistemáticamente su derecho a apelaciones y revisiones de su caso. Solo quería morir en la silla eléctrica, que no se usaba en Virginia desde 2010.

“No me preocupa la muerte, llevo tiempo esperándola, se llama karma”, le dijo a la agencia Associated Press.

“Gleason no expresó ningún remordimiento por estos crímenes horribles. No buscó apelar su condena y no rellenó una solicitud de clemencia”, declaró el gobernador de Virginia, Bob McDonnell, en un comunicado.

El pasado miércoles a las 9 de la noche logró su cometido y se convirtió en el primer condenado a la pena capital este año de los 3.199 que aún esperan su turno.

En diez estados de los Estados Unidos, incluyendo Virginia, los presos pueden escoger entre ser ejecutados con la inyección letal o en la silla eléctrica. Robert Gleason tenía claro que su destino era morir “achicharrado” en la silla eléctrica, pues la inyección letal es muy dolorosa.

Hasta el momento en ese país la pena de muerte ha sido suprimida en cinco estados: Connecticut, Illinois, Nuevo México, Nueva Jersey y Nueva York. Sin embargo, el balance general sigue siendo la defensa de esta práctica: 33 estados la mantienen frente a 17 que no.