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EL INFELIZ

Con 17 años, insuficiencia renal y pocos amigos, Arnold sonríe en "Blanco y negro", pero no en la intimidad.

19 de mayo de 1986

El pequeño Arnold, el niño moreno interpretado por el actor Gary Coleman, protagonista de la serie de televisión que se sigue pasando en Colombia "Blanco y negro" e ídolo de millones de niños en esta parte del mundo, ese pequeño, no es tan feliz como aparece con su padre y su hermana blancos y su hermano también moreno.
La verdad es que el actor tiene 17 años en la vida real pero mantiene una estatura de un metro con veinte centímetros, se gana un millón doscientos mil dolares por temporada pero desde los cinco años sufre una insuficiencia en los riñones que ha servido para frenar su crecimiento, sin que los médicos hayan podido encontrarle remedio tanto para la poca estatura como para los fuertes dolores que debe soportar.
Después de siete años continuos de este programa familiar que en inglés se llama Diff'rent Strokes, la cadena NBC decidió sorpresivamente cancelarlo en mayo último, a sólo seis meses de un trasplante de riñones ordenado por los médicos para reducir más riesgos de infecciones renales. Esa decisión de la cadena, preocupada por la audiencia que iba reduciendose paulatinamente actuó como un verdadero golpe sobre el pequeño Arnold y tuvó que guardar cama durante varios días, deprimido y con salvajes dolores en los riñones.
Sin embargo, para este año la ABC compró los derechos de la serie y decidió seguir presentando en el mismo escenario y con los mismos personajes la historia agridulce de esos dos muchachos de color que han sido adoptados por un viudo millonario que vivía en un apartamento con su hija y una criada ya entrada en años. El exito de la serie en Latinoamerica tiene que ver con la chispa, el enorme sentido del humor y la independencia que exhibe ese niño gordito y un poco contrahecho para quien su padre adoptivo es todo un héroe y su hermano, un obstáculo para sus sueños y picardías.
La reanudación de la serie ha sido considerada como un santo remedio para la tristeza y los problemas físicos y síquicos del pequeño. Sus padres (el trabajaba en Chicago y ella se desempeñaba como enfermera), dejaron todo cuanto estaban haciendo para vivir con el en Los Angeles mientras el agente, Vic Perillo, quien maneja a Gary desde los siete años de edad, piensa que esta nueva temporada puede restituir a la serie la aureola de éxito y alegría que se había ganado entre los televidentes.
Sin embargo, en medio de tantas expectativas y esperanzas, los amigos cercanos de Coleman afirman que el joven o el niño, para mantener la imagen de la pantalla, no es feliz, anda angustiado porque sabe que si la cadena cancela este programa, se puede quedar sin trabajo: ¿quién necesita a un chico enano y negro que hace chistes todo el tiempo?
Quienes han vencido su aislamiento cuentan como Coleman vive con su familia en una gigantesca mansión en las afueras de Los Angeles, en una habitación descomunal llena de toda clase de juguetes y entretenimientos electrónicos.
Le preguntan ¿por qué tiene esa habitación tan grande? y responde: "Lo que pasa es que no tengo relación con Los Angeles ni con su gente ni con el cine, por eso necesito este cuarto descomunal y todos estos juguetes, necesito estár solo, estoy decepcionado del mundo del cine.
¿Por qué se sintió decepciónado con el cine, con Los Angeles y con Hollywood?
"Porque todos hablan de un solo tema: dinero, dinero, dinero, dinero".
Luego de recibir clases con profesores privados, fue enviado a un colegio con otros muchachos normales. Sin embargo dice que no se encuentra a gusto, que no se ha topado con nadie a quien llamar amigo. "Cuando ellos hablan de su infancia, yo tengo que conformarme con hablar de mi trabajo. Es absurdo. Los amigos que hago, pronto se desaniman por mi fama, sienten celos, y si una chica se interesa por mí, me siento prevenido por que pienso que lo hace por mi dinero. A veces la depresión es tan grande que me digo: bueno, esto se acabó, no más series, podre esconderme del mundo, no tengo amigos que perder, nunca me casare, nunca tendre niños, que más espero de la vida. Quizás por eso me encierro con mis juguetes para que la depresión no aumente".
¿Qué se siente cuando se es tan pequeño? El dice: "Me siento como si fuera media persona. La otra mitad, se que me sigue en la oscuridad, cuidandome, se llama Arnold y es la mitad de mi persona que la gente realmente ama, quiere, busca, no me quieren a mí como soy".
Las relaciónes con los productores y guionistas no han sido fáciles: "Ellos se olvidan que uno es humano, que no es un adulto. Creen que los niños se la pasan haciendo chistes en la casa y por eso el personaje a veces es muy tonto. Creo que si tuviera menos chistes el programa ganaría mucho. Cuando me queje, cuando les hice comprender que algo anda mal, entonces aceptaron aumentarme la edad en el programa y de 13 he pasado a 15, con eso ya me podre afeitar y tener citas con chicas, pero es una victoria tonta".
Para Hollywood no es un secreto que, ahora, Gary Coleman entiende que ha sido explotado, usado, manipulado y que ya se canso, esta asqueado de tener que trabajar tan duro, de haberse convertido en el único "niño" que tiene su propia compañía aunque sean las grandes cadenas quienes decidan su destino. A los únicos a quienes expone su miedo, es a los padres. Por eso han tendido un cerco, para que la prensa y sus millones de fanáticos no se enteren.