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Jandali nació en Siria y se trasladó a Estados Unidos en 1952. Por esa época se enamoró de Joanne Schieble, quien quedó embarazada de Steve Jobs.

FAMILIA

El papá de Steve Jobs

Más de cincuenta años después de que el fundador de Apple fue dado en adopción, apareció su padre biológico. Esta es la historia de Abdulfattah 'John' Jandali, un inmigrante sirio que falló en su intento de contactar a su hijo.

15 de octubre de 2011

A pesar de ser uno de los hombres más influyentes del mundo, Steve Jobs siempre se las arregló para mantener su vida privada alejada de la prensa. Rara vez daba entrevistas y nadie sabe a ciencia cierta cómo son sus hijos, pues en los medios no circulan imágenes de ellos. Mantuvo un perfil tan bajo que, de hecho, en una encuesta realizada por la organización Pew Research Center, solo el 41 por ciento de los estadounidenses lo identificaban como el creador de Apple.

Como es natural, su muerte, el 5 de octubre, ha aumentado las especulaciones sobre su pasado. Aparte de las excentricidades que ya son casi leyenda, como su fama de jefe exigente o su costumbre de estacionar su Mercedes-Benz en espacios reservados para minusválidos, solo ahora empiezan a aparecer detalles de su familia biológica. Steve fue dado en adopción cuando nació y desde entonces perdió contacto con sus padres, Joanne Carole Schieble y Abdulfattah 'John' Jandali. Hace unos años, contrató a un detective privado para que diera con el paradero de su mamá y su hermana, Mona Simpson, pero jamás se preocupó por el de su papá.

El diario The Wall Street Journal decidió ir a buscarlo y lo encontró en un casino de Reno, Nevada, donde trabaja como gerente. Era imposible no reconocerlo, pues guarda un impresionante parecido con Jobs. Hijo de una familia terrateniente, Jandali nació en 1931 en Homs, la tercera ciudad más grande de Siria. Cuando cumplió 21 años, se trasladó a Estados Unidos a cursar un doctorado en Ciencia Política en la Universidad de Wisconsin, en Madison. Allí, conoció a Joanne, una estudiante de origen alemán con la que tenía planes de casarse.

Sin embargo, el papá de ella nunca aprobó su relación. Por eso, cuando quedó embarazada la obligó a dar al niño en adopción para evitar un escándalo. Jandali asegura que ella nunca le contó y simplemente desapareció. La joven escapó a San Francisco, donde conoció a Paul y Clara Jobs, una pareja de armenios de clase media que no habían podido tener hijos. Aceptó entregarles su bebé, y aunque ninguno de los dos tenía un título profesional, le prometieron que lo matricularían en una universidad.

Paul, un operario de máquinas que ni siquiera se había graduado del colegio, le inculcó su fascinación por los objetos electrónicos; mientras que Clara, una contadora que no alcanzó a obtener el diploma, le enseñó a leer desde muy pequeño. Pese a las dificultades económicas de la época, Steve creció en un hogar estable en Mountain View, una ciudad cercana a Palo Alto, California. Empezó a estudiar en la universidad privada de Reed College, pero no duró mucho porque la matrícula era muy cara y todavía trataba de descubrir su vocación.

Entre tanto, Joanne regresó a Madison y, poco después, murió su padre. Eso le dejó el camino libre para casarse con Jandali, quien la animó a empezar una vida nueva en Siria. Su objetivo era trabajar como diplomático, pero las cosas no resultaron según lo planeado. Consiguió empleo en una refinería de petróleos y Joanne se devolvió a Estados Unidos, donde tuvo a Mona. Jandali regresó meses más tarde para dictar clase en diferentes universidades del país, lo que le impedía pasar tiempo con su familia. La pareja finalmente se divorció en 1960 y a partir de ese momento él perdió contacto con su hija.

Solo se reencontraron cuando Mona ya era una exitosa escritora y Jandali, un administrador de restaurantes. Ahora son buenos amigos y se ven un par de veces al año. Ella reconoce que el fantasma del padre que la abandonó la marcó por siempre y, de hecho, en 1993 publicó The Lost Father, una novela sobre una estudiante de Medicina que busca a su progenitor.

Pese a que ya han pasado más de cincuenta años, Jandali aún vive con remordimientos e insiste en que de haber tenido una segunda oportunidad, seguramente habría hecho las cosas distintas. Recuerda que cuando descubrió que su hijo era Steve Jobs, en 2005, todos los días veía en YouTube sus célebres presentaciones de los productos Apple. Para esa época, al genio de la tecnología le acababan de diagnosticar cáncer de páncreas, por lo que Jandali tomó la iniciativa de escribirle por correo electrónico. "No sé por qué lo hice. Supongo que fue porque me sentía mal por su salud -confesó a The Wall Street Journal-. Él tenía su vida, yo tenía la mía, y no estábamos en contacto. Si hubiéramos hablado, no sé qué le habría dicho".

Aún así siguió insistiendo. Le enviaba mensajes cortos con un "Feliz cumpleaños" o "Espero que te mejores pronto", que Steve apenas respondía con un simple "Gracias". Jandali sostiene que recibió el último correo seis semanas antes de su muerte. Cuando Jobs anunció su retiro de la compañía, en agosto pasado, el sirio dio entrevistas a varios medios británicos tal vez con la esperanza de que este aceptara verlo para tomarse un café "antes de que fuera demasiado tarde". Sin embargo, los esfuerzos resultaron en vano y Jobs nunca le dio el chance de conocerse, como sí lo hizo con su madre biológica y su hermana.

Steve mencionó a Joanne en el famoso discurso que pronunció en la Universidad de Stanford, en junio de 2005, y, según varios allegados, solía invitarla a las reuniones familiares. También se volvió íntimo de Mona, a quien describía como una de sus "mejores amigas". Ella llegó a conocerlo tan bien que escribió el único libro que da una idea de su verdadera personalidad bajo el título de A Regular Guy, en 1997. Por culpa de esta novela, que cuenta la historia de un empresario de Silicon Valley llamado Tom Owens, Mona y Steve tuvieron una dura pelea, pues aunque parecía ficción, era evidente que estaba basada en la vida de él.

La obra narra la batalla legal que Jobs enfrentó durante varios años por negar a su hija mayor, Lisa Brennan. Llegó incluso a juramentar en un documento ante la Corte que era imposible que fuera su padre porque era infértil. No pudo sostener la mentira por mucho tiempo y, al final, aceptó que Lisa había sido fruto de su relación con Chris-Ann, su novia del bachillerato. Además, la teoría quedó desvirtuada cuando Steve se casó con Laurene Powell en 1991, con quien tuvo tres hijos: Reed, de 20 años; Erin, de 16, y Eve, de 13.

Jandali no conoce a ninguno de sus nietos y hoy lleva una vida normal en Reno. Se enteró de la muerte de Jobs porque un desconocido lo llamó a ofrecerle condolencias minutos después de que la noticia estalló en los medios. Aunque sabe que la historia pudo haber sido otra, intenta no atormentarse. Luego de firmar los papeles de divorcio con su primera esposa, se casó de nuevo, enviudó y volvió al altar en 2006. De Mona conserva sobre su escritorio un portarretratos con una foto que descargó de internet. Y de Steve tiene todas sus creaciones: un portátil Mac, un iPad y un iPhone 4.