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El regreso de la 'madame'

Nicole Kidman interpretará a Heidi Fleiss, la más famosa proxeneta de Hollywood, quien estuvo presa por proporcionarles mujeres a las celebridades.

15 de septiembre de 2003

En la decada de los 90 Heidi Fleiss saltó a la fama. Ella se había convertido en la madame más cotizada de Beverly Hills por manejar una red de selectas prostitutas que ofrecían sus exclusivos servicios a la crema y nata del mundo del cine. Por éstos cada cliente podía pagar alrededor de 3.000 dólares, llegó a tener cerca de 100 chicas y en una sola noche podía obtener más de 97.000 dólares. Se dice que en una agenda guardaba celosamente los nombres, teléfonos y preferencias sexuales de sus clientes, que bien podía parecer la lista de invitados a la ceremonia de los premios Oscar. Por ello es lógico que esta mujer hubiera hecho temblar a Hollywood en 1997 cuando fue condenada a tres años de prisión, acusada de proxenetismo, evasión de impuestos, lavado de dinero y posesión de drogas, pues muchos temían que la madame revelara sus secretos de alcoba. Nunca lo hizo.

Pero recientemente Heidi, a sus 37 años, volvió a hacerlos sudar frío. Acaba de publicar bajo su propia editorial, One Hour Entertainment, una autobiografía titulada Pandering (Proxenetismo), que aunque no es la lista negra que muchos esperaban sí es una radiografía del negocio de la prostitución. "Decidí escribirla porque la gente tiene mucha curiosidad acerca de mi vida y sentí que este era el momento. Antes no lo hice a pesar de que años atrás me ofrecieron tres millones de dólares", contó en entrevista a SEMANA. Y como si estas páginas fueran poco, su vida será llevada a la pantalla grande en Pay the girl, una película de la Paramount Pictures. "El trato era o que estuviera dirigida por Oliver Stone o protagonizada por Nicole Kidman", afirmó. Y se llevará a cabo la última condición.

No es casualidad que la vida de Heidi Fleiss despierte tanto interés. Ella no es la típica mujer que dice que ingresó a la prostitución por necesidad: "Es como cuando tu mamá te dice que no comas galletas porque después no almorzarás bien, pero lo haces porque la tentación está ahí", explicó. A pesar de ser hija de un prestigioso pediatra y de una profesora, educada en un colegio católico, licenciada en bienes raíces, tuvo su primer cliente a los 22 años. Su madre asegura que lo hizo por malas compañías, y tal vez tenga algo de razón. Cuando Heidi tenía 19 años fue novia de Bernard Cornfeld, un multimillonario de 57 años que la llevó a pasear por el mundo. De esta manera aumentó su ambición y conoció a muchos de sus futuros clientes. Luego tuvo una relación con Ivan Nagy, un director de cine porno, quien la presentó a madame Alex, una filipina cuyas prostitutas eran reconocidas por su distinción. Se ha llegado a decir incluso que Nagy le vendió a Heidi por 500 dólares. "Mi primer cliente fue un tipo muy apuesto: de haberlo conocido en un bar me habría acostado con él gratis", dijo a la revista Legal Affairs. Pero tuvo la suerte de recibir 3.000 dólares.

Sin embargo su fuerte no estaba en la cama sino en los negocios. Y empezó a establecer contactos telefónicos mientras estudiaba curaduría artística, carrera que abandonó por su ocupación. Su red fue creciendo a tal punto que sus chicas viajaban a St. Tropez, a Londres, a donde fueran requeridas. En 1991 decidió comprarle a Michael Douglas un rancho por 1,5 millones de dólares simplemente para albergar a sus chicas, pues no se trataba de un burdel. "Todo se hacía por teléfono".

Precisamente una llamada fue el señuelo de las autoridades para arrestarla. Un oficial de la policía se hizo pasar por un poderoso empresario de Honolulú que solicitaba los servicios de sus chicas para un grupo de visitantes japoneses. "Mil quinientos dólares cada uno, satisfacción garantizada", "discreción asegurada", "chicas con clase", "nada de sexo en grupo" y "exigencia de condones", fueron las condiciones grabadas por la policía.

Heidi nunca reveló quiénes eran sus clientes. "Nunca lo haré, ese no es mi trabajo. Para eso estaría en un periódico sensacionalista", dijo a esta revista. El único nombre que menciona es el del actor Charlie Sheen, pues no es un secreto que era su cliente. "Las chicas lo querían porque siempre pagaba sus cuentas y estaba bien equipado", contó. El fue llamado al juicio y testificó haber gastado 50.000 dólares en prostitutas.

"Las leyes son escritas por hombres para proteger a los hombres. Basta ver cómo le fue a Charlie Sheen y cómo me fue a mí. Mientras yo estaba presa él tenía un programa en horario triple A, dice, y continúa: Habría que legalizar la prostitución como en Australia". Opiniones como esta le valieron ser elegida recientemente la embajadora internacional del burdel australiano Daily Planet, el primero que cotiza en la bolsa y cuyas acciones suben cada día.

Heidi lo perdió todo pero su olfato para los negocios la ha llevado a abrirse nuevos caminos: una editorial, su línea de ropa, con la que piensa inaugurar una boutique, y un programa radial, Sex advice with Heidi Fleiss, que ya es un éxito. Sin duda también lo será su película: "Haré de Nicole Kidman la mejor 'madame' del mundo. después de mí, por supuesto".