Home

Gente

Artículo

EL LIBRO MALDITO

Al cumplirse 12 años de la muerte de la princesa Grace de Mónaco, aparece una biografía que la pinta como una alcohólica que buscaba la compañía de hombres jóvenes.

10 de octubre de 1994

PARA EL MUNDO ella fue la princesa que vivió el cuento de hadas. Por eso el día de su muerte, ocurrida el 14 de septiembre de 1982, el mundo entero la lloró. Se trataba de la trágica desaparición de una mujer que encarnaba el sueño femenino. Ahora, 12 años después, aparece una nueva biografía -titulada "Grace"- que echa por tierra todo lo que ella representó. Según el escritor Robert Lacey, Grace Kelly nunca fue feliz en su matrimonio y, al momento de morir, bebía descontroladamente, comía desaforadamente y, ávida de halagos, buscaba la compañía de hombres jóvenes.

No es la primera vez que un biógrafo intenta convencer al mundo de la infelicidad de Grace de Mónaco, pero Lacey es el primero en mancillar despiadadamente su recuerdo. El autor cuenta que en sus últimos años, Grace sufría mucho por su gordura y que, en su cincuentena, sentía absoluta necesidad de experimentar la admiración masculina de sus años en Hollywood. Abrumada por el aburrimiento y la soledad, Grace recibía en el palacio o acudía a furtivos encuentros con cuatro hombres jóvenes, a quienes agobiaba con llamadas y perfumadas cartas de amor: un director de cine, un actor, un hombre de negocios y el dueño de un restaurante. Aunque la mayor parte del libro se refiere a sus últimos años, Lacey también hace un recuento de los "tórridos romances" que se han rumorado de la actriz con todos sus compañeros de reparto: Clark Gable, Cary Grant, James Stewart y Bing Crosby.

Además de describir como 'tormentosa' su relación con el príncipe Rainiero, Lacey señala que Grace vivía en permanente batalla con sus 'rebeldes' hijas. Y que alguna vez manifestó respecto de la relación de Carolina con Phillipe Junot: "¿Cómo puedo impedir que tenga un 'affaire' con un hombre casado, cuando yo tuve amores con hombres casados todo el tiempo?", Y señala que el accidente que le costó la vida, a los 52 años, fue originado por una acalorada discusión con Estefanía, quien entonces tenía 17 años, y quería irse a vivir con su novio Paul Belmondo.

Semejantes revelaciones han causado escándalo entre los monegascos, para quienes Grace, más que princesa, fue la más amante de las esposas, la más dedicada de las madres, la más intachable de las soberanas. Pero según el autor, el disipado comportamiento de Grace fue producto del aburrimiento que le producía vivir en una jaula de oro, con un marido déspota e indiferente. Y cuenta que alguna vez que la princesa Diana de Inglaterra le confesó sus problemas matrimoniales, Grace le replicó: "No te preocupes querida, será peor".