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El juicio de Peter Pan

Con el mundo entero a la expectativa, comienza el pro contra Michael Jackson, acusado de abusar sexualmente de un menor.

6 de febrero de 2005

Exactamente 10 años después de que O.J. Simpson acaparara la atención d medios más importantes del mundo por cuenta de los asesinatos de su ex esposa y un amigo de ésta, un nuevo proceso viene a reclamar el título de 'juicio del siglo'. El desafortunado implicado en esta ocasión es el cantante Michael Jackson, que luego de ser conocido como el 'Rey del Pop' o 'el artista más vendedor', podría convertirse, por decisión del jurado, en el pederasta más famoso del mundo.

El circo comenzó la semana pasada en Santa María, una pequeña ciudad de California próxima a Neverland, el mítico rancho de Jackson bautizado en honor de su héroe Peter Pan, donde supuestamente el cantante abusó de un niño de 13 años a principios de 2003. Los primeros en llegar fueron los periodistas de todo el mundo, especialmente los de las grandes cadenas de televisión, quienes no tuvieron reparo en pagar hasta 2.500 dólares al día por conseguir un espacio privilegiado para captar con sus cámaras las apariciones de Jackson a la entrada y salida del tribunal. Como el juicio no será transmitido por televisión, más de 1.00 0 reporteros se disputan los 160 cupos disponibles en la sala con otros cientos de ciudadanos que quieren ejercer su derecho constitucional a observar el juicio en vivo y en directo.

Entre los fieles que también asisten día tras día al Palacio de Justicia de Santa María están, por supuesto, los fans de Jackson. El cantante sigue contando con millones de seguidores en todo el mundo, y algunos de ellos no han dudado en dejarlo todo para apoyar a su ídolo en este momento amargo. Para contenerlos y evitar que se enfrenten con los inevitables detractores del acusado, la ciudad tuvo que gastar 18.000 dólares en barricadas y quintuplicar la fuerza policial en los alrededores de la corte.

Al contrario del año pasado, cuando cada aparición de Michael en la corte era un show de baile y de muecas y saludos para su público, esta vez el cantante se ha mostrado más prudente y ha limitado sus declaraciones a su página de Internet, donde en un video pide a todo el mundo que mantenga una mente abierta y le dé la oportunidad de defenderse en la corte. "Merezco un juicio justo como cualquier ciudadano norteamericano. Seré absuelto y reivindicado cuando la verdad sea dicha", concluye Michael en su declaración.

Aunque nadie se atreve a pronosticar el resultado de un juicio que tomará aproximadamente seis meses, lo cierto es que el futuro de Jackson se ve, por decir lo menos, sombrío. El cantante se enfrenta a 10 cargos por abusar sexualmente de un menor de 14 años a quien los medios han identificado como el niño que apareció al lado de Michael en un documental realizado en 2003 por un periodista británico. De ser encontrado culpable podría enfrentar una condena de hasta 20 años de prisión.

Como si la situación de Michael no fuera ya lo suficientemente crítica, en los últimos meses varios medios han publicado apartes de la declaración del menor que acusa al cantante, revelando detalles sórdidos de los supuestos abusos y poniendo a Michael, aún más, en la picota pública.

Según lo que se ha filtrado, el cantante le habría mostrado a su joven acusador, hoy de 15 años, revistas y páginas de Internet de contenido pornográfico para excitarlo. Además le habría dado vodka, tequila y vino camuflados en latas de gaseosa. En una de estas ocasiones, una vez el licor había hecho efecto, Michael habría masturbado a su víctima diciéndole que era algo natural y que los niños debían hacerlo o de lo contrario se enloquecían. El hermano menor del acusador declaró haber visto cómo el cantante tocaba las partes íntimas de su hermano mientras éste dormía.

Además de las declaraciones de los dos menores, los medios también filtraron la lista de objetos que las autoridades tomaron como evidencia cuando registraron la casa del cantante en noviembre de 2003. En ella se mencionan revistas pornográficas que aparecieron en una maleta que el menor describió y que le dijo a la policía dónde encontrar. En una de las publicaciones, las autoridades hallaron las huellas del acusador y del acusado. Otra de las evidencias es un par de pantaloncillos marca Hanes de talla pequeña, iguales a los que el niño describió diciendo que en una ocasión Michael se los había quitado para darle otros nuevos.

Pero los testimonios de la víctima y su familia no son los únicos que preocupan a la defensa del cantante. En los últimos días se ha rumorado que Debbie Rowe, ex esposa de Jackson y madre de sus dos hijos mayores, estaría en la lista de testigos de la fiscalía. El problema es que Rowe no está en muy buenos términos con el cantante desde que éste se negó a seguirle pagando la pensión anual que se había comprometido a darle en su acuerdo de divorcio y que alcanza el millón de dólares. Además le prohibió volver a ver a sus hijos, por lo que Rowe está buscando que se le otorgue la patria potestad de los niños. Esta situación hace prever que su testimonio acabe de hundir al artista.

Por ahora el proceso legal está en su primera etapa, la escogencia del jurado, y se prevé que el juicio en sí no comience hasta principios de marzo. Mientras tanto el juez Rodney Melville ya ha dejado claras las reglas del juego. Por una parte prohibió la presencia de cámaras dentro de la corte, tal como se acostumbra en casos de violencia sexual. Pero también decidió que la sala no se cerrará el día en que la víctima suba al estrado, como lo había solicitado la fiscalía, por lo que el niño no sólo deberá enfrentarse a su supuesto abusador sino también a una multitud de personas que no conoce.

Jackson tendrá su oportunidad de defenderse, tal como lo pidió, pero pocos piensan que pueda borrar la impresión negativa que el público tiene desde hace 12 años, cuando ante una acusación similar el cantante optó por arreglar el problema fuera de la corte y pagarle a la supuesta víctima más de 20 millones de dólares. El problema es que en esta oportunidad no hay dinero que valga.