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EL NUEVO LOOK

Los asesores le crean a Gaviria una nueva imagen y los colombianos se rebelan.

6 de agosto de 1990


El presidente Gaviria nunca ha tenido fama de ser un hombre muy bien vestido. Tal vez por esto, en su debut en el escenario internacional con los grandes del mundo, como la señora Thatcher, François Mitterrand y el rey Juan Carlos, sus asesores decidieron pulir un poco la imagen presidencial, que presumiblemente iba a ser tratada como nuestro principal producto de exportación. Se rumora que ante la silueta menuda del nuevo mandatario, algunos de sus allegados consideraron que su presencia física debería corresponder más al fuerte carácter que ha demostrado a lo largo de su carrera.

El Presidente se vestía como cualquier político de provincia, con trajes de combate, sin grandes pretensiones y sin detenerse mucho en las sutilezas de la elegancia como la combinación de colores, diseños, gramaje de paños, etc. Como la mayoría de nuestros hombres de Estado, Gaviria siempre había considerado que la sustancia es más importante que el estilo. De ahí que con frecuencia detalles como la corbata y la camisa o las medias y el color del paño parecían estar practicando el esquema gobierno-oposición. Todo esto fue inmortalizado en una famosa foto donde el entonces ministro de Gobierno, desde el ángulo traicionero de una cámara de fotografía, mostraba un hueco en la suela de su zapato como para poema del "Tuerto" López.

Pero a pesar de todo, su presencia descomplicada y espontánea les gustaba a sus compatriotas y el contraste entre la simplicidad de su apariencia y la solidez de su personalidad fueron, sin duda, un ingrediente importante de la ecuación triunfante en las pasadas elecciones. Tal vez lo único que tocaba cambiarle a César Gaviria era el largo de las medias, invariablemente demasiado cortas, que al cruzar la pierna siempre dejaban entrever un trozo de piel presidencial, mucho más grave que el hueco en la suela.

Lamentablemente, sus asesores de imagen decidieron ir más allá. La Unidad Investigativa de SEMANA ha podido establecer que la estrategia adoptada antes del viaje consistió en desechar las corbatas made in Colombia , empacar las importadas y comprar el resto del ajuar en el exterior. El objetivo a corto plazo era modernizar al Presidente y darle un poco más de volumen a su figura. Para esto se escogió un finísimo modelo italiano, que se ciñe fielmente a lo que desde comienzos de este año es el último grito de la moda masculina europea: un vestido cruzado de corte amplio.

El resultado parece haber sido contraproducente. Los colombianos que vieron en televisión al Presidente electo estrenando look, al lado del rey de España, la Dama de Hierro y la "fuerza tranquila" de Mitterrand, pedían a gritos que les devolvieran el producto original: el que habían elegido hacía dos meses. El nuevo parecía con vestido prestado y no faltaron las malas lenguas que pensaron que se lo había facilitado el ex presidente Turbay. La corpulencia era tal, que la única explicación lógica para ese súbito cambio de volumen era la de que le habían confeccionado un saco holgado para llevar con más comodidad el chaleco antibalas, del cual presumiblemente quería liberarse durante su viaje de descanso. Por todo esto, más y más colombianos empiezan a pedir en privado que saquen a los asesores y le devuelvan esa responsabilidad a Ana Milena, que era la que vestía al Gaviria de antes.--

SEMANA consultó con expertos en moda masculina, quienes señalaron los puntos flacos del nuevo look del presidente electo:

Corbata:

Nudo "corazón" pasado de moda. Ahora se usa el Windsor, menos triangular y más alargado.

Hombros:

Demasiado anchos, aptos para una figura acuerpada y no delgada como la del Presidente electo.

Solapas:

Modelo "Dumbo", se anuncia como el último grito de los noventa. Demasiado lanzado para un jefe de Estado.

Botones:
Seis son demasiado. El vestido cruzado clásico debe llevar cuatro.

Mangas:
Demasiado largas o la camisa demasiado corta. Según los cánones de la elegancia, el borde siempre debe sobresalir.

Espalda
La amplitud del diseño con hombreras pronunciadas acorta el cuello, lo cual hace ver al Presidente un tanto jorobado.

Ancho del saco:

Dos tallas por encima de lo requerido dan la impresión de que fuera prestado .

Pantalón:

Excesivamente ancho, va en contravía con la estatura del futuro Presidente.

Bota:

Cinco centímetros demasiado larga. Es tal vez lo más grave de todo el atuendo pues da el campanazo sobre los errores que van pierna arriba.

Zapatos:
Modelo "padre García Herreros", más adecuados para sotana que para vestido italiano.