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El regreso del 'Chacal'

Antes de Osama Bin Laden, el terrorista más buscado del mundo era el venezolano Ilich Ramírez Sánchez. Su vida inspiró una nueva película que ya genera controversia.

15 de mayo de 2010

Ni siquiera los 16 años que Ilich Ramírez Sánchez lleva tras las rejas en Francia han acabado con su leyenda. Es cierto que hace mucho el terrorista venezolano dejó de ser el enemigo público número uno que fue en las décadas de los 70 y 80. También es cierto que podría causar risa o lástima verlo lucir un abrigo de cachemir en una cárcel de máxima seguridad, como si el preso de 60 años pretendiera ser el playboy del pasado. Pero siempre que el personaje parece caer en el olvido, un nuevo libro, un documental o hasta una frase del presidente Hugo Chávez que lo describe como "un luchador revolucionario", revive el mito.

Es que los misterios en torno a esa vida llena de contradicciones no se agotan: se llama Ilich, porque su papá admiraba a Vladímir Ilich Lenin, el líder de los soviets. De hecho sus hermanos son Lenin y Vladimir. Se convirtió en Carlos, según algunos biógrafos porque así lo habría bautizado su católica mamá a escondidas y según otros porque su mentor en el Frente Popular para la Liberación Palestina (Fplp) quiso darle un nombre hispano. Y se hizo mundialmente famoso como 'el Chacal', un apodo que detesta, así como que lo llamen terrorista o mercenario. Tuvo tantas identidades como pasaportes falsos (unos 100) y se debate acerca de si trabajó para la soviética KGB o la norteamericana CIA, o ninguna de esas agencias de espionaje. En su juicio se mencionaron más de 80 muertes, él mismo aseguró que habían sido 1.500, pero fue condenado por dos. Profesa el comunismo y el islamismo aunque, como dijo a SEMANA el periodista británico Colin Smith, autor del libro Carlos: retrato de un terrorista, "le gustaba su ideología tanto como la buena vida, las mujeres, el trago y las drogas. No quería estar en la sombra sino que hablaran de él, hacer un 'show' mediático".

Ahora, pese a que una nueva cinta de más de cinco horas sobre su vida cumple ese cometido, Ilich Ramírez está furioso. Dice que Carlos, dirigida por el francés Olivier Assayas, que se estrena en Cannes, "daña su imagen". Su representante y esposa Isabelle Coutant-Peyre, una prestante penalista a quien sedujo en prisión, exigió que les mostraran la película antes de su lanzamiento y trató de que la vetaran por "manipular los hechos".

'El Chacal', o su historia, también sedujeron a Juanita Acosta, una de las protagonistas del filme. La actriz interpreta a una abogada colombiana radi-cada en Londres, quien compartía la ideología de Ramírez, se volvió su confidente, le conseguía refugios y documentos, y fue un año a la cárcel por ayudarlo. "Era quien le hablaba de frente, la que le decía sin miedo que estaba en contra de su lucha armada, que era un burgués egocéntrico disfrazado de terrorista", cuenta. Su personaje está inspirado en Nydia Tobón, quien escribió el libro Carlos, ¿terrorista o revolucionario, pero la producción pensó en cambiarle el nombre para evitar problemas legales.

Assayas ha dicho que en la escena clave, ocurrida el 27 junio de 1975, Ramírez Sánchez mata a dos agentes franceses. Fue entonces cuando los organismos internacionales de inteligencia salieron a cazarlo por el mundo entero, y surgió su leyenda. Había nacido en Caracas, en una familia tan acomodada que en 1966 él, su madre y sus hermanos se radicaron en Londres para que los muchachos se formaran en la capital británica. Y gracias a una beca del Partido Comunista venezolano terminó en la Universidad Patricio Lumumba, de Moscú. Quienes lo conocieron como estudiante dicen que era más bien vago y que lo único que le interesaba era vestirse bien y conquistar mujeres. Sin embargo en esos años conoció a varios palestinos y decidió viajar a un campo de entrenamiento en Jordania con combatientes del Fplp, donde fue testigo de los trágicos acontecimientos del 'Septiembre negro', cuando las fuerzas jordanas expulsaron a las milicias palestinas.

También había sido el hombre clave del frente en Londres, donde aprovechaba las reuniones sociales de su mamá para hacer una lista conformada por judíos prestantes con el fin de extorsionarlos o asesinarlos. Su primer encargo en 1973 fue eliminar a un empresario, vicepresidente de la Federación Sionista Británica, quien milagrosamente sobrevivió de un disparo en la cara. Luego de varios operativos fallidos puso bombas en tres periódicos franceses pro israelíes y para presionar la liberación de uno de sus compañeros lanzó una granada a un restaurante parisiense, atentado en el que murieron dos personas y otras 30 resultaron heridas.

Nadie sabía quién había perpetrado esos crímenes hasta aquel día de 1975. Uno de los miembros de su organización, el libanés Michel Moukharbal, había sido capturado por la policía de Beirut e interrogado por la inteligencia francesa hasta que dio detalles de 'Carlos'. Dos agentes visitaron un apartamento que era muy frecuentado por el venezolano y lo encontraron en plena fiesta con unos amigos latinos. Con su estilo mundano les ofreció una copa, pero otro oficial apareció con Moukharbal. Sintiéndose acorralado, Carlos les disparó al traidor y a los tres agentes, uno de los cuales se salvó.

Meses después irrumpió a disparos en una cumbre de la Organización de los Países Exportadores de Petróleo en Viena en la que se encontraban varios ministros. Su misión era secuestrarlos y cobrar el rescate, salvo a los de Arabia Saudita y de Irán, que debían morir por no estar alineados con el movimiento palestino. El terrorista exigió a las autoridades leer un comunicado sobre su causa cada dos horas por radio y televisión, y un avión para escapar. Con los rehenes sobrevolaron varios países de Oriente Medio hasta que el gobierno de Argelia les ofreció protección a Carlos y los suyos. Se especula que se embolsilló entre 20 y 50 millones de dólares que el gobierno saudí le habría dado para no matar a los dos ministros sentenciados. También cuentan que detrás del secuestro pudo estar el libio Muammar Gaddafi y hasta el iraquí Saddam Hussein.

El Fplp no vio con buenos ojos que 'el Chacal' no cumpliera la orden de matar a los ministros y encima se hubiera llevado el protagonismo ante los reporteros y hasta firmado autógrafos. Expulsado del grupo, decidió crear su propia pandilla, la Organización para la Lucha Armada Árabe, integrada por rebeldes de varios países, que ofrecía sus 'servicios terroristas' al mejor postor.

En 1984 su amante, la alemana Magdalena Kopp, fue arrestada, y para forzar su liberación 'el Chacal' orquestó una serie de atentados en Francia. "Me siento culpable. Se suponía que lo hacía por mí pero en realidad buscaba mostrarse al mundo", contó ella a esta revista cuando publicó su libro Los años de terror.

Aunque luego de su liberación se casaron y tuvieron una hija, Carlos decidió cambiarla por una jovencita jordana de 23 años, y sin haberse divorciado de su primera mujer, se casó en una ceremonia musulmana, religión que permite la poligamia.

Con cada uno de sus actos, los países que alguna vez lo protegieron empezaron a verlo como un problema. Solo Sudán le abrió las puertas aunque su gobierno empezó a ser tentado por Francia que, según la leyenda, llegó a ofrecer perdonarle la deuda externa si revelaba el paradero del terrorista. En 1994 'el Chacal' se sometió a una operación al parecer para remediar un problema de infertilidad. Cuando apenas se recuperaba, guardias sudaneses lo sorprendieron mientras dormía, le inyectaron un tranquilizante, lo amarraron y lo embarcaron en un avión rumbo a Francia.

Pese a que tres años después fue condenado a cadena perpe- tua, Carlos no se arrepiente. "Yo no digo que nunca haya pecado. Pero en la lucha revolucionaria, no", dijo al periódico El País, de Madrid. "Uno es mujeriego, le gusta beber caña, ron y buen vino y como musulmán, no debería hacerlo. De hecho ya no lo hago porque estoy preso".