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Su Santidad el Dalai Lama estará en Colombia del 10 al 12 de mayo. Dictará conferencias sobre la meditación, la unión de religión y ciencia, y la paz interior y exterior

religión

El monje feliz

Cientos de seguidores del Dalai Lama, uno de los líderes espirituales más famosos del mundo, esperan su primera visita a Colombia.

29 de abril de 2006

Hace un par de años, en una ciudad de Estados Unidos, se encontraban reunidos en una gran catedral líderes religiosos de muchas creencias. Había un obispo católico, un imán, un importante rabino y un chamán indígena norteamericano, entre otros. También se encontraba el Dalai Lama, como representante del budismo. Todos debían dar una pequeña charla en la que explicaran el significado de la paz dentro de su fe. Cuando el chamán, quien tenía el pelo cogido en una trenza muy larga, se paró para acercarse al micrófono, el Dalai Lama decidió espontáneamente jalar la trenza. El chamán se volteo asombrado, a ver cuál de los serios representantes había hecho esto y se encontró con un dedo apuntándole y a un hombre en túnica roja y amarilla riendo a carcajadas. La reacción de todos fue reír con él. "Su santidad es especial por eso, a pesar de su inmensa sabiduría, no ha perdido la inocencia infantil", dijo a SEMANA el lama Chuck Standford, quien fue testigo de la ocurrencia de uno de los líderes espirituales más importantes del mundo.

En Occidente es conocido simplemente como su santidad el Dalai Lama. Pero la tradición budista tibetana le dio el nombre Jetsun Jamphel Ngawang Lobsang Yeshe Tenzin Gyatso, que significa Santísimo Señor, Gentil Gloria, Compasivo, Defensor de la fe, Océano de Conocimiento. Sus seguidores se refieren a él como Yeshe Norbu (joya que cumple los deseos) o simplemente como Kundun (la presencia). Tenzin Gyatzo, el quinto hijo de una familia campesina del noreste del Tíbet, fue confirmado como la reencarnación número 14 del bodhisattva de la compasión a los 2 años de edad. Esto lo convirtió en guardián de la fe y líder político de su país. Un bodhisattva es un ser iluminado que decide no ir al Nirvana y seguir como un hombre en la Tierra, para ser un guía y ayudar a otros a lograr la iluminación. Mas cuando se le pregunta a él si es un ser iluminado, responde que tan solo es un simple monje.

Un monje que se despierta a las 3 de la mañana para meditar por un par de horas y que durante el día se ocupa conversando con jefes de Estado y líderes religiosos, dictando conferencias o escribiendo libros. Luego, en la noche, cuando se retira de nuevo a sus aposentos, disfruta de los placeres simples de la vida, como ver programas de animales salvajes por televisión.

Pero la misión del Dalai Lama desde hace 47 años ha sido, además de llevar el mensaje de compasión y tolerancia en el que se basa la filosofía del budismo al mundo, también la de buscar apoyo internacional para lograr liberar el Tíbet de la ocupación china. Y por su lucha, que evita el uso de la violencia, ganó el premio Nobel de Paz en 1989.

En 1949, el Tíbet fue invadido por las tropas de la República Popular China, y aunque él siguió en su país durante 10 años más, tratando de negociar la paz con Mao Zedong, no logró llegar a ningún acuerdo y finalmente decidió huir de su vivienda en Lhasa, acompañado por cientos de miles de monjes y civiles. Desde entonces se estableció el Gobierno Tibetano en el Exilio en Dharamsala, India, gracias a lo cual su filosofía religiosa y cultura han logrado sobrevivir a pesar de la ocupación.

Aunque en el Tíbet se permite seguir rituales y creencias de su rama particular del budismo, el hecho de tener una foto del Dalai Lama es un delito castigado con cárcel. Y los esfuerzos del gobierno chino por acabar con el poder de su santidad, a quien consideran un peligroso separatista, dentro de la comunidad han llegado al punto de secuestrar en 1995 a la décimo primera reencarnación del Panchen Lama (segundo maestro más importante dentro del budismo tibetano) de tan solo 6 años de edad y posesionar a otro niño en su lugar. El rol del Panchen Lama es bastante importante en el momento de reconocer a la nueva reencarnación del Dalai Lama y viceversa. Y los chinos buscan así acabar con una tradición de cientos de años y dificultar el reconocimiento de la reencarnación de importantes maestros en un futuro.

Aunque el budismo tibetano nunca buscó darse a conocer ni adoctrinar personas ajenas a su territorio durante toda su historia, ha sido en gran medida a causa del exilio del Dalai Lama que esta filosofía ha logrado conquistar cada vez más adeptos en Occidente. "En Occidente todo se busca por fuera, la felicidad, el éxito, todo. En cambio la filosofía budista mira hacia adentro. No se separa el sujeto del objeto", dijo a SEMANA Mauricio Roa, director del centro de meditación Yamantaka.

Su santidad también ha recibido bastantes críticas por el supuesto apoyo económico y bélico que recibió de la CIA estadounidense durante los años 60 para combatir la ocupación china. Otros le reprochan su falta de contundencia a la hora de condenar la guerra en Irak, y por aun mantener fuertes vínculos con Estados Unidos. Sobre todo teniendo en cuenta que el budismo "evita la violencia, el hacer daño a los demás y, ante todo, el asesinato", como explicó a SEMANA el monje Geshe Sopa. También ha recibido críticas por buscar la liberación del Tíbet pintando las épocas prechinas como un paraíso en la tierra, mientras olvida las difíciles condiciones de esclavismo y feudalismo que imperaban entonces. Pero no se debe olvidar que él ayudó a implementar la democracia dentro del Gobierno Tibetano en Exilio. Ha asegurado además que si vuelve a su país una vez liberado, sólo sería un líder espiritual sin injerencia política.

Lo que no tiene duda es que siempre se ha distinguido como un fuerte promotor de los derechos humanos y su mensaje ha sido claramente el de la compasión, el amor y ante todo la búsqueda de la verdad y el entendimiento. Seguramente así llegará a Bogotá, con su permanente sonrisa, porque, según él:"La gente es muy seria todo el tiempo".