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El ocaso del rey

Con el anuncio de que Michael Jackson está al borde de la quiebra se hace evidente que los años dorados de la estrella del 'pop' son cosa del pasado.

9 de junio de 2003

El futuro de Michael Jackson es tan negro como lo fue en los 70 el color de su piel. Como si el autoproclamado 'Rey del pop' no tuviera suficientes problemas (las ventas de sus discos son cada vez menores, la piel se le cae a pedazos por el exceso de cirugías y tratamientos y su reputación nunca ha logrado sobreponerse a las acusaciones de pedofilia de hace 10 años) ahora resulta que está al borde de la bancarrota.

Una demanda interpuesta por la firma Union Finance and Investment de Corea del Sur, su ex asesora financiera y que irá a juicio el próximo 18 de junio, afirma que el cantante, que según la revista Forbes llegó a ganar 50 millones de dólares anuales en sus mejores tiempos, ha agotado su fortuna. La empresa asesora afirma que desde que asumió el control del dinero de Jackson, en 1998, la situación era crítica y que el ritmo de gastos del artista ha creado "una bomba de tiempo financiera a punto de explotar en cualquier momento". Pero lo que para cualquier mortal es un problema grave para Jackson es prácticamente el fin. Sin su dinero el eterno niño, quien siempre se ha sentido identificado con Peter Pan, deberá enfrentar la vida real y, muy seguramente, los problemas que hasta ahora había logrado evadir.

El declive de Michael Jackson ha sido lento pero constante. Aunque la fama y la fortuna lo han acompañado desde su más tierna infancia, su vida siempre ha estado marcada por la anormalidad. Al igual que muchos otros artistas que conocieron el estrellato siendo niños, Jackson es incapaz de reconocer sus errores y, por el contrario, atribuye todos sus problemas a los demás: su padre, la industria discográfica, los medios de comunicación.

Tal vez la muestra más visible de su ocaso es su cambio físico. Basta con comparar una foto suya de la época de los Jackson Five con una actual para comprobarlo: el niño negro que enternecía y maravillaba a todos se convirtió en un remedo de blanco que provoca una mezcla de lástima, aversión e incredulidad. Y lo peor es que él insiste en negarlo, escudándose en enfermedades y otras circunstancias. De hecho, en el famoso documental Living with Michael Jackson, que el periodista británico Martin Bashir hizo para la televisión, Michael dijo haberse practicado sólo dos cirugías plásticas en su vida, ambas en la nariz y con el propósito de respirar mejor y poder cantar notas más altas. Pero la verdad es tan obvia que ni siquiera con maquillaje puede ocultar la prótesis que reemplaza la punta de su nariz, perdida después de incontables intentos por borrar sus rasgos negros. Según la revista Vanity Fair, un cirujano plástico afirmó que "Jackson se había hecho por lo menos 50 operaciones en su cara".

Pero si físicamente el estado de Michael es deplorable, su vida personal es blanco de críticas aún más enconadas. En 1993, cuando fue demandado por abusar sexualmente de un niño de 13 años, el cantante logró frenar el escándalo al llegar a un acuerdo extrajudicial con la familia de éste, mediante el pago de una suma no revelada que se calcula entre 20 y 40 millones de dólares. Aunque con este dinero Jackson compró el silencio de la víctima y de su familia, en muchas personas siempre quedó la duda sobre su inocencia. Y esta duda resurgió hace unos meses con el documental de Bashir, en el que el cantante aseguró que ha compartido su cama con varios niños. "Lo más amoroso que alguien puede hacer es compartir su cama", aseguró Michael al explicar su comportamiento.

En el mismo documental el mundo pudo conocer a los tres hijos del cantante, a pesar de que éste insistió en mantener sus rostros escondidos tras máscaras de animales y pañoletas. Aunque los tres niños aparentan ser blancos Michael aseguró que él es su padre biológico, sin embargo no fue muy claro al explicar dónde están sus madres. Se sabe que los dos primeros, Prince Michael, de 5 años, y Paris, de 4, son hijos de Debbie Rowe, la primera esposa del cantante, quien recibió 10 millones de dólares como parte del acuerdo de divorcio. Rowe vive lejos de sus hijos, lo cual Michael justifica diciendo que los niños fueron su "regalo" para él. La identidad de la madre del tercero, Prince Michael II, de sólo meses de edad y a quien su padre llama 'Blanket' (frazada), sigue siendo desconocida. Lo cierto es que los niños viven rodeados de niñeras y no se les permite salir a la calle con el rostro descubierto. El extraño estilo de Michael para criar a sus hijos mostrado en el documental hizo que la abogada californiana Gloria Allred, quien en 1993 representó al niño del que supuestamente el cantante abusó, pidiera al Departamento de Servicios Sociales una investigación exhaustiva para determinar la idoneidad de Jackson como padre.

En cuanto a su carrera, Michael lleva años sin conocer el éxito monumental de sus comienzos. Después de su álbum Thriller de 1982, el segundo más vendido en la historia de Estados Unidos, los trabajos musicales de Jackson han tenido cada vez menos acogida, lo que lo ha llevado a la desesperación. La situación llegó al extremo cuando en julio del año pasado Michael la emprendió contra el entonces presidente de Sony Music, Tommy Mottola, acusándolo de no darle suficiente despliegue a su nuevo disco por motivos racistas. En un patético intento por congraciarse con la comunidad negra Jackson presentó una foto de Mottola vestido de diablo y se declaró su víctima "por ser negro".

Las actuaciones de Michael han logrado que se ponga en tela de juicio su salud mental, pero sus detractores insisten en que el artista es plenamente consciente de todo lo que hace. "Michael no cree que la mala publicidad sea mala, él piensa que más es más. Simplemente no quiere ser olvidado", dice un ex publicista suyo citado por Vanity Fair. Y ese es precisamente su drama: ya no suena por su música o su talento sino por sus decadentes maromas para aferrarse a un reino que hace mucho tiempo perdió.